El 45% de las empresas que invierte con fondos europeos no lo hubiera hecho sin ellos
Cuatro de cada diez compañías consideran la incertidumbre sobre la política económica como el elemento que más obstaculiza el inicio de nuevos proyectos
La inversión en España está de capa caída, sobre todo la privada, aún rezagada con respecto a los niveles prepandemia. Y eso que los fondos europeos están actuando como un propulsor para nuevos proyectos: el 45% de las empresas que ya tiene en marcha o que prevé embarcarse en actividades financiadas con dinero comunitario no hubiera invertido en ellas sin este apoyo adicional, según desglosa una encuesta elaborada por el Banco de España. Un tercio solo habría llevado a cabo una parte de los programas que subvencionará finalmente con los Next Generation, un maná millonario concedido a los socios de la UE para reactivar sus economías tras el mazazo de la covid-19. Solo el 24% de las sociedades entrevistadas habría ejecutado sus proyectos independientemente de los fondos europeos.
Estos son algunos de los resultados que extrapola el supervisor bancario a partir de una encuesta entre más de 6.500 compañías de distinto tamaño. Más de un quinto de la muestra ha declarado que ya ha pedido fondos europeos o que prevé hacerlo próximamente, y las inversiones digitales destacan como el principal destino de la financiación comunitaria para el 40% de las empresas solicitantes, en particular aquellas ligadas a los servicios turísticos. Le siguen los proyectos verdes (principal destino de la financiación europea para el 21,3% de los entrevistados) y la I+D+i (para el 16% de las sociedades).
Todo este ecosistema contribuye a un ligero optimismo de cara al futuro. Las empresas encuestadas aseguran que en los últimos 12 meses han invertido más que en el mismo periodo del año anterior, y que el próximo año seguirán ampliando sus proyectos, aunque a un ritmo más moderado. Los negocios relacionados con la industria y la energía son los que mejores expectativas tienen, seguidos por los servicios de no mercado, como la sanidad y la educación. La construcción, al contrario, apenas espera aumentar su inversión. Independientemente de la rama de actividad, son las sociedades más productivas las que pronostican un mayor crecimiento de su inversión a 12 meses vista, así como las que han solicitado ayuda comunitaria y aquellas de mayor tamaño.
En cuanto a los elementos que podrían frenar el avance de nuevos proyectos, hasta el 40% de las compañías encuestadas considera que la incertidumbre sobre la política económica es el mayor obstáculo para la inversión futura, una preocupación que acecha más a las medianas y pequeñas actividades. Alrededor de un tercio del total cree que el principal freno es la subcontratación de los procesos productivos y la regulación; cerca de un 20% percibe como impedimento la rentabilidad de los proyectos disponibles, las dificultades para acceder a la financiación o la disponibilidad de mano de obra.
Debilidad
Aunque la actividad avanza viento en popa pese a un contexto de ralentización generalizada, y España será la gran economía europea que más crecerá en 2025, la inversión no le sigue el ritmo. La debilidad es más marcada en el sector privado, que mucho tiene que ver con la mejora de la productividad, un talón de Aquiles tanto para la economía española como europea: la inversión privada en España se ha contraído del 12,6% del PIB que suponía en 2019 al 10,7% en 2024. El transporte es la rama que más se ha quedado rezagada. En el tercer trimestre del año pasado, su inversión estaba un 26,5% por debajo de las marcas registradas antes de la crisis sanitaria. También la categoría de otras construcciones registró resultados inferiores a los niveles prepandemia; por encima se situaron las inversiones en activos intangibles (un 15,7% más) y las de maquinaria excluido el material de transporte.
La inversión pública, en cambio, está experimentando un acelerón y mantiene el impulso de la economía. El año pasado supuso un 2,8% del PIB, cuando antes de la covid-19 representaba un 2,2%. “El gran dinamismo de este componente se debe, en parte, a las inversiones del sector público con motivo de la crisis sanitaria y al despliegue de los fondos del programa Next Generation EU)”, explica el Banco de España.