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El precio del petróleo, a un paso del mínimo anual: la AIE prevé un superávit récord de crudo en 2026

La agencia prevé que la producción supere a la oferta en más de cuatro millones de barriles diarios

El petróleo Brent ha bajado este martes un 1,47% y cotiza en 62,39 dólares, muy cerca de los mínimos del año marcados en mayo, justo después del anuncio de Donald Trump de aranceles masivos. La retirada o la prórroga de casi todas estas barreras comerciales permitió al petróleo recuperar terreno y abonó la subida de las Bolsas, pero esta semana de nuevo el riesgo tarifario castiga al mercado energético. Las tensiones entre China y Estados Unidos están desatando las ventas, aceleradas también a medida que el mercado cotiza un exceso de oferta cada vez más estructural.

La Agencia Internacional de la Energía ha calculado este martes un superávit histórico en 2026, tanto por el aumento de bombeos de países de fuera de la versión ampliada de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP+) como por la contención de la demanda. La referencia estadounidense, el barril West Texas, baja también con fuerza y se cambia a 58 dólares, también cerca de mínimos del año.

Dentro de la sucesión de amenazas y represalias entre Pekín y Washington, desatadas con la aplicación por parte de China de controles a la exportación de minerales raros, este martes el secretario del Tesoro Scott Bessent ha declarado que la medida “es una señal de lo débil que es su economía, y quieren arrastrar a todos los demás con ellos”. “Si quieren frenar la economía mundial, serán ellos los más perjudicados”, ha agregado.

El telón de fondo, no obstante, es de fuerte descompensación entre el crudo que los productores ponen cada día en el mercado y el que se consume, incluso cuando un gran actor global (China) comprando a manos llenas para poder aumentar sus reservas estratégicas.

El pronóstico de la AIE apunta a un volumen excedentario aún mayor que el que contemplaba hasta ahora: serán cuatro millones los que sobrarán el año que viene, una cifra sin precedentes y casi un quinto mayor de lo que esperaba el mes pasado. En gran medida, por la firmeza con la que el cartel de la OPEP+ está restituyendo la producción recortada en años anteriores para tratar de reequilibrar el mercado. Aquella política de tijeretazos artificiales de oferta es historia.

Si ese volantazo reciente de los productores clásicos, liderados por Arabia Saudí y Rusia, no se nota más en la cotización ―el precio ha bajado, sí, pero mucho menos de lo que sugieren los fundamentales― es solo por el afán acaparador de China: el mayor importador de petróleo del planeta está absorbiendo del orden del 90% del excedente mundial para llenar sus propios depósitos. Por lo que pueda estar por venir. Sin embargo, ese empuje de Pekín tiene un límite físico: la propia cantidad de petróleo que el gigante asiático puede almacenar.

“En un contexto de menor crecimiento de la demanda y un rápido aumento de la oferta de crudo, los balances petroleros mundiales han registrado un superávit de 1,9 millones de barriles diarios desde principios de año”, subraya el brazo energético de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, el think tank de los países ricos), en su último informe mensual, publicado este martes. Anticipa, además, que a medida que los importantes volúmenes de crudo en el agua se trasladen a tierra firme hacia los principales centros petroleros: “Las reservas parecen listas para aumentar”.

La demanda mundial de petróleo aumentará en solo 700.000 barriles al día este año y el próximo, muy por debajo de las tendencias históricas. En parte, por la guerra arancelaria iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que está presionando claramente a la baja el crecimiento económico y, con él, también la demanda de carburantes.

Hay, sin embargo, otra fuerza poderosa llamada a cambiar por completo las tornas energéticas en los próximos años y décadas: la transición hacia la movilidad eléctrica, con el consumo de gasolina y diésel empezando ya a caer en los países con una mayor tasa de penetración de los coches impulsados por baterías. Y es solo el principio.

Del lado de la oferta, y al margen de la nueva orientación de la OPEP+, lo más reseñable es el brío con el que en el resto de productores mundiales están sumando más y más barriles al mercado. Los Brasil, Estados Unidos, Canadá, Guyana e incluso Argentina agregarán el año que viene 1,2 millones de barriles diarios, 200.000 más de lo anticipado. Incluso cuando la bajada de precios sacará del mercado a los ofertantes menos eficientes (sobre todo, los grandes de fracking y de las arenas bituminosas en América del Norte), la presión seguirá ahí.

Lo único que podría cambiar las tornas sería una salida en masa de petróleo ruso y sus derivados (sobre todo diésel) de los mercados internacionales. Bien por una nueva vuelta de tuerca sobre las sanciones occidentales, bien por los recurrentes ataques ucranios sobre sus refinerías. La incertidumbre geopolítica permanece, pero las cartas parecen marcadas.

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