Renault cierra 2020 con récord de pérdidas: 8.000 millones de euros
El grupo francés acusa la pandemia y su participación en Nissan y advierte de un 2021 también difícil
Las cifras anuales de Renault son malísimas y nadie busca maquillarlas. De hecho son, “históricamente”, como coincidió en caracterizarlas la prensa francesa, las peores que haya registrado jamás el gigante automovilístico: en 2020, uno de los principales buques insignia de la industria gala registró pérdidas por 8.008 millones de euros, una situación derivada en buena parte de las pérdidas provocadas por su socio Nissan, pero también por la caída de su propia actividad, afectada de lleno por la crisis del coronavirus, reveló este...
Las cifras anuales de Renault son malísimas y nadie busca maquillarlas. De hecho son, “históricamente”, como coincidió en caracterizarlas la prensa francesa, las peores que haya registrado jamás el gigante automovilístico: en 2020, uno de los principales buques insignia de la industria gala registró pérdidas por 8.008 millones de euros, una situación derivada en buena parte de las pérdidas provocadas por su socio Nissan, pero también por la caída de su propia actividad, afectada de lleno por la crisis del coronavirus, reveló este viernes la compañía.
A pesar de ello, el Gobierno francés, que hace menos de un año advertía de que Renault podría “desaparecer” y le otorgó un préstamo garantizado por el Estado de 5.000 millones de euros, ha asegurado tras conocer los resultados que “confía” tanto en los nuevos dirigentes de Renault como en la estrategia que han presentado para remontar una situación complicada que arrastraba desde antes de que la crisis sanitaria propinara el último gran golpe. El rayo de esperanza está, aseguran tanto desde Boulogne-Billancourt como en París, en la mejor actuación en el segundo semestre del año, que pese a que tampoco salió entonces de los números rojos, con un resultado neto negativo de 660 millones de euros, considera como “el primer paso en la recuperación” de Renault.
“La resurreción del Grupo ha comenzado”, declaró su director general, Luca de Meo, en una reunión con analistas, cita el diario Les Echos.
“Tras un primer semestre impactado por la covid-19, el grupo ha logrado revertir de forma significativa su desempeño en la segunda mitad del año. Este resultado es fruto de los esfuerzos de todos los empleados, de la exitosa aceleración de nuestro plan de recorte de costes y la mejora de la política de precios”, aseguró también en el comunicado emitido por Renault presentando los resultados. De Meo insistió en que la prioridad de cara al futuro es mejorar la “rentabilidad y la generación de efectivo”, tal como se anunció durante la presentación del plan estratégico Renaulution. Este proyecto, presentado a mediados de enero, busca confirmar el cambio de estrategia realizada por la compañía en tiempos de Carlos Ghosn, para pasar de forma definitiva “de volumen a valor”, como dijo en su momento De Meo, al frente del Grupo Renault desde julio del año pasado.
Con todo, los resultados dan vértigo. A causa de sus propios problemas, en 2020 Nissan lastró la cuenta de resultados de su socio Renault, que tiene el 43% de la compañía nipona, con 4.970 millones de euros. Por lo que respecta a su propia actividad, el fabricante francés encajó también un resultado de explotación negativo de 1.999 millones de euros, frente a los 2.105 millones positivos que obtuvo en 2019. Es verdad que esa pérdida de explotación se concentró íntegramente en la primera mitad de 2020 y que en el segundo semestre consiguió obtener unos raquíticos 8 millones de euros. El margen operativo fue negativo de 337 millones de euros, un 0,8 % de su cifra de negocios.
El principal motivo de la debacle de Renault es la caída libre de las ventas de coches, que solo llegó a los 2,95 millones de unidades. Esto supone una caída de 21,3% en 2020 (-6,8 % en el segundo semestre). A su vez, esto se tradujo en un descenso del 21,7 % de la facturación, hasta 43.474 millones de euros (frente a 55.537 millones en 2019).
Para este año, la compañía ni siquiera se atreve a fijar objetivos. “2021 va a ser difícil, en vista de las incertidumbres relacionadas con la crisis sanitaria y la escasez de componentes electrónicos”, advirtió De Meo.
Pese a todo, Renault considera que empieza a sacar la cabeza del agua. Según ha anunciado, el plan de ahorro de 2.000 millones de euros de costes fijos presentado en mayo pasado va más avanzado de lo inicialmente previsto. En 2020 ya se cumplió en un 60%, el doble de lo esperado. En enero, De Meo anunció un nuevo recorte presupuestario pero aseguró que no iría acompañado de despidos. El objetivo es lograr ahorrar 2.500 millones de euros hasta 2023 y hasta 3.000 millones llegado 2025. Como señal de este ajuste de cinturón: la junta de administración propondrá, en la asamblea de accionistas que celebrará a finales de abril, que “no se paguen dividendos respecto a 2020”, adelantó este viernes.
Para 2023, el Grupo dice que puede “confirmar” los objetivos establecidos en su plan estratégico Renaulution que aspira a lograr un margen operativo superior a 3%, algo que ya logró el pasado semestre.
En declaraciones a periodistas, el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, aseguró que el Gobierno de Emmanuel Macron sigue “confiando” en la estrategia de Renault, de la que el Estado francés es accionista, y de sus directivos. “Renault ha anunciado un plan de transformación que es convincente. Estoy convencido de que dará resultado a largo plazo”, aseveró y advirtió en contra de mostrarse impacientes con las reformas: “No se pueden esperar resultados en unos días o semanas, solo en unos meses se verán resultados (…) Como Estado, confiamos en la estrategia, especialmente en la electrificación (de vehículos), y vemos ya que en el segundo semestre los resultados on mejores. Hay que seguir por ahí, es la buena dirección”, agregó.