Penas mínimas de prisión para los 17 condenados por la millonaria estafa de Unetenet
La Audiencia Nacional impone un máximo de dos años de cárcel después de que los acusados pactasen con la Fiscalía, incluido los dos cabecillas
La Audiencia Nacional ha impuesto penas mínimas de cárcel a 17 acusados por la millonaria estafa piramidal urdida hace una década a través de la empresa Unetenet, detrás de la cual se encontraba una pareja (José Manuel Ramírez y María Pilar Otero) de Málaga. El tribunal ha considerado probado que, en mayor o menor grado, los 17 sentenciados participaron en la trama para atraer a miles de inversores con la promesa de que obtendrían pingües beneficios mediante la publicitación de los servicios ...
La Audiencia Nacional ha impuesto penas mínimas de cárcel a 17 acusados por la millonaria estafa piramidal urdida hace una década a través de la empresa Unetenet, detrás de la cual se encontraba una pareja (José Manuel Ramírez y María Pilar Otero) de Málaga. El tribunal ha considerado probado que, en mayor o menor grado, los 17 sentenciados participaron en la trama para atraer a miles de inversores con la promesa de que obtendrían pingües beneficios mediante la publicitación de los servicios de dicha compañía a través de la web; pero les aplica atenuantes por confesión y retrasos en la tramitación de la causa tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía. Otros cinco acusados, que no pactaron con el ministerio público, han sido absueltos.
Este timo dejó más de 50.000 víctimas por todo el mundo y reportó a sus autores unas ganancias cercanas a los 50 millones de dólares (46,3 millones de euros al cambio actual) tras desviar el dinero a través de una red de sociedades y cuentas radicadas en paraísos fiscales, según la sentencia, fechada este 8 de mayo y a la que tuvo acceso EL PAÍS.
Los magistrados imponen el castigo más alto a José Manuel Ramírez, de 49 años, considerado uno de los dos cabecillas de la trama. Para él, que en 2015 ya estuvo dos meses en prisión provisional por estos hechos, el tribunal decreta dos años de cárcel por delitos de pertenencia a grupo criminal, estafa y blanqueo; además de obligarle a pagar una multa de más de 6,5 millones de euros. La pena para los otros 16 condenados se queda en un año y medio de reclusión —incluida la de María del Pilar Otero, de 51 años, a la que se sitúa también en la cima de la red criminal—.
La investigación judicial sobre Unetenet arrancó en 2014, con la diana puesta en la “operativa comercial” que había desplegado el “entramado empresarial” de Union Business Online LTD. Ramírez había constituido en 2012 esta compañía en Kingstown, capital de San Vicente y las Granadinas; y la había convertido en matriz de otra sociedad (Union Business Online S. L.) que operaba desde Rincón de la Victoria (Málaga), controlada por él y su pareja. Según declara probado la sentencia, con esa red societaria como epicentro, rebautizada popularmente como Unetenet, la pareja puso en marcha una “masiva defraudación” para atraer inversores, a los que captaban con intensas campañas de promoción: actos en hoteles, vídeos, charlas formativas...
La trama buscaba “conseguir el máximo número de socios/víctimas”. A estos les convencían de que, previa contratación de una serie de “packs” —por los que debían pagar de 59,95 a 697 dólares—, podían acceder a su sistema y multiplicar su dinero mediante la publicitación de los servicios de Unetenet. Estos solo tenían una obligación: “Introducir una serie de anuncios en la red de la marca de la compañía”. “Y se les ofrecía, además, la posibilidad de hacer partícipes de este negocio a familiares y amigos para que puedan participar y aumentar así sus beneficios”, especifica el fallo judicial. Pero, realmente, detrás se escondía una estafa piramidal tradicional, ya que las aportaciones de los nuevos socios servían para cubrir los importes que se entregaban a los más antiguos.
Para más inri, en abril de 2014 (un mes antes de que colapsara la pirámide), la red criminal pasó a pagar los beneficios a los inversores mediante “una moneda virtual inventada”, denominada Unetecoin o Unete: “Siendo los clientes/víctimas los [que tenían que] vender la nueva moneda al precio que estimasen conveniente, debiendo ser ellos mismos los encargados de recuperar la inversión inicial realizada por cada uno”, recalca la sentencia.
La Audiencia Nacional declara probado que Ramírez y Otero “pergeñaron” y encabezaron el timo, para lo que tejieron un “conglomerado de empresas, nacionales y extranjeras, que ambos controlaban”. Estos se sirvieron de, al menos, una quincena de colaboradores que han sido condenados: entre otros, Adrián Luis Otero, hermano de Pilar Otero, que constaba como “jefe de desarrollo y encargado del sistema informático de Unetenet”; Jesús Primitivo Simón, Benito de la Cruz y José Luis Lorente, que actuaban como “formadores”; Aliaksandra Sharmanava, Enrique Gutiérrez y Ramón Piñol, que ejercían como “líderes y distribuidores” del producto “por la geografía española”.
“Atractivas técnicas”
La sentencia incide en que los cabecillas, con la cooperación de sus colaboradores, se centraban en “infundir confianza en los futuros compradores”, pese a que ofrecían un “inexistente producto informático”. Lograban “fidelizar” a sus clientes gracias a “atractivas técnicas” de marketing para aparentar “buena imagen empresarial”. Entre otras acciones, celebraban eventos en hoteles de lujo e impulsaban iniciativas “de captación en redes sociales”. “El ardid o puesta en escena empleada por los dos principales acusados, seguido por los restantes que cumplían, sus órdenes era pura apariencia”, subrayan los jueces.
“Este caso, con el Unetecoin, es pionero en el mundo de las estafas piramidales con criptoactivos“, detalla el abogado Miguel Ángel Fernández Salinero, que ha defendido en este sumario a uno de los absueltos. “Esta trama era bastante compleja, costó trabajo descubrirla y considero que todavía no se ha desentrañado por completo”, explicó un policía que participó en la investigación, que relató cómo, años después de detener a los principales sospechosos y registrar sus viviendas, seguían encontrando cuentas bancarias vinculadas con la red criminal. Un grupo que había urdido un “brutal entramado de sociedades y cuentas”, con tentáculos en países como Belice, Liechtenstein, Panamá o Emiratos Árabes Unidos, entre muchos otros.
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