Pedro Marín (Creand WM): “La tecnología no acabará con los banqueros privados, somos artesanos financieros”

Marín cree que la industria de gestión de patrimonios y el regulador deben buscar un equilibrio para proteger a los clientes “sin estrangular el negocio”

Pedro Marín, banquero privado de Creand Wealth Management, en la sede de la entidad en Madrid.Pablo Monge

La entrevista con Pedro Marín (Logroño, 1975) tuvo lugar a finales del pasado mes de julio. En ese momento, las Bolsas, sobre todo las estadounidenses, estaban en máximos históricos. Sin embargo, este banquero privado de Creand Wealth Managment, con 26 años de experiencia, hacía un llamamiento a la prudencia porque veía posibilidades de caídas en los mercados. “Las valoraciones son excesivas, sobre todo en sectores como el de la tecnología. Si ha eso le añadimos que la senda a seguir por la política monetaria a...

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La entrevista con Pedro Marín (Logroño, 1975) tuvo lugar a finales del pasado mes de julio. En ese momento, las Bolsas, sobre todo las estadounidenses, estaban en máximos históricos. Sin embargo, este banquero privado de Creand Wealth Managment, con 26 años de experiencia, hacía un llamamiento a la prudencia porque veía posibilidades de caídas en los mercados. “Las valoraciones son excesivas, sobre todo en sectores como el de la tecnología. Si ha eso le añadimos que la senda a seguir por la política monetaria aún no está clara, creemos que puede venir una corrección”, explicaba en la sede de la entidad andorrana.

Pregunta. Ese llamamiento a la prudencia, ¿cómo se materializa en una estrategia de inversión?

Respuesta. Volviendo al análisis fundamental, es decir, estudiando el endeudamiento de las compañías, su capacidad de generar beneficios recurrentes y vigilando los múltiplos a los que cotizan, es decir, que las valoraciones tengan sentido. También empezamos a ver valor en la renta fija e incluso, con los niveles actuales de los tipos de interés, en los depósitos.

P. La geopolítica tiene cada vez más impacto. ¿Es posible cubrirse ante estos eventos?

R. Es posible. Una de las alternativas es comprar oro. Es un activo finito y su precio lleva meses subiendo. Otra posibilidad es tener exposición a las empresas no cotizadas mediante los fondos de capital riesgo. Eso sí, debe de ser un tipo de private equiy. Somos artesanos financieros que cuidan al cliente. Lo último de lo que tiene que preocuparse es de sus inversiones financieras.

P. Además del capital riesgo, ¿recomiendan otros activos alternativos como infraestructuras, deuda privada o inmobiliario?

R. Por su puesto. Una de las claves en la confección de una estrategia de inversión es la diversificación, que no hay que confundir con atomización. El capital riesgo, por su naturaleza es ilíquido y por eso es importante combinarlo con activos de mayor liquidez. Pero en una cartera cabe todo, caben las infraestructuras —aunque veo ciertos riesgos en este mercado en estos momentos— y caben las opciones inmobiliarias.

P. Cuando llega un nuevo cliente, qué le preguntan: ¿Cuánto quiere ganar? ¿O cuánto está dispuesto a perder?

R. Las dos cosas. Lo fundamental es saber qué esperan ellos de nosotros, en qué les podemos ayudar. También es importante saber qué grado de tranquilidad quieren tener respecto al patrimonio que nos delegan y qué nivel de implicación prefieren tener, si buscan solo un asesoramiento o si prefieren una gestión discrecional de su cartera. En nuestra opinión, la mejor forma de optimizar la inversión es mediante productos vehiculizados [fondos de inversión], porque la selección directa de valores es cada vez más difícil.

P. El mundo vive la mayor transmisión de riqueza de la historia. Muchos padres están legando el patrimonio familiar a sus hijos. ¿Notan diferencias generacionales a la hora de invertir?

R. Las nuevas generaciones tienen un mayor apetito por el riesgo, cada vez hay más espacio para la renta variable en sus estrategias.

P. ¿Eso significa que están más abiertos a los criptoactivos?

R. Por su puesto. De hecho, nosotros fuimos la primera gestora que constituyó un fondo de inversión de activos digitales. No podemos olvidarnos de ellos, han venido para quedarse.

P. ¿Y ese relevo generacional entre los altos patrimonios también se nota en una mayor preferencia de inversión teniendo en cuenta criterios medioambientales, sociales o de gobernanza?

R. Es una tendencia clara, pero aún no está al 100% en el ADN de los clientes. Evidentemente, depende de los casos, porque algunos inversores sí que tienen muy presentes estos criterios.

P. La tecnología ha provocado una desintermediación en la banca comercial, la gente cada vez va menos a las oficinas. ¿Sucederá esto también en la banca privada?

R. No creo que la tecnología sustituya al banquero privado, hablamos de que somos sastres financieros, artesanos. En este negocio lo que desea el cliente es sobre todo atención, que le cojas el teléfono, que estés disponible en todo momento. Y luego, no olvidemos el componente personal, muchas veces quieren que les acompañes en decisiones no solo financieras, sino vitales, que les asesores en temas de ocio, culturales... En definitiva, les gusta que estés junto a ellos. Tenemos que potenciar esa faceta de artesanía en la banca privada. Hay que apostar por la inteligencia artificial, pero sin olvidar la inteligencia emocional.

P. ¿Cómo definiría a un gran banquero privado?

R. Lo más bonito para un profesional es que sus clientes ganen dinero, pero tiene que ser mediante una rentabilidad tranquila, que sus inversiones no le quiten ni un minuto de su sueño. Además, hay que querer a los clientes, tener un comportamiento ético. Y eso pasa por no venderles nada que no le venderías a tu madre.

P. En el sector eso no siempre ha sido así...

R. Es verdad que se cometieron malas prácticas, sobre todo hasta el año 2008. Esas situaciones han ido desapareciendo y ahora nos encontramos, sobre todo en Europa, con un exceso de regulación. Hemos pasado del blanco al negro. Tenemos que encontrar una sostenibilidad que permita que tanto la industria como el regulador convivan sin estrangular el negocio, pero siempre teniendo presente que lo más importante es el cliente.

P. Hablando de clientes, ¿están notando la llegada de ricos latinoamericanos. ¿Tienen objetivos similares a los de los españoles?

R. Basta con darse una vuelta por el Barrio de Salamanca [barrio de Madrid donde está la sede de Creand] para ver que es un colectivo creciente. Tienen una mayor tolerancia al riesgo que el cliente local. Además, las magnitudes que manejan son mucho mayores.

P. ¿Cómo de importante es la optimización fiscal en una estrategia de inversión para un alto patrimonio?

R. Es muy importante, pero no tiene que ser el motivo por el que se invierte. Es decir, yo no soy partidario de adquirir productos financieros que tengan ventajas exclusivamente fiscales. Primero tenemos que ir a la esencia, ver si este producto encaja con las necesidades del cliente.

P. Además de banquero privado, usted es profesor. Da clases en la Universidad Francisco Marroquín y en la Fundación de Estudios Financieros. ¿Es partidario de incluir la educación financiera en los planes de estudio?

R. Totalmente. Pero deben de ser conceptos básicos y con un componente más práctico que teórico.

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