Qué fue de Gowex y Quindell, víctimas de Gotham hace una década
El fondo bajista publicó informes similares al de Grifols en 2014 que atacaban las cuentas de estas empresas europeas
Un aire de épica rodea a los informes que Gotham City Research, una suerte de fondo bajista estadounidense, hace públicos en su página web contra empresas que cotizan en Bolsa. Quizás porque los nombres de sus estudios parecen sacados de la literatura. El último es Grifols SA: Scranton y las deudas no declaradas, dirigido a la farmacéutica catalana Grifols, a la que acusa de maquillar sus cuentas para ocultar deuda. Pe...
Un aire de épica rodea a los informes que Gotham City Research, una suerte de fondo bajista estadounidense, hace públicos en su página web contra empresas que cotizan en Bolsa. Quizás porque los nombres de sus estudios parecen sacados de la literatura. El último es Grifols SA: Scranton y las deudas no declaradas, dirigido a la farmacéutica catalana Grifols, a la que acusa de maquillar sus cuentas para ocultar deuda. Pero revisando la hemeroteca resulta que se acumulan casi una docena de empresas a las que la firma norteamericana ha pasado lupa en busca de irregularidades o información adulterada. Dos casos destacan en ese grupo: la operadora española de wifi Gowex y la consultora británica Quindell.
Caso Gowex
Gowex, que lideraba la instalación de internet sin cables en zonas públicas del país como plazas y autobuses, era capitaneada desde su fundación en 1999 por Jenaro García, quien llegó a ser conocido como “el mago que convirtió el wifi en agua”. Los servicios de internet inalámbrico gratuito habían llegado incluso a otros países como Argentina. Y tenía proyectos desplegados en Chile, Colombia, Brasil y Costa Rica.
Pero en abril de 2014, Gotham atacó. El martes 1 de julio, un informe de 93 páginas de la firma denunciaba que más del 90% de los ingresos que la compañía española eran “sospechosos” y que había inflado los resultados. “Las acciones de la empresa española deberían valer cero euros”, rezaba el documento. Aunque inicialmente García desmintió las acusaciones, argumentando que Gotham buscaba debilitar a la empresa para aprovechar la caída del valor de las acciones, finalmente el castillo de naipes se derrumbó.
Antes de que la semana terminase, García, que llegó a ser elogiado por su capacidad empresarial por entonces presidente del Gobierno Mariano Rajoy, terminó admitiendo ante el directorio de la empresa que los resultados financieros habían sido fabricados durante al menos cuatro años, (luego confesaría que los falseó desde su fundación). Las acciones de la firma —que llegó a estar valorada en 1.400 millones de euros en su mejor momento— cayeron cerca del 60% y García dimitió como presidente de la empresa. Cerca de un año después, la compañía —que hasta último momento trató de establecer un plan de viabilidad que la rescatase del lodo— se declaró insolvente.
En abril de 2019, tras varios años de investigación, la Fiscalía Anticorrupción solicitó 18 años de prisión y 10,2 millones de euros de multa para García. En agosto de ese mismo año, un juez de la Audiencia Nacional propuso sentar a García y a otros cuatro cómplices en el banquillo de los acusados. A la espera de juicio oral, García se mantiene fuera de la cárcel gracias a una fianza de 600.000 euros, la misma que, debido a su delicada situación financiera, ha solicitado que le devuelvan a cambio de ingresar al calabozo a la espera del juicio. El juez le ha denegado la petición.
Caso Quindell
Antes de que las cuentas de Gowex quedaran al desnudo, la mano inquisitiva de Gotham había encontrado a otra víctima. En abril de 2014, la casa de análisis fundada por Danel Yu puso en jaque a Quindell, una consultora británica de aplicaciones y servicios tecnológicos para aseguradoras.
La publicación de un informe titulado Un club de campo construido sobre arenas movedizas —en referencia a su anterior denominación como operador de campo— estimaba que hasta el 80% de las ganancias de Quindell eran “sospechosas”. El documento argüía que sus más de 10 adquisiciones “carecían de sustancia” y criticaba la generación de ingresos de las filiales. En consecuencia, estimaba que el valor de las acciones era un 90% menor de su precio por entonces en la Bolsa de Londres.
Tras el anuncio de Gotham, las acciones de Quindell se desplomaron un 40% hasta las cuatro libras (casi cinco euros) y varios ejecutivos, incluido su presidente y fundador Robert Terry, abandonaron la compañía. Inicialmente, Quindell se defendió con un informe de 12.500 palabras, alegando que la información de Gotham estaba cargada de errores e inconsistencias, pero en agosto de 2015 terminó admitiendo que había inflado el balance en las cuentas de 2012 y 2013.
A finales de 2015, tras contratar a un nuevo director ejecutivo, vender la mayor parte de su negocio y realizar fuertes pagos a los accionistas, Quindell dio un último paso en su gran lavado de cara: cambió de nombre y se transformó en Watchstone Group, que siguió operando en la misma línea de negocio.
Caso Ebix
Los informes de Gotham también han prendido las alarmas al otro lado del Atlántico. En Estados Unidos, la firma de análisis publicó en 2013 varios expedientes incriminatorios sobre el proveedor de software de seguros Ebix, con sede en Atlanta. Las investigaciones habían hallado “irregularidades contables importantes” en las presentaciones de resultados de la firma tecnológica que llevaron a las acciones de Ebix a una caída del 40%. Ese golpe no supuso el fin de la compañía.
La empresa siguió operando durante diez años y llegó a revalorizar las acciones en un 300% a inicios de 2018. No obstante, a finales de 2023, la cotización se desplomó a un mínimo de los últimos 17 años, después de que la firma se declarase en quiebra. Confesaron ser incapaces de pagar una deuda externa que rondaba los 600 millones de dólares. Los altos tipos de interés y una percepción negativa de la firma tras varias auditorías profundizaron el sentimiento de desconfianza de los inversores.
El caso de Ebix ejemplifica que no todas las empresas que han estado en el punto de mira de Gotham han terminado declarándose insolventes. La firmas francesas SES-Imagotag, que diseña etiquetas electrónicas, y Criteo, de publicidad por internet, han continuado pese a los informes desfavorables publicados por la casa de análisis. Para la norteamericana Medifast la suerte no fue distinta. Un informe en 2018 acusaba al fabricante de productos para bajar de peso de vender alimentos con porcentajes alarmantes de plomo y otros metales tóxicos. La empresa consiguió mantenerse en su senda bursátil, eso sí, sin óptimos resultados en los últimos meses.
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