Reducir a cero las emisiones requiere invertir en el sistema eléctrico 68 billones de euros hasta 2050

Una alianza de empresas propone que la electrificación alcance en 30 años el 70% de la demanda final de la energía frente al 20% actual, y multiplicar entre cinco y siete veces el uso del hidrógeno limpio

Parque eólico marino de Iberdrola en aguas de Alemania en el mar Báltico.

La neutralidad de carbono neta para 2050 es posible y, técnica y económicamente, factible. Pero, para lograr una economía limpia de emisiones netas de gases de efecto invernadero en los próximos 30 años el mundo necesita una profunda transformación del tamaño actual del sistema eléctrico, según la Energy Transitions Commission (ETC), una alianza integrada por los líderes de 45 firmas energéticas e industriales, bancos e instituciones, que estima que se requeriría una inversión de 80 billones de dólares (66 billones de euros) en el citado periodo para que la electrificación alcance el 70% de la...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La neutralidad de carbono neta para 2050 es posible y, técnica y económicamente, factible. Pero, para lograr una economía limpia de emisiones netas de gases de efecto invernadero en los próximos 30 años el mundo necesita una profunda transformación del tamaño actual del sistema eléctrico, según la Energy Transitions Commission (ETC), una alianza integrada por los líderes de 45 firmas energéticas e industriales, bancos e instituciones, que estima que se requeriría una inversión de 80 billones de dólares (66 billones de euros) en el citado periodo para que la electrificación alcance el 70% de la demanda final de energía en 2050 frente al 20% actual y de 2,4 billones de dólares (unos dos billones de euros) para potenciar el hidrógeno limpio.

La ETC, en la que participa el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, junto a los de firmas como Volvo, HSBC, Bank of America, ArcelorMittal o BP, acaba de publicar dos informes que analizan la viabilidad de una economía de emisiones cero para 2050 y las acciones necesarias en la próxima década para alcanzar esos objetivos. Los informes han sido enviados a organismos internacionales, Gobiernos y responsables políticos con el objetivo de influir en las estrategias que se preparan para la cumbre de la COP-26 que se celebra en noviembre de este año en Glasgow (Escocia), así como a los inversores que pretenden participar en el desarrollo.

Según las conclusiones de los informes (Haciendo posible la electrificación limpia: 30 años para electrificar la economía global y Haciendo posible la economía del hidrógeno: Acelerar el hidrógeno limpio en una economía electrificada), la transición a la electricidad limpia como principal fuente de energía representa la forma más barata y eficiente de descarbonizar la economía. “La rápida caída de los costes de las energías renovables, con un papel complementario de la tecnología de hidrógeno limpio en sectores difíciles o imposibles de electrificar, y las soluciones de almacenamiento hacen posible lograr la expansión masiva requerida”, sostiene el grupo, que propugna una combinación de las políticas públicas con la iniciativa privada.

Para ello, el peso de la energía eólica y solar debe aumentar del 10% actual de la generación total de electricidad a aproximadamente el 40% en 2030 y más del 75% en 2050. Por lo tanto, las instalaciones eólicas y solares anuales deben crecer entre cinco y siete veces para 2030 y más de 10 veces para 2050. En ese despliegue deben ir acompañadas de otras tecnologías de generación con cero emisiones de carbono como la hidroeléctrica y la nuclear, soluciones de flexibilidad, almacenamiento y redes de distribución.

En ese sentido, las inversiones en energía renovable representarán la gran mayoría (alrededor del 80%) de los 66 billones de euros de inversiones totales necesarias durante los próximos 30 años (aproximadamente dos billones por año en promedio). Esto incluye, además de la generación renovable para respaldar la electrificación directa e indirecta, la inversión en la infraestructura de la red eléctrica. Si bien la cantidad requerida es grande, representa menos del 1,5% del PIB mundial y es manejable en el entorno macroeconómico actual, destaca el lobby empresarial, que sostiene que los objetivos están al alcance si se hace un diseño apropiado del mercado de energía para desbloquear los flujos financieros privados en colaboración con las estrategias nacionales públicas.

