Navegación gratuita mediante la aceptación de cookies
Esto implicará el uso de su información de navegación con un fin publicitario y de personalización de contenidos. Accederá de forma gratuita a todo el contenido, salvo el exclusivo para suscriptores, de este sitio web mediante la aceptación de cookies y tecnologías similares de seguimiento.
Esa publicidad es esencial para que podamos seguir ofreciendo contenido de calidad, servicios eficaces a los usuarios y una mejora en la experiencia de uso.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
- Almacenamiento y acceso a la información, - Compartir datos y perfiles para análisis y publicidad personalizada de los anunciantes para nuestras campañas publicitarias, - Compartir datos y perfiles para análisis y publicidad personalizada de los anunciantes y agencias publicitarias en internet, - Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos - Publicidad y contenido personalizados, - Medición de publicidad y contenido, - Investigación de audiencia y desarrollo de servicios
Puede retirar su consentimiento o consultar más información acerca de sus preferencias en nuestra Política de Cookies en este sitio web.
Con su acuerdo, nosotros y nuestros socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales como su visita en este sitio web.
Puede retirar su consentimiento o consultar más información acerca de sus preferencias en nuestra Política de Cookies en este sitio web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
- Almacenamiento y acceso a la información, - Uso de datos limitados para seleccionar anuncios básicos, - Crear perfiles para publicidad personalizada, - Utilizar perfiles para seleccionar la publicidad personalizada, - Crear un perfil para personalizar el contenido, - Uso de perfiles para la selección de contenido personalizado, - Medir el rendimiento de la publicidad, - Medir el rendimiento del contenido, - Comprender al público a través de estadísticas o a través de la combinación de datos procedentes de diferentes fuentes, - Desarrollo y mejora de los servicios, - Compartir datos y perfiles para análisis y publicidad personalizada de los anunciantes para nuestras campañas publicitarias, - Analizar activamente las características del dispositivo para su identificación, - Compartir datos y perfiles para análisis y publicidad personalizada de los anunciantes y agencias publicitarias en internet, - Uso de datos limitados con el objetivo de seleccionar el contenido, - Utilizar datos de localización geográfica precisa.
Suscribirme y rechazar
Esta modalidad le permitirá, entre otros servicios, lectura ilimitada de El País en web y App, acceder a newsletters con contenidos exclusivos, a experiencias culturales únicas y comentar noticias.
Si decide suscribirse, y en virtud de las preferencias que otorgue, podrá, por ejemplo, navegar por nuestro sitio web sin que nosotros, o terceros, podamos realizar un seguimiento sobre usted o sin que podamos mostrarle publicidad y contenidos personalizados.
Podrá configurar sus preferencias de privacidad en cualquier momento una vez haya finalizado su proceso de suscripción.
Puede encontrar más información sobre las modalidades de suscripción en el siguiente enlace.
Cuando uno sobrevuela por primera vez un atolón coralino piensa: “¡Ahí no aterriza un avión!”.
Eso al menos es lo que imaginé yo, entre sudores fríos, cuando mi avión se aproximaba al atolón de Ranguiroa, uno de los cientos de atolones perdidos en el Pacífico que forman la Polinesia Francesa; éste en concreto está en el archipiélago de las Tuamotu, que es como decir en el culo de...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Cuando uno sobrevuela por primera vez un atolón coralino piensa: “¡Ahí no aterriza un avión!”.
Eso al menos es lo que imaginé yo, entre sudores fríos, cuando mi avión se aproximaba al atolón de Ranguiroa, uno de los cientos de atolones perdidos en el Pacífico que forman la Polinesia Francesa; éste en concreto está en el archipiélago de las Tuamotu, que es como decir en el culo del mundo... acuático (entenderé que en este momento os vayáis a Google Maps para ver dónde diablos está Ranguiroa y las Tuamotu). Adjunto un mapa como ayuda.
