Un verano tranquilo en los mercados financieros
A pesar de los vientos cambiantes, anticipamos un periodo apacible, de descanso y de asueto
En los últimos días se han animado los temores a las tormentas veraniegas tras conocerse la débil evolución de las encuestas de confianza en Estados Unidos. Además, las cifras de creación de empleo norteamericanas han empezado a moderarse y la tasa de paro alcanzó el 4,1%, el nivel más alto en tres años. ¿Será este un verano tranquilo?
Todo apunta a que los miedos son prematuros.
Por un lado, las distorsiones provocadas por la pandemia y la inflación han deteriorado la fiabilidad de las encuestas empresariales. Por ejemplo, el temor a una recesión el año pasado se basaba en parte a la debilidad en estos indicadores –principalmente del lado industrial–, que se revelaron incapaces de prever el gran verano americano de 2023.
En el lado del empleo, las cifras de creación de empleo actuales se sitúan en el rango de normalidad, por lo que parece infundado hablar de agotamiento en el mercado laboral, sin olvidar que seguimos atravesando el periodo de política monetaria restrictiva con mayor creación de empleo en los últimos 40 años –2,5 millones de nuevos puestos desde la última subida de tipos–.
Nuestro escenario apunta a que la economía estadounidense está convergiendo hacia su crecimiento potencial –entre el 1,5% y el 2%–, lo que nos llevará a un mercado laboral más normalizado y a una inflación controlada, cumpliendo el guión deseado por la Reserva Federal.
Al mismo tiempo, el mundo mira al ciclo americano desde diferentes momentos.
Por su parte, la eurozona va encaminada a una suave recuperación tras dejar atrás lo peor de la crisis energética. Las expectativas de los agentes económicos siguen apuntando a una mejora mientras que los datos reales ponen sobre la mesa que la recuperación no será lineal, ni explosiva. La castigada industria europea empieza a acostumbrarse a un nuevo entorno con unos costes energéticos permanentemente más elevados. En compensación, los servicios siguen atravesando un buen momento, con el turismo como uno de los ejemplos más llamativos –hasta mayo han llegado 33 millones de turistas internacionales a España, algo nunca visto–.
Finalmente, China logró compensar la moderación estadounidense en la primera parte del año, sorprendiendo con un crecimiento del 5,3% en el primer trimestre. El gigante asiático sigue inmerso en dejar atrás los efectos de la crisis inmobiliaria y con ello, eliminar la cronificación de la baja confianza del consumidor. Las cifras, más allá de la fortaleza exportadora e industrial de la economía, apuntan a que veremos más estímulos en la segunda mitad de año. Empezando, precisamente, la semana entrante con las medidas económica derivadas de la Tercera Sesión Plenaria del Partido Comunista, celebrada cada diez años.
Aunque desprovisto de la explosividad estadounidense del año pasado, entramos en un verano sin nubes negras a la vista para la economía global. Además, servirán de apoyo la suave brisa de recuperación europea y la estabilización en China. A pesar de los vientos cambiantes, anticipamos un periodo apacible, de descanso y de asueto.
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