Las dependientas plantan cara a Inditex: “Cobramos la mitad que los mozos de almacén y no llegamos a fin de mes”
Las trabajadoras de A Coruña estudian paros en el ‘Black Friday’ por la “precariedad” y los sueldos mileuristas
“Porque la moda cambia, y muy rápido, porque cada semana abrimos tiendas en un lugar del mundo, porque tenemos más de 200 puestos de trabajo distintos, porque las oportunidades de empleo surgen cada día, Zara ha preparado para ti un portal internacional de empleo. Queremos crecer contigo”. Así anuncia en su tienda online todo un futuro de oportunidades laborales el gigante mundial de la moda.
Pero el presente que denuncian las dependientas en la provincia de A Coruña es todo menos halagüeño. Zara quiere crecer con ellas, pero ellas se han puesto en pie de guerra porque, se...
“Porque la moda cambia, y muy rápido, porque cada semana abrimos tiendas en un lugar del mundo, porque tenemos más de 200 puestos de trabajo distintos, porque las oportunidades de empleo surgen cada día, Zara ha preparado para ti un portal internacional de empleo. Queremos crecer contigo”. Así anuncia en su tienda online todo un futuro de oportunidades laborales el gigante mundial de la moda.
Pero el presente que denuncian las dependientas en la provincia de A Coruña es todo menos halagüeño. Zara quiere crecer con ellas, pero ellas se han puesto en pie de guerra porque, según describen, desde hace años lo único que ha crecido son sus tareas, el precio de la ropa y los beneficios del grupo. Las empleadas de las tiendas de Inditex, tal y como proclamaron en sus pancartas en una marcha el domingo pasado en A Coruña, denuncian que son mileuristas y no llegan “a fin de mes”.
La manifestación, convocada por la Confederación Intersindical Galega (CIG), mayoritaria en Galicia, resucita las protestas de 2016 de la plantilla de las tiendas y se plantea nuevas acciones en el marco de una mesa de negociaciones con la empresa en la que el sindicato no participa, según explica Carmiña Naveiro, presidenta del comité de Zara y representante de CIG-Servizos: “No nos dejan estar”.
Ahora, cuando se aproxima una de las fechas en las que la compañía del multimillonario Amancio Ortega arrasa en ventas, las trabajadoras estudian, y llevarán a las asambleas, la posibilidad de ir a la huelga, precisamente en el Black Friday para conseguir que Inditex abra la mano, o el puño, y acepte la subida de sueldo que reclaman para no seguir con pagas “miserables”.
Solo quieren acercarse, aunque todavía de lejos, al salario base de los mozos de almacén del centro logístico de Arteixo (A Coruña). Ellas (un 98% de las dependientas en A Coruña son mujeres, según la CIG) tienen un salario base de 1.053 euros, y los mozos, indica Naveiro, cobran 2.011. Todos están dentro del convenio de comercio para la provincia. “Pedimos 440 euros para cada una, pero la empresa solo nos ofrece ciento ochenta y pico que se nos aumentaría en tres tramos”, con un plazo de varios años.
Además, los empleados de logística disfrutan de diversas ventajas que ellas no tienen, como el menú subvencionado a menos de tres euros, con productos ecológicos y locales, que esta firma, que alcanzó en el primer semestre unos beneficios históricos de 1.794 millones de euros, ha implantado. Este diario intentó recabar la versión del grupo Inditex, que declinó hacer comentarios: “No hacemos valoraciones”, ha explicado un portavoz oficial.
“Cada año montan” un evento navideño “para ricos” en un piso del edificio de la calle Compostela [la tienda insignia de Zara en A Coruña], recuerda Naveira. El año pasado estaba repleto de juguetes y adornos para las fiestas, “y esta vez hay librería y cafetería”. “Para el postureo hay dinero”, reprocha Naveira, empleada en Santiago, “pero nosotras estuvimos solicitando sin éxito un plus para comer, y hasta el contenido de la máquina de snacks lo pagamos nosotras... Al mediodía, yo tengo que coger un bocadillo en el centro comercial, o traerme el almuerzo de casa”. “Nos parece bien que la empresa sea la que más factura y que Ortega sea el hombre más rico de España, pero la vida ha subido y nuestro sueldo no”, lamenta la sindicalista: “Ni siquiera con antigüedad mejoramos: llevo 26 años en Zara y los meses que más cobro gano algo más de 1.200 euros”.