Pero al final sí, el avión aterriza, apurando la frenada para no salirse de la exigua banda de arena, pero aterriza. Y tu te bajas extasiado en una isla que representa el epítome de la isla de los náufragos en los chistes de Forges.
Un atolón coralino es algo así como un flotador de arena y palmeras olvidado en medio del océano. Una estructura tan frágil que a nadie le extrañaría que una mala tempestad la engullera. Pero no la engullirá. Los atolones coralinos, uno de los caprichos geomorfológicos mas fascinantes del planeta, han tardado millones de años en formarse y costará otros millones hacerlos desaparecer.
Rangiroa no levanta más de dos metros sobre el nivel del mar y aunque tiene 200 kilómetros de perímetro, éste no es continuo: está fragmentados por canales y pasos de agua, como si cortáramos a pedazos un roscón de Reyes. Cada uno de esos pedazos es un motu. En el motu principal y más grande tiene 10 kilómetros de largo por 800 metros de ancho y ahí está el aeropuerto, las dos únicas aldeas (Avatoru y Tiputa), cada una con su iglesias, la única carretera asfaltada del atolón, un cementerio, una oficina de correos, dos bancos y media docena de tiendas de abarrotes.
Y poco más. En el resto de los 200 kilómetros, nada más: arena, cocoteros y arrecifes de coral. La pesadilla de Robison Crusoe.
En él pasé cinco maravillosos días, en una cabaña de troncos y palmas en la orilla de la laguna del atolón, viendo las aguas azul turquesa sin necesidad de levantarme del camastro a través de las ventanas sin cristal de la cabaña, descalzo y en bañador todo el día, partiendo cocos y comiendo pescado.
¿Existe mejor forma de desconectar?
En sitios como Rangiroa, uno vuelve a creer en el mito del buen salvaje.
Capital:Avatoru.Idioma:Francés yreko pa’umotu.Superficie:1.640 km2.Cómo llegar:hay que ir a Papeete, la capital de Tahití, y desde allí un vuelo (una hora) con Air Tahití.Más información: www.tahiti-tourisme.es
Comentarios
¡Mola esa isla! aunque me pregunto de qué vive la gente en un sitio así.
Este post me ha traído recuerdos impresionantes, ya que Rangiroa es un lugar especial, pero me ha extrañado que te quedaras en la cabaña y no hicieras submarinismo o snorkel en el paso de Avatoru (una de las mejores experiencias de mi vida), ni fueras a ver los delfines al de Tiputa, o visitaras la laguna azul, y tantas cosas alucinantes que tiene ese maravilloso lugar.
Paco, ayer sólo quiería irme 1000km al norte de Oslo y hoy solo quiero irme a la Polinesia Francesa... gracias, creo (pq muero de la envidia yo que sigo aún sin coger vacaciones), por estos viajes... lo más cercano a eso que he estado ha sido en Maldivas, hace ya 6 años... Entonces no buceaba y no pude apreciar la maravilla de los océanos... sin embargo ver los atolones y los arrecifes de coral me dejaron impresionada por entonces.
Vaya maravilla de islas y magnifica clase para que los chavales (y no tan chavales)de hoy en día aprendamos un poquito mas!!!Saludos Paco!
Menos mal que yo hablo "reko pa’umotu", y me podría comunicar, que si no.....
[Me acuerdo yo de ese viaje que te pegaste, 'so joío'].
Hola, chaláo o resaláo (que no es lo mismo).
@Bebe, produciendo tus propios alimentos y teniendo agua potable, no hace falta un iphone para poder vivir.No obstante, este tipo de islas suelen alquilarse o incluso venderse...además de que evidentemente reciben turistas
y de bichos que pican, o te corretean por encima ¿qué tal? porque de eso nunca se habla :-)))) . me preocupa eso, porque los atraigo y la naturaleza es muy bonita e inocente cuando se disfruta desde el sofá.