Francia trata de frenar el caos en las gasolineras: amenaza con forzar la apertura de las refinerías tras dos semanas de huelga

La movilización salarial deja un tercio de estaciones de servicio con escasez de combustible y largas colas en partes de Francia. El Gobierno anuncia “movilizaciones de personal” para reabrir los depósitos

Colas en una gasolinera de TotalEnergies en París, Francia.VINCENT ISORE / Europa press
París -

El Gobierno francés está dispuesto a imponer medidas drásticas para desbloquear las refinerías y los depósitos paralizados desde hace 15 días por una huelga en demanda de mejores salarios. La primera ministra, Élisabeth Borne, anunció este martes “movilizaciones de personal” para reabrir los depósitos de Esso-ExxonMobil. Y ha amenazado con hacer lo mismo con las instalaciones de TotalEnergies.

Los bloqueos han dejado este fin semana cerca de un tercio de las gasolineras con escasez de combustible y han provocado colas de automovilistas para llenar los depósitos en varias regiones. El pr...

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El Gobierno francés está dispuesto a imponer medidas drásticas para desbloquear las refinerías y los depósitos paralizados desde hace 15 días por una huelga en demanda de mejores salarios. La primera ministra, Élisabeth Borne, anunció este martes “movilizaciones de personal” para reabrir los depósitos de Esso-ExxonMobil. Y ha amenazado con hacer lo mismo con las instalaciones de TotalEnergies.

Los bloqueos han dejado este fin semana cerca de un tercio de las gasolineras con escasez de combustible y han provocado colas de automovilistas para llenar los depósitos en varias regiones. El presidente, Emmanuel Macron, quiere atajar la crisis antes de que se inflame.

La intervención y movilización de bienes y servicios, y del personal necesario para que funcionen, debe justificarse legalmente por el interés común. Permite a las autoridades romper el bloqueo y reclutar a especialistas como obreros de la empresa para garantizar el suministro. En 2010, bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy, el Gobierno recurrió a las fuerzas del orden para romper el bloqueo de las refinerías.

“No hay más que una solución: el desbloqueo inmediato por medio de la negociación”, ha dicho por la mañana el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, en la cadena France Info. “Si vemos que está totalmente bloqueado”, añadió, “no dispondremos de otra manera que no sean las intervención de los medios necesarios para liberar los depósitos y hacer funcionar las refinerías”.

En la misma cadena, Emmanuel Lépine, secretario general de la federación del petróleo en el sindicato CGT, ha avisado: “Sería la guerra”. Y ha ironizado: “Les deseo suerte a los policías o a quien sea que venga para poner en marcha la refinería”.

De las siete refinerías de petróleo en la Francia continental (hay otra en Martinica), cinco están ahora paradas: tres de la empresa TotalEnergies y dos de Esso-ExxonMobil.

Los sindicatos mayoritarios de Esso-ExxonMobil –CFDT y CFE-CGC– alcanzaron el lunes un acuerdo con la empresa, aunque la CGT y Force Ouvrière decidieron seguir con la huelga. El acuerdo del lunes fue el argumento de la primera ministra para forzar la reapertura de los depósitos de Esso-ExxonMobil.

El conflicto es más agudo en TotalEnergies, donde aún no hay acuerdo. El sindicato CGT reclama un aumento salarial del 10%: un 7% como respuesta a la inflación y un 3% como compensación ante los beneficios extraordinarios que la empresa está obteniendo en el contexto de crisis energética y aumento de precios. TotalEnergies, en la batalla ante la opinión pública con la CGT, ha publicado que la remuneración media de un operador de sus refinerías en Francia es de 5.000 euros mensuales, cifra que, según el sindicato, es errónea.

“Los resultados de la compañía son excepcionales en 2022 y no les olvidaremos”, dijo la semana pasada el director general de TotalEnergies, Patrick Pouyanné, en un mensaje apaciguador a sus empleados. “Todos los colaboradores, todos nuestros colegas recibirán su justa recompensa en la nómina antes del fin de año”.

El Gobierno, que ha tardado días en reaccionar, teme que los automovilistas agraven la carestía al almacenar anticipadamente combustible en bidones, por lo que ya se ha prohibido la práctica en algunos departamentos. Según Le Monde, la frecuentación de las gasolineras de TotalEnergies ya ha aumentado, independientemente de la huelga, en un 30% desde que 1 de septiembre. El motivo es que, en esa fecha, la petrolera empezó a reducir el precio en 20 céntimos por litro, que se sumaron a los 30 céntimos por litro de reducción dentro del plan anti-inflación de Macron.

La incógnita es si, de prolongarse los bloqueos, la culpa recaerá en los huelguistas, las petroleras o el Gobierno. Al amenazar con intervenciones y comenzar a aplicarlas, Macron intenta evitar la ira de los automovilistas, que se le podría volver en contra. El presidente confía en que la causa de los huelguistas no despierte simpatías excesivas entre la población.

Pero la reclamación de los huelguistas incide en un debate incómodo para el presidente: el del impuesto a los beneficios extraordinarios de las empresas energéticas, impuesto al que el presidente ha sido reticente durante tiempo. El lunes, su grupo parlamentario presentó una enmienda al proyecto de presupuestos para crear, en aplicación del reciente acuerdo europeo sobre la materia, una “contribución” para estas empresas del 33% sobre los beneficios superiores en el 20% a los tres años anteriores a la crisis. La enmienda se exhibe como un argumento más para cerrar el conflicto

La situación reúne los ingredientes para ser explosiva. No solo por la falta de carburante en las gasolineras bajo la amenaza de la subida de precios. Otro factor es que los damnificados no son los habitantes de las ciudades con buen transporte público, sino quienes necesitan el automóvil para ir a trabajar, lo que alimenta los agravios comparativos.

La revuelta de los amarillos, en 2018, comenzó precisamente como una protesta de automovilistas ante el aumento del precio del carburante. Desde entonces, Macron está atento a la mínima señal de que algo similar pueda repetirse. Unos nuevos chalecos amarillos serían su peor pesadilla.

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