Criptomonedas para ocultar la pista de una estafa millonaria
La Policía Nacional descubre una banda que estafó hasta 350 millones de euros en toda Europa ofertando falsos servicios financieros
Agentes de la UDEF, la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, de la Policía Nacional de Granada han destapado una estafa colosal que, en una primera valoración, podría alcanzar los 350 millones de euros. Según ha explicado la Policía Nacional en un comunicado, se trata de una banda —de la que han identificado ya, pero no detenido, a 14 personas― que operaba en Internet bajo la apariencia de una entidad reglamentada que ofrecía servicios financieros. El gancho, como suele ser habitual, es qu...
Agentes de la UDEF, la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, de la Policía Nacional de Granada han destapado una estafa colosal que, en una primera valoración, podría alcanzar los 350 millones de euros. Según ha explicado la Policía Nacional en un comunicado, se trata de una banda —de la que han identificado ya, pero no detenido, a 14 personas― que operaba en Internet bajo la apariencia de una entidad reglamentada que ofrecía servicios financieros. El gancho, como suele ser habitual, es que ofrecían unos retornos muy altos procedentes de inversión en renta variable. La banda opera, según los investigadores, desde el extranjero y ofrecía sus servicios en numerosos países extranjeros. El dinero defraudado se presume difícil de recuperar, ya que los delincuentes lo han invertido en criptomonedas.
Los estafados se encontraban en la web una entidad financiera, en apariencia legal, que se ofrecía a invertir el capital de los estafados en acciones de grandes corporaciones, futuros de petróleo o criptomonedas, prometiendo siempre conseguir grandes dividendos en poco tiempo. Cuando los inversores estaban convencidos y les correspondía hacer las aportaciones de capital, se les ponía en contacto con una serie de asesores, presentados como supuestos expertos en asesoría financiera, con una larga y exitosa trayectoria, según los investigadores, para, a continuación, solicitarles la descarga en su ordenador de un programa de software que no era sino la vía para que fueran los propios estafadores quienes realizaran de primera mano las transacciones como si fueran titulares del dinero.
Una vez en manos de la trama de delincuentes, el dinero nunca más volvía a sus dueños. Los estafadores desviaban el capital a cuentas en terceros países para ser convertidos en activos digitales y criptomonedas, concretamente en bitcoins y ethers. Una vez convertidas en monedas digitales, unas operaciones en las que prima el anonimato, la policía ve muy difícil seguir la pista del dinero.
La investigación policial, que se mantiene abierta, ha localizado y esclarecido hasta el momento 81 denuncias en España, además de algunas operaciones similares en el resto de Europa, y no se descarta que tanto las víctimas como el valor de lo defraudado aumente en el futuro. Esta investigación ha demostrado, además, que cuando las víctimas exigían el reintegro del dinero invertido, los saqueadores les daban un golpe más al exigirles una última aportación de capital bajo la excusa del pago de las obligaciones fiscales derivadas de las ganancias obtenidas o, en su caso, para el pago de impuestos o tasas en virtud de alguna regulación extranjera.
Cuando los inversores exigían ya a toda costa la devolución de su inversión y las ganancias, los delincuentes simulaban una quiebra como consecuencia de los movimientos y fluctuaciones intrínsecas al operar con renta variable. Finalmente, la entidad desaparecía de la web para resurgir con nuevos números de teléfono, correos electrónicos e incluso nueva página web.