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El FMI aconseja aumentar la inversión en infraestructuras y el gasto educativo para acelerar el crecimiento

El Fondo relaciona ambas medidas, controlando el consumo público, con evoluciones más abultadas del PIB y una menor desigualdad

Antes de que llueva hay que construir un buen tejado. Ese parece el mensaje lanzado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el último Monitor Fiscal, el documento que analiza los desafíos presupuestarios de los países, en el que propone aumentar la inversión en infraestructura y el gasto en educación para acelerar el crecimiento en un contexto de elevada incertidumbre. “Aumentar la inversión en infraestructuras en un 1% del PIB, manteniendo constante el gasto total mediante una reducción del consumo público, se asocia con incrementos del producto del 1,5% en las economías avanzadas y un 3,5% en las economías de mercados en desarrollo”, señala el documento publicado este lunes como aperitivo de su asamblea anual que celebrará la próxima semana.

El Fondo también subraya que “los beneficios a largo plazo de aumentar el gasto educativo son aún mayores”. Los economistas de la institución multilateral calculan que un incremento del presupuesto de un 1% en este capítulo para modernizar los sistemas educativos supondría una mejora del PIB del 3% en las economías avanzadas y del doble en los países emergentes. Ambas medidas, asegura el documento, contribuyen a reducir la desigualdad mucho más que el gasto en otras políticas sociales.

Los técnicos del organismo presidido por Kristalina Georgieva advierten de que los gobiernos deben tomar “medidas decisivas que fortalezcan el crecimiento económico” y racionalicen el gasto público. En su análisis recuerdan que en un contexto de débil crecimiento global, los países se han quedado prácticamente sin margen presupuestario por el aumento del gasto en defensa, el incremento de las partidas para hacer frente al envejecimiento de la población, como las pensiones y la sanidad; y los mayores gastos en intereses en pagar la deuda pública. Una deuda, que por cierto, ya está en niveles muy elevados y no parece haber tocado techo.

“El margen de reforma es considerable”, resaltan sin tapujos los expertos del Fondo. “En las últimas décadas, la inversión pública como proporción del gasto total ha disminuido, mientras que el gasto en educación pública se ha estancado”. Son dos de las palancas que proponen para acelerar el crecimiento en un momento de enorme incertidumbre geopolítica, por la guerra comercial desatada por Estados Unidos, y la guerra en Ucrania y los bombardeos en Gaza.

Pero, ¿dónde ajustar? La respuesta que ofrece el FMI resulta controvertida: “La reforma de los sistemas de pensiones y de salud, orientada a garantizar su sostenibilidad, puede crear espacio para dirigir recursos a áreas que impulsen el crecimiento”, apunta. “Alinear los salarios del sector público con las referencias del sector privado es esencial para gestionar con eficacia la masa salarial del sector público”, lanza.

Otra vía para ganar espacio en los presupuestos públicos es mejorar la eficiencia, según plantea el FMI. “Gastar de forma más inteligente es más que una táctica fiscal: es una estrategia de crecimiento”. Gastar de forma más eficiente amplifica estas ganancias a largo plazo. Mejorar la eficiencia de la inversión en 10 puntos porcentuales puede impulsar aún más el aumento de la producción en un 1,4 %. Cuanto más rápido cierren los países estas brechas, mayores y más rápidos serán los beneficios.

“Siguen existiendo brechas de eficiencia en el gasto público”, remarca el documento. Se refiere a la diferencia entre los resultados obtenidos con un determinado nivel de gasto y el que se podría haber obtenido con los mismos recursos si la política de gasto hubiera sido más eficiente. “Actualmente, se estiman en aproximadamente un 31% en las economías avanzadas, un 34% en los mercados emergentes y un 39% en los países en desarrollo de ingreso bajo”, señala. Es decir, que un país europeo como España podría aumentar un tercio el impacto de una determinada política pública si mejorase su eficiencia.

En España, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) lleva años proponiendo medidas para mejorar la eficiencia del gasto público con escaso éxito porque muchas de sus propuestas no han sido atendidas por el Gobierno.

Mejorar la eficiencia del gasto, insiste el Fondo, puede “ampliar considerablemente las ganancias” en el producto interior bruto (PIB). “Si se lograran eliminar las brechas de eficiencia, podría incrementarse en un 1,5% adicional en las economías avanzadas y entre un 2,5% y un 7,5% en los países en desarrollo. Cuanto más rápido se avancen esta dirección, mayores serán los beneficios”, indica el informe.

Mejorar la eficiencia del gasto

Pero, ¿cómo se mejora la eficiencia del gasto? Los técnicos del Fondo recomienda una receta que parece simple: fortalecimiento de las instituciones, reforzar la lucha contra la corrupción y mejorar la transparencia y la rendición de cuentas, mejorando los mecanismos de control del gasto público.

En el documento hay un par más de recetas que el Fondo plantea a los países para gastar mejor, que podrían aplicarse en España, que lleva dos años con las cuentas públicas prorrogadas sin que esté claro que las del próximo año vayan a ver la luz: “La mejora de los procedimientos presupuestarios es esencial en todos los países con el fin de optimizar la eficiencia del gasto”. Eso sí, las nuevas reglas fiscales europeas parecen ir en la buena dirección, según el Fondo, porque obligan a los países a presentar marcos presupuestarios plurianuales, que permiten a los Estados conectar eficazmente los planes estratégicos de inversiones y gasto con los presupuestos anuales.

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