La oligarquía afín al Kremlin se hace con Yandex, el ‘Google ruso’, a mitad de precio

El fundador del gigante tecnológico ruso vende la compañía tras sus críticas a la guerra. El empresario se quedará algunos de sus proyectos en el extranjero

La venta a precio de ganga del gigante tecnológico Yandex se ha convertido en el paradigma del nuevo reparto de la riqueza rusa entre aquellos que han sido fieles a Vladímir Putin en su guerra contra Ucrania. El fundador de la compañía, Arkadi Vólozh, ha entregado sus activos en Rusia a un grupo de oligarcas próximos al Kremlin a mitad de lo que valen en el mercado, como obliga una ley reciente del Gobierno para dificultar la fuga de negocios del país. Su fundado...

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La venta a precio de ganga del gigante tecnológico Yandex se ha convertido en el paradigma del nuevo reparto de la riqueza rusa entre aquellos que han sido fieles a Vladímir Putin en su guerra contra Ucrania. El fundador de la compañía, Arkadi Vólozh, ha entregado sus activos en Rusia a un grupo de oligarcas próximos al Kremlin a mitad de lo que valen en el mercado, como obliga una ley reciente del Gobierno para dificultar la fuga de negocios del país. Su fundador, muy crítico con la ofensiva, se quedará a cambio con algunas start-ups en el extranjero en los que invirtió la que una vez fuera una multinacional capaz de competir con Google.

“La invasión rusa de Ucrania es una barbaridad y estoy categóricamente en contra de ella”, denunció Vólozh en agosto de 2022. Aquel comunicado significó el punto y final en Rusia del matemático que fundó en 1997 una de las empresas más punteras del país. Pocos meses después comenzó una ardua negociación de casi año y medio sobre la que planeó la sombra de la nacionalización directa. Finalmente, ambas partes sellaron su acuerdo este lunes: la matriz de Yandex, ubicada en Países Bajos, venderá a un consorcio de empresarios afín al Kremlin todos sus activos en Rusia por 475.000 millones de rublos, casi 5.000 millones de euros al depauperado cambio actual. A cambio, Vólozh y sus antiguos inversores extranjeros se quedan con varios proyectos que se llevaban a cabo en Europa relacionados con la nube y otros sectores como los drones comerciales.

Ha sido una compra barata para los empresarios rusos: el precio de la operación incluye el descuento del 50% respecto al valor real de mercado de la compañía que exige una nueva ley para frenar la fuga de empresas occidentales. Se trata de una medida que impuso el Ministerio de Economía ruso el pasado año contra las compañías de “países hostiles” hacia el Kremlin. Además, para reforzar ese muro contra la huida de inversores, la Comisión para el Control de Inversiones Extranjeras también obliga a pagar un tributo del 10% sobre el monto total de la operación para financiar la guerra.

Pese al impacto de las sanciones en esta multinacional, los compradores de Yandex se han hecho con una joya: se trata del tercer mayor buscador de Internet del mundo y su liderazgo se ha reforzado en la Comunidad de Estados Independientes en otros negocios, como los servicios de taxi y la nube, debido a las restricciones en los pagos que afrontan otros rivales como Google. En total, sus activos rusos suman más del 95% de los ingresos de la multinacional.

Oficialmente, el control de la compañía pasa a un fondo de inversores cerrado, Primer Consorcio Konsortsium.Pervy, en ruso—. Sin embargo, estos empresarios solo ejercerían como mediadores gracias a que no fueron sancionados por la invasión de Ucrania. Según resalta el medio independiente ruso The Bell, este ha sido un requisito imprescindible para poder cerrar la operación con la parte holandesa, aunque los nuevos dueños reales de la tecnológica serían varios oligarcas sancionados.

En Primer Consorcio participan, según el comunicado de Yandex, la sociedad FMP, creada por antiguos directivos de la tecnológica; el exvicepresidente del monopolio estatal del gas, Gazprom, Alexánder Riázanov; el dueño de la tecnológica LETA, Alexánder Chachav; y la mayor petrolera de Rusia, Lukoil, que en teoría controlará un 10% de las acciones.

Precisamente el que fuera presidente de Lukoil durante 29 años, Vagit Alekpérov, dimitió en 2022 como presidente ejecutivo después de haberse mostrado “a favor de un rápido cese del conflicto armado”, aunque su pronunciamiento no le sacó de las listas de sancionados por Occidente. Su sucesor fue Vadim Vorobiov, un antiguo socio del primer subjefe del gabinete del presidente y uno de los principales asesores de Putin, Serguéi Kirienko.

Fuentes de The Bell y del diario Meduza, declarado “organización indesesable” por las autoridades rusas, apuntan a que detrás de la adquisición figuran algunos de los grandes oligarcas próximos al presidente. Entre ellos, el dueño de una de las mayores compañías mineras del país y ex primer viceprimer ministro de Rusia, Vladímir Potanin; el empresario de los cosméticos Faberlic y líder de un partido satélite del Kremlin, Gente Nueva, Alexéi Nechaev; el presidente del banco VTB, Andréi Kostin; y Yuri Kovalchuk, amigo del mandatario y jefe de Bank Rossiya que ha sido apodado como “el banquero de Putin”.

Según varias fuentes de The Bell, Potanin habría ejercido de facto como uno de los principales negociadores del acuerdo con Vólozh y los inversores extranjeros, y varias empresas suyas adquirieron acciones de la matriz neerlandesa en los últimos meses pese a que fue uno de los primeros oligarcas rusos en ser sancionados al comienzo de la guerra.

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