Una decisión financiera de alcance planetario

A los actores de sobra conocidos que luchan contra el cambio climático se les suman los fondos de inversión, o mejor dicho, los ahorradores que invierten en las empresas que constituyen estas carteras dedicadas a solucionar el gran problema de Occidente de este siglo

Un pequeño ahorrador ha conseguido reunir 600 euros. Los tiene depositados en su cuenta corriente, sin obtener ningún rendimiento. Sabe que la inflación se sitúa en el 4%, lo que provoca una depreciación del dinero acumulado. Se pregunta cómo resarcir esa disminución real de su capital, pero no tiene un gran conocimiento financiero. Se informa, lee y descubre que existen fondos de inversión con los que obtener una rentabilidad y que invierten en sectores muy concretos. Uno de ellos está enfocado en el medio ambiente, la cuestión que más le preocupa.

Las empresas –grandes y pequeñas, consolidadas e incipientes– que reciben la financiación de estas carteras son compañías que se enfrentan al desafío climático en muchas vertientes: desarrollo de energías limpias, disminución de la huella de carbono, tratamiento de residuos, gestión del agua, electrificación, captura de CO₂... El ahorrador decide invertir en ese fondo en busca de un retorno económico y también para que su dinero contribuya a combatir el mayor problema al que se enfrenta Occidente en el siglo XXI. Sobre estas dos cuestiones trata el tercer vídeo de la serie De experto a experto. El responsable de estrategia de inversión en Banca Privada de BBVA Álvaro Manteca charla con el especialista en cambio climático Mario Picazo.

Los fondos de inversión temáticos enfocados en la lucha contra la crisis climática se dividen en tres categorías: aquellos que invierten en empresas de cualquier sector de la economía que se esfuerzan en reducir su huella de carbono (aquí entrarían grandes compañías como Iberdrola o Repsol). Un segundo grupo que destina capital a empresas dedicadas al tratamiento de residuos, gestión del agua o la economía circular, iniciativas que no solo causan menos daño sino que mejoran ciertos procesos. Y un último conglomerado, que se centra en soluciones verdes, como la energía solar, la eólica o el hidrógeno, o la electrificación, tanto la que afecta a los coches impulsados por batería como a la optimización del traslado de la energía limpia.

Fondos, y por tanto inversiones, que contribuyen a cumplir el objetivo de limitar a 1,5 grados el aumento de la temperatura de la Tierra respecto a niveles preindustriales. Picazo, preguntado por Manteca en el vídeo que encabeza esta pieza, mezcla la urgencia con el optimismo: “Vamos a un escenario muy complicado, pero tenemos capacidad para cambiar las cosas, para cambiar la dirección en la que vamos”.

El crecimiento de los fondos enfocados en la crisis climática

Luis González, que forma parte del departamento de Selección de Quality Funds del BBVA, asegura que la contratación de fondos de inversión enfocados en la lucha contra el cambio climático se ha acelerado en los dos últimos años: “Las categorías de cuidado del medio ambiente y de energías limpias ocupan la segunda y tercera posición, respectivamente, si se atiende al capital invertido en fondos temáticos en el último año y medio”. Y añade otro dato significativo: “La mitad de las inversiones destinadas al primer grupo se han realizado en estos últimos 18 meses a escala europea”.

A pesar del gran crecimiento experimentado, está lejos de ser suficiente. González recuerda que, según la Agencia Internacional de Energía, es necesario triplicar la inversión en energías limpias para cumplir el objetivo de los 1,5 grados. “La subida de temperatura no ha ocurrido paulatinamente sino de forma muy acelerada”, alerta Picazo. “Supone una gran cantidad de energía y cuanto más energía se le mete al planeta, más extremos van a ser los fenómenos medioambientales”, explica. “Existen ya daños irreversibles. Hay que apostar por la inversión en energías renovables”, secunda.

