Una ‘start-up’ para financiar a otras
Capchase es una alternativa al capital riesgo para firmas tecnológicas emergentes, a las que adelanta sus ingresos a cambio de una comisión
Capchase es el resultado de la intersección entre un “qué nos gusta” y un “qué entendemos” que llevó a sus cuatro fundadores a aunar el mundo del fintech con compañías de software como servicio (SaaS) para empresas. Su historia es reciente, pero intensa. Nació en julio de 2020, han levantado alrededor de 53 millones de euros desde entonces y prevén cerrar el primer año de actividad con ingresos recurrentes de más de 10 millones. ¿La fórmula? Ofrecer a empresas tecnológicas emergentes con ingresos predecibles una ...
Capchase es el resultado de la intersección entre un “qué nos gusta” y un “qué entendemos” que llevó a sus cuatro fundadores a aunar el mundo del fintech con compañías de software como servicio (SaaS) para empresas. Su historia es reciente, pero intensa. Nació en julio de 2020, han levantado alrededor de 53 millones de euros desde entonces y prevén cerrar el primer año de actividad con ingresos recurrentes de más de 10 millones. ¿La fórmula? Ofrecer a empresas tecnológicas emergentes con ingresos predecibles una alternativa de financiación al capital riesgo.
Miguel Fernández, cofundador y director ejecutivo, y dos de sus compañeros coincidieron en una start-up, de la que salieron en 2019 para continuar con su formación. “Siempre habíamos querido montar algo, pero cuando estás trabajando no tienes espacio mental para pensarlo. Y dijimos, ahora que nos vamos de máster, vamos a pensar qué hacemos”, indica por videollamada este madrileño de 30 años. Analizaron diferentes verticales y variantes y en enero de 2020 se dieron cuenta de que tenía sentido aplicar las soluciones que estaban investigando a las SaaS y que nadie lo había hecho hasta entonces.
Uno de los principales problemas de estas tecnológicas, cuenta Fernández, es que prácticamente la única opción que tienen para financiarse es el capital riesgo, que conlleva procesos largos y dilución de la titularidad. Así que pensaron que podían predecir las entradas de dinero durante los siguientes 12 meses y adelantárselo a cambio de una comisión. “En vez de utilizar financiación externa, utilizan su propia financiación, en sus términos, y no tienen que vender partes de la empresa. Todo se hace en un clic en vez de en treinta reuniones”, comenta el director ejecutivo.
Ellos, al contrario que sus usuarios, no han podido evitar la dilución. “Ojalá alguien nos pudiera hacer lo mismo a nosotros, pero no hay nadie. Somos los primeros”, dice entre risas. Cuentan con el apoyo de inversores importantes ligados a Paypal, Affirm o Google y su crecimiento ha sido meteórico, pero al principio hubo quien dudó. “Hablamos con inversores y no creían en la idea. Y, de repente, hubo un cambio de mentalidad y explotó. Se volvió una ronda supercompetitiva”, recuerda el ingeniero. “Y con los clientes fue un poco parecido. En el momento que tuvimos un cliente y empezó a contárselo a otros, explotó”.
El único requisito firme que les piden a las empresas es que tengan un historial de ingresos de al menos ocho meses para poder “aprender de los datos”. Hasta ahora han recurrido a ellos firmas con facturaciones que van desde unos cientos de miles a casi 100 millones.
Pagos
Las comisiones que les aplican oscilan entre el 6% y el 12% y, según Fernández, a sus clientes les sale a cuenta. Son compañías que tienen gastos elevados por adelantado y pierden mucho dinero hasta que consiguen que se acumulen las entradas por suscripción. Cuanto más rápido crecen, más caja queman. Para intentar reducir esa brecha, a menudo recurren a ofertas para incentivar que los usuarios paguen de golpe en vez de mensualmente. “Y los clientes nos comparan con los descuentos que hacen ellos, que van desde el 15% al 30%, a veces incluso más, y que de media están alrededor del 20%”.
Anticipar dinero a compañías emergentes tiene sus peligros: “Tenemos que entender muy bien el riesgo a la hora de trabajar con una start-up porque no tenemos ninguna propiedad sobre sus activos. Si la empresa quiebra, nosotros no recibimos nada, solamente recibimos de los flujos futuros de caja”. Pero parece que a ellos también les salen las cuentas. Fernández asegura que el negocio es rentable, aunque aún no tienen beneficios. “Podríamos si parásemos de invertir en crecimiento. Pero como el equipo crece todos los meses porque queremos ir más rápido, por ahora no nos interesa estar en números verdes”, dice. Ahora tienen unos 20 empleados.
“Lo que tenemos que hacer es combinar dos cosas en paralelo”, apunta Fernández sobre los siguientes pasos a dar. “Una es el acceso a financiación no dilutiva para nosotros, más fondos de deuda, más grandes y baratos, que se trasladará a precios más bajos, y luego ampliar el equipo”. Aunque ya trabajan con empresas tecnológicas con el mismo esquema de ingresos fuera de las SaaS, por ahora no se plantean entrar en otros verticales con perfiles de facturación diferentes.