Papel del hidrógeno

Por su parte, el hidrógeno limpio se presenta con un papel complementario para descarbonizar los sectores en los que es probable que la electrificación directa sea tecnológicamente muy desafiante o prohibitivamente costosa, como en la producción de acero y el transporte de larga distancia. Una economía de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero a mediados de siglo probablemente necesitaría utilizar entre 500 y 800 millones de toneladas de hidrógeno limpio por año, lo que supone un aumento de cinco a siete veces en comparación con el uso actual, sostiene.

“Es probable que el hidrógeno verde, producido a través de la electrólisis del agua, sea la vía de producción más competitiva en términos de costes y, por lo tanto, la principal ruta de producción a largo plazo, debido a la caída de los costes de los equipos electrolizadores y la electricidad renovable. Podría representar aproximadamente el 85% de la producción total para 2050. Sin embargo, el hidrógeno azul, producido a partir de gas natural con captura de carbono (con tasas de captura de más del 90%) y bajas fugas de metano (menor a 0,05%) desempeñaría un papel importante en la transición y en algunas ubicaciones específicas de gas de muy bajo coste”, añade el informe sobre hidrógeno.

También destaca el rápido aumento de la producción y el uso en la presente década para reducir los costes (llevando los del hidrógeno limpio por debajo de dos dólares por kilogramo) y hacer que los objetivos de crecimiento de mediados de siglo sean alcanzables. Sin embargo, incluso una vez que el hidrógeno limpio sea más barato que el hidrógeno gris, el uso de hidrógeno en diferentes industrias y sectores de transporte a menudo impondrá una “prima de coste verde” en comparación con las tecnologías actuales con alto contenido de carbono, advierte.

Por lo tanto, la política pública es esencial para impulsar la absorción de hidrógeno limpio, por lo que “los responsables de la formulación de políticas también deberán anticipar las crecientes necesidades de transporte y almacenamiento de hidrógeno”. Se necesitarían 2,4 billones de dólares (en torno a dos billones de euros, 66.000 millones por año) de aquí a 2050 para las instalaciones de producción de hidrógeno y el transporte y almacenamiento. En total, el 85% de las inversiones necesarias para aumentar la producción de hidrógeno se destinan al suministro de electricidad renovable (incluido en la inversión en energías renovables).

Actuaciones necesarias

El ETC recomienda que los países desarrollados logren una intensidad de emisiones de la red por debajo de 30gCO2/kWh a mediados de la década de los treinta y los países en desarrollo a mediados de la de los cuarenta. “Para lograr esos objetivos a medio plazo, las acciones críticas en la década de los veinte incluyen objetivos nacionales claros a medio plazo para la descarbonización de energía y para la electrificación de la economía; incentivos apropiados para el despliegue de energías renovables a escala, incluido el diseño del mercado de energía que fomenta la inversión privada, con un papel continuo para los contratos a largo plazo (PPA)”.

Además de llamar la atención para que las actuaciones gubernativas permitan desbloquear los flujos financieros para la inversión, incluso a través de vehículos financieros combinados, el grupo empresarial pide anticipar la creación de la infraestructura de red y las capacidades necesarias para la electrificación masiva y la descarbonización del sistema eléctrico de forma simultánea; procesos de planificación y permisos que aceleran la implementación y desarrollar las tecnologías y los modelos comerciales del futuro, especialmente para el almacenamiento de energía a largo plazo y la provisión de flexibilidad.

En cuanto a hidrógeno, reclaman una descarbonización rápida de la producción para usos ya existentes y un desarrollo tecnológico acelerado, pilotaje y adopción temprana en otros sectores clave con niveles más bajos de preparación tecnológica pero con una gran demanda potencial, como el acero, el transporte marítimo y los combustibles sintéticos de aviación. Los instrumentos para lograr ese crecimiento temprano de la demanda incluyen un precio del carbono asequible; políticas sectoriales específicas para crear demanda de tecnologías bajas en carbono y un mecanismo de apoyo financiero para la inversión y para superar el desafío de la “prima de costo verde”; objetivos para el desarrollo de la fabricación e instalación de electrólisis a gran escala; apoyo público y acción colaborativa del sector privado para llevar al mercado tecnologías clave; desarrollar clústeres industriales de hidrógeno para permitir el desarrollo simultáneo de la producción, el almacenamiento, el transporte y el uso final del hidrógeno y el establecimiento de reglas y estándares sobre seguridad, pureza e intensidad del hidrógeno.

Sobre la firma

Archivado En