La gestora de activos inglesa Schroders acumula mucha experiencia en este campo. Lanzaron su primera estrategia de inversión en empresas responsables con el medio ambiente hace 14 años. Siguen un proceso riguroso para garantizar que las compañías que forman los fondos contribuyen a la lucha contra el cambio climático. Utilizan herramientas propias para conocer cómo afectará esta crisis planetaria a los ingresos, los márgenes, los costes de explotación, las valoraciones... a toda la cadena de valor. Les sirve para elegir empresas que se desenvuelven bien en este contexto y que en última instancia van a ofrecer una mejor rentabilidad.

Positivo pero no siempre rentable

Resulta tentador pensar que las inversiones en compañías que combaten el cambio climático tienen un retorno por lo acuciante del problema. Isabella Hervey-Bathurst, gestora de la cartera de cambio climático de Schroders, advierte: “Solo porque una empresa opere en un sector sostenible no quiere decir que sea una buena inversión”. Y añade: “Es fundamental contar con recursos y experiencia para identificar compañías menos conocidas pero con un papel clave en la lucha contra el cambio climático”.

Tan importante es que existan nuevas empresas que desarrollen energías limpias como que las contaminantes dejen de serlo. Hervey-Bathurst señala a la multinacional inglesa Bunzl, que fabrica vasos de café desechables, envases para comida, bolsas del supermercado; también material sanitario como guantes y mascarillas. “Han invertido mucho en tecnología, es rentable (independientemente del entorno económico) y ha aumentado sus dividendos cada año durante casi tres décadas”, afirma la gestora. “Bunzl está cerca de uno de los mayores problemas del mundo: la proliferación de plásticos en la naturaleza y el océano. Bunzl es parte del problema. Pero también de la solución”, añade Hervey-Bathurst. “Desde Schroders exigimos responsabilidades a Bunzl, trabajamos con ellos para fijar nuevos objetivos”, asegura. “Es lo que nuestros clientes esperan que hagamos con su dinero”, añade.

En todos los sectores la tecnología tiene un papel preponderante. A veces para mejorar soluciones existentes y otras para crear nuevas formas de combatir el problema. Una de ellas, que se aborda en la conversación en su versión extendida entre Picazo y Manteca, es la captura de CO₂ y su almacenamiento. González describe quiénes son las empresas que han puesto en marcha esta tecnología: “Muchas son petroleras o empresas de ingeniería que dan servicio a éstas”. Y explica su funcionamiento: “Se captura cerca de los pozos de gas o de las fábricas de cemento y se inyecta en pozos subterráneos, en muchos casos pozos de petróleo o de gas ya vacíos”. Este tipo de compañías pueden formar parte de los fondos. Algunos gestores puede que las excluyan por su relación con los combustibles fósiles. Como se detallaba anteriormente, existen diferentes categorías y criterios. Resulta fundamental que el ahorrador se informe en su banco a través de un gestor y evalúe la rentabilidad de los fondos y decida el destino de su capital.

Responsable con el medio ambiente y mucho más

Las inversiones ESG (por sus siglas en inglés, Environmental, Social and Governance, o sea, medio ambiente, aspectos sociales y gobernanza) tienen un impacto en tres categorías, una de ellas corresponde a la lucha contra el cambio climático. Luis González, que forma parte del departamento de Selección de Quality Funds del BBVA, explica con ejemplos las que no forman parte de esta denominación, una forma de dar a entender las que sí lo hacen: ​”​No es sostenible que se invierta en una empresa que fabrique paneles solares, pero que usa carbón para generar la electricidad necesaria para la fabricación de dichos paneles”. Y añade: “Tampoco es sostenible una empresa que discrimina por razón de género o raza a sus empleados o que emplea a menores en su cadena de producción”. Con respecto al tercer criterio, afirma “Que no haya casos de corrupción o que no existan las necesarias separaciones de poderes y funciones”.


Existen indicadores para evaluar el desempeño de las compañías en estas tres categorías. Y también los propios gestores realizan análisis profundos para determinar si una inversión merece ser incluida dentro de las ESG.

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