Otra de las diferencias con los trabajadores de los almacenes, según la representante de la CIG, está, por ejemplo, en los pluses de tarde que ellas no tienen, o en una compensación “de 798 euros” que ellos reciben por trabajar en verano y verse obligados a disfrutar de sus vacaciones en otoño. “Nosotras, por descansar en octubre no recibimos nada”, afirma. “El problema es a nivel estatal”, advierte.
Es decir, no solo afecta a las aproximadamente 1.200 dependientas y dependientes de Inditex en A Coruña, pero ellas explican que si aquí se han revelado es porque, por proximidad, conocen las condiciones laborales que rigen en la sede central de Arteixo. Además, la reestructuración de tiendas y el traslado de personal evidenciaron esas diferencias y la desventaja de las vendedoras. A Coruña y alrededores (cada uno en su pazo barroco) también es el lugar en el que viven los Ortega: Amancio, el padre, y Marta, la hija y heredera del imperio.
El pasado domingo, aunque contaban con “el permiso necesario” para ese recorrido, la policía no dejó circular la manifestación por delante del edificio que el fundador posee frente al mar, en una de las calles más exclusivas de la capital provincial. La marcha reivindicativa y el sonido de las voces coreando las proclamas llegó, no obstante, bastante cerca.
“Es sangrante, porque Marta Ortega también es mujer y madre”
En la ruidosa protesta de A Coruña —la más concurrida desde las que en 2016 arrancaron a la empresa el compromiso de un “plus de sede” por 80 euros y algunas mejoras en los horarios— participaron dependientas de Tempe, Oysho, Zara Home, Bershka, Stradivarius, Lefties, Pull&Bear, Massimo Dutti y Zara, sin grandes diferencias en sus nóminas y el mismo malestar compartido. “Trabajo en Inditex, y como arroz todo el mes”, “Trabajo en Bershka, no tengo para comida fresca” o “Inditex, pesetero, danos nuestro dinero” eran algunos de los muchos carteles que portaban en sus manos las y los manifestantes. Las reclamaciones de las trabajadoras vienen de antes de la pandemia y actualmente, según el sindicato mayoritario, las negociaciones están atascadas. Ellas consideran que no se puede esperar más, dada la brutal subida general de precios.
La situación, creen, no ha dejado de torcerse en los últimos meses: “Hubo un cambio de actitud, con un endurecimiento de Recursos Humanos, desde que entró Marta Ortega” como presidenta del gigante textil, asegura la líder sindical, “esto nos parece especialmente sangrante, porque es mujer y madre, e históricamente las mujeres tenemos peores condiciones en la empresa”. “Hay precariedad. Tenemos compañeras en Ferrol que llevan 12 o 15 años con jornada parcial. Y hay demandas por conciliaciones, acabamos de presentar una de Bershka en Santiago”, informa Carmiña Naveira.
“En Inditex hay castas, y nosotras, que damos la cara ante el cliente y somos quienes vendemos la ropa que fabrican, no estamos siendo valoradas para nada. No pedimos cobrar como los del departamento jurídico, sino simplemente acercarnos a los mozos de almacén... Pero somos de tercera, el último eslabón. Además de atender al público, desde hace tiempo también tenemos que encargarnos de trabajos de logística, como pedir online para clientas, o embalar y enviar”, describe la representante de las dependientas en A Coruña.
“Por no tenernos en cuenta, ni siquiera nos invitan al mercadillo solidario que organizan en Arteixo”, asegura Naveira en referencia a un evento desplegado para los trabajadores en Zara Logística en el que se pueden comprar productos de Inditex a precio simbólico con el fin de recaudar fondos para causas benéficas. “Pueden ir todos, menos nosotras”.