Muere a los 63 años el secretario general de la OPEP, Mohammad Barkindo
El técnico nigeriano, que estaba al frente del cartel de países exportadores de petróleo desde 2016, ha fallecido de forma repentina en Abuya
El secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el nigeriano Mohammad Barkindo, ha fallecido este martes a los 63 años en Abuya, según ha informado este miércoles Mele Kyari, director ejecutivo de la petrolera nacional del país africano (NNPC). Su muerte, repentina, se produjo apenas unas horas después de hacer el discurso de apertura de la ...
El secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el nigeriano Mohammad Barkindo, ha fallecido este martes a los 63 años en Abuya, según ha informado este miércoles Mele Kyari, director ejecutivo de la petrolera nacional del país africano (NNPC). Su muerte, repentina, se produjo apenas unas horas después de hacer el discurso de apertura de la conferencia sobre energía Nigeria Oil & Gas y de reunirse con el presidente nigeriano, Muhammadu Buhari. Las causas del deceso aún no han trascendido.
“Perdimos a nuestro querido doctor Mohammad Sanusi Barkindo. Murió a las once de la noche de ayer, 5 de julio”, ha escrito en Twitter Mele Kyari. “Es una gran pérdida para su familia, para la Corporación Nacional Nigeriana de Petróleo [NNPC, por sus siglas en inglés], para la OPEP y para toda la comunidad global de la energía”. Barkindo acababa de trasladarse definitivamente a Abuya, donde preparaba su futuro profesional tras cerrar su larga etapa de la OPEP.
Arquitecto de la OPEP+, con Rusia
El doble mandato de Barkindo al frente del cartel —liderado de facto por Arabia Saudí, y en el que también participan potencias energéticas de la talla de Irán, Irak, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Libia, Venezuela o la propia Nigeria— comenzó en agosto de 2016. Pocos meses después se creaba la llamada OPEP+, una versión ampliada del club que también daba cabida a Rusia, en cuyo nacimiento jugó un papel esencial. Seis años después, y al no poder renovar en el cargo (dos periodos de tres años es el máximo fijado en los estatutos), iba a ser reemplazado a finales de este mes por el kuwaití Haitham al-Ghais.
Graduado en Ciencias Políticas, Barkindo contaba con un posgrado en Economía del Petróleo por la Universidad de Oxford (Reino Unido), así como con un MBA por la Universidad de Washington. La mayor parte de su carrera profesional había transcurrido en puestos de responsabilidad en entes energéticos de su país y, muy especialmente, en la poderosa NNPC, auténtica correa de transmisión de la política petrolera de Nigeria, de largo la mayor potencia africana.
Durante casi un cuarto de siglo, entre 1986 y 2010, el técnico nigeriano fue el delegado del Gobierno nigeriano ante la OPEP, cuyo funcionamiento controlaba a la perfección desde mucho antes de asumir la secretaría general. Ya en el cargo, tuvo que pilotar uno de los periodos más complejos de su historia, marcado por la pandemia —que hundió el precio del crudo a mínimos históricos, incluso llevándolo temporalmente a terreno negativo— y, en última instancia, por la guerra iniciada por Vladímir Putin en Ucrania, que ha puesto literalmente del revés los mercados energéticos internacionales.
Conocido por su estilo diplomático, Barkindo logró templar ánimos y aglutinar las voluntades de los diferentes miembros del club en los momentos en los que las discrepancias eran máximas. En esa última etapa, las discrepancias giraban, sobre todo, en torno a la cuestión de si los principales exportadores de crudo del mundo debían o no aumentar su producción para estabilizar los mercados y relajar los precios. Un debate que sigue sin resolverse, pero en el que parecen estar imponiendo su criterio los Gobiernos que ven escaso margen de maniobra desde el punto de vista de la producción y que creen que lo mejor es la cautela.
En los últimos meses, la organización con sede en Viena (Austria) ha optado por mantener o elevar solo ligeramente el ritmo de producción actual, solo con ligeros aumentos en la segunda mitad de este año. Todo, a pesar de la alta demanda acelerada por la recuperación económica pospandemia y las crecientes restricciones de oferta derivadas de la invasión rusa de Ucrania, que ha dejado el petróleo de Moscú fuera de juego en la mayor parte de Occidente, ha obligado a un sinfín de países a buscar suministradores alternativos y ha disparado su cotización.
Último discurso
En su último discurso, pronunciado en la conferencia energética de Abuya, celebrada el martes por la tarde, Barkindo señaló que la industria del petróleo y del gas está “bajo asedio” por la escasa inversión. Una situación, dijo, que podría aliviarse si se permite aumentar la producción a Irán y Venezuela, dos países que son objeto de sanciones occidentales y cuya situación ha cambiado radicalmente con el estallido de precios del crudo en los últimos meses: su concurso en el mercado internacional es hoy más necesario que nunca.
En su alocución, el jefe de la OPEP también lamentó la “fragmentación” de la cooperación global en el plano energético y destacó que “los nuevos alineamientos regionales amenazan con revertir años de progreso hacia la creación de un sistema de energía más estable e interconectado”. “No podemos permitirnos que la cooperación multilateral en energía y la seguridad energética global se conviertan en daños colaterales de la geopolítica”, clamó.