Tesla reduce su beneficio un 37% por la caída de márgenes en la venta de coches
El fabricante de vehículos eléctricos logró una facturación de 28.100 millones de dólares, un 12% más, pero se enfrenta a mayores costes
Tesla, la compañía fabricante de automóviles eléctricos fundada por el polémico magnate Elon Musk, registró un beneficio de 1.373 millones de dólares durante el tercer trimestre, el equivalente a 1.182 millones de euros, lo que representa un descenso del 36,8% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. La compañía ha achacado las menores ganancias a un aumento de los costes de comercialización de vehículos y los mayores costes por el giro que la empresa está dando hacia el negocio de la inteligencia artificial y la robótica.
“Nuestra escala y estructura de costes nos permitirán afrontar las cambiantes dinámicas del mercado global con mayor eficacia que nuestros competidores, ya que los avances en IA convierten nuestros productos en los más atractivos del mercado”, ha explicado Tesla.
Las acciones de la compañía han registrado una caída del 2% en las operaciones posteriores al cierre del mercado, según recoge Bloomberg. Lo cierto es que Tesla es una de esas compañías que valen más por lo que serán que por la realidad actual. Solo así se explica que una empresa que vende cerca de medio millón de coches al trimestre cuadruplique el valor de su primer competidor, Toyota, que entrega cerca de 2,5 millones de vehículos en el mismo periodo.
“Nuestro enfoque sigue siendo escalar nuestro negocio principal de hardware maximizando nuestras entregas e implementaciones, ya que estos productos aportarán un valor creciente a nuestros clientes con el tiempo a través de servicios impulsados por IA", ha precisado a través de una nota.
El grupo automovilístico ha informado, en una nota a sus inversores, que ha registrado unos ingresos de 28.095 millones de dólares (24.199 millones de euros), lo que representa un incremento del 11,6% respecto a los registrados durante el mismo periodo del año anterior.
El fabricante de vehículos eléctricos está sufriendo el giro del Gobierno de Donald Trump respecto a los coches eléctricos. Hace unos meses el presidente de Estados Unidos aparecía, en una insólita imagen, vendiendo las bondades de los coches Tesla en la Casa Blanca y ahora está enfrentado con Trump y reniega de los coches eléctricos. La compañía también está sufriendo las secuelas de la guerra arancelaria de Trump al ver cómo se encarecen algunos materiales esenciales para la fabricación de los coches, como los minerales y tierras raras exportados de China, entre otros.
Los resultados de Tesla empeoran las cifras de los analistas. Y eso que durante el trimestre logró entregar 497.000 vehículos entre julio y septiembre, un 7% más que en el mismo periodo del año anterior. La compañía sumaba dos trimestres de caídas en sus ventas, pero el fin de las ayudas fiscales en Estados Unidos para la adquisición de vehículos eléctricos han impulsado sus ventas. Los consumidores aceleraron las compras para aprovechar subsidios de hasta 7.500 dólares por hacerse con este tipo de coches.
“Creemos que nuestra escala y estructura de costes nos permitirán afrontar las cambiantes dinámicas del mercado global con mayor eficacia que nuestros competidores, ya que los avances en IA convierten nuestros productos en los más atractivos del mercado”, ha apuntado el fabricante en la nota a los inversores. Y ha agregado: “Nuestro enfoque sigue siendo escalar nuestro negocio principal de hardware maximizando nuestras entregas e implementaciones, ya que estos productos aportarán un valor creciente a nuestros clientes con el tiempo a través de servicios impulsados por IA".
Tesla busca dar un giro en su estrategia corporativa. Su filial de automoción ha sufrido por el rápido envejecimiento de su gama de coches eléctricos tras la fuerte competencia de los fabricantes chinos. Otras marcas también han acelerado la producción de vehículos propulsados por baterías, lo que ha aumentado la competencia en un sector tremendamente competitivo. La compañía considera que la venta de coches va a sufrir un cambio estructural y de ahí su apuesta por impulsar el negocio de inteligencia artificial para construir coches, robots y drones autónomos.
La compañía también ha sufrido la reacción de los consumidores por la participación de su consejero delegado, Elon Musk, en política. El empresario de origen sudafricano ha colaborado activamente en el Gobierno de Donald Trump. Entre enero y mayo, Musk fue el encargado de dirigir la oficina de recortes presupuestarios federales, conocida como DOGE, y que ha sido el artífice de miles de despidos y reducción de gasto público, lo que ha supuesto que los ciudadanos demócratas le den la espalda a sus empresas.
Desde que se inmiscuyó en política han surgido movimientos sociales en contra de Tesla y la red social X, compañía que también dirige, lo que ha afectado a su negocio. Sin embargo, los inversores no parecen opinar lo mismo, porque tras un arranque de año repleto de nubarrones, con caídas acumuladas de hasta el 30%, las acciones de Tesla ya se han revalorizado un 20% en lo que va de año.