La letra pequeña de financiar el coche
Los expertos aconsejan al consumidor que no se deje llevar por promociones y regalos y que sopese todos los aspectos a la hora de comprar un vehículo
Comprar el coche a tocateja está cada vez más en desuso. Según datos del sector, alrededor del 53% de las adquisiciones de vehículos nuevos se hacen mediante financiación. Una tendencia que ha crecido mucho en los últimos años y que no solo obedece a la marcha de las economías familiares sino también al interés de los concesionarios de automóviles en vender el coche a crédito.
También los...
Comprar el coche a tocateja está cada vez más en desuso. Según datos del sector, alrededor del 53% de las adquisiciones de vehículos nuevos se hacen mediante financiación. Una tendencia que ha crecido mucho en los últimos años y que no solo obedece a la marcha de las economías familiares sino también al interés de los concesionarios de automóviles en vender el coche a crédito.
También los bancos buscan en el crédito al automóvil resarcirse de la caída de otros segmentos de la actividad como el crédito hipotecario que, además, tiene márgenes más estrechos. Con datos de la Junta Europea de Riesgo Sistémico (ESRB) de 2019, España lideró el crecimiento en créditos al consumo —engloban a los préstamos para compra de automóvil— con un aumento del 63% desde 2014. Este organismo advertía del mayor riesgo que para los bancos suponen estos créditos que, en igual periodo, solo crecieron un 22% en Europa. El volumen de crédito al consumo alcanzaba los 93.394 millones al cierre del primer trimestre, según el Banco de España, de los que 58.497 millones se piden para la compra de bienes duraderos, categoría que lideran los coches. En 2014, la cifra total de crédito al consumo era 57.855 millones de euros.
Así, las compras financiadas suelen ir acompañadas de descuento en el precio del automóvil y también de servicios gratuitos como revisiones mientras dure el plazo del préstamo, o el regalo del primer año del seguro. Un caramelo para el comprador que puede estar o no envenenado. Hay que hacer cuentas.
Javier de Ulacia, director de Auto de Cetelem (BNP Paribas Personal Finance) indica que hay que ver qué es lo que sale más económico, si la suma de las cuotas a pagar, o el descuento que se ofrece. “En la tabla de amortización que te tienen que dar a la hora de la compra del vehículo, tienes que poder ver cuál es el interés que pagas de una u otra forma, y comparar. La compra de un vehículo es, después de la de un inmueble, la más importante para una familia. Es fundamental, reflexionarlo y echar estos números”, explica.
Así, el comprador de un vehículo debe ver si el coste de la financiación es inferior al del descuento o los servicios ofrecidos gratuitamente. Pero también hay que comparar los distintos tipos de interés que ofrecen, bien los bancos o las empresas de financiación que tienen las propias marcas de automóviles. Por ejemplo, Volkswagen o Renault tienen su propia financiera, mientras que el resto de marcas suele llegar a acuerdos con distintas entidades.
En estos acuerdos, como indica el experto en productos financieros de Futur Finances, Pau A. Monserrat, existe un negocio cruzado entre las financieras del concesionario y también con los bancos a través de una comisión fija por vehículo financiado o con la cesión de una parte de los intereses. Esta actividad no es ilícita, pero Monserrat explica que “la regulación del crédito al consumo, a diferencia del hipotecario, todavía no se ha modernizado y no hay obligación de informar de estos aspectos. Tiene que haber más transparencia en la información que se facilita al cliente”, concluye.
Buena muestra del interés de los bancos para convertir el automóvil en un negocio financiero es el leasing de vehículos, que consiste en un arrendamiento financiero por el que se cede el uso de vehículos para el desarrollo de una actividad económica, a cambio del pago de una renta periódica a modo de alquiler. Las entidades compran grandes cantidades de vehículos con descuento y luego realizan este peculiar alquiler que va sobre todo dirigido a la empresa y los autónomos que pueden deducirse fiscalmente ese coste.
Pero saliendo de las puertas del concesionario es posible pedir el préstamo al banco que al comprador le resulte más interesante. La diferencia más importante para Javier Ulacia entre el préstamo que ofrece el concesionario (sea de banco o financiera) y el del banco con su producto específico para compra de automóvil es el servicio, ya que las primeras están a disposición del cliente en la propia concesión en el momento de la compra. “Con los bancos tienes que hacer dos operaciones, una en la concesión, otra en la sucursal, con mayor cantidad de trámites”, dice este experto.
La comodidad de hacer toda la operación en el concesionario no debe ser un argumento a la hora de financiar la compra del coche. La clave se encuentra en el tipo de interés y en el plazo de la operación. A más plazo, más intereses y a tipos más altos, se eleva el precio final de la operación. Los expertos recomiendan, en general, no superar los tres o cuatro años de plazo del préstamo. Y en tipos, hay un amplio abanico que va del 6% hasta el 10%. Hay que comparar los más baratos y, sobre todo, hacer caso de la TAE (Tasa Anual Equivalente), donde vienen recogidos todos los gastos del préstamo, y no tener en cuenta el TIN (Tipo de Interés Nominal), que no incluye ningún tipo de gasto asociado, y únicamente es el interés que se ha acordado con la entidad financiera para la operación.
Tipos elevados
Los tipos del crédito al consumo en España son elevados respecto al resto de Europa. Con datos del Banco de España correspondientes al pasado mes de julio, la TAE se sitúa en el 7,68% de media, frente al 4,72% que pagan de media los europeos en este tipo de préstamo. Rubén Sánchez, secretario general de la asociación de consumidores Facua, explica que “los tipos no son razonables. Son demasiado altos de acuerdo a cómo está el precio del dinero. La única forma de bajarlos es que los clientes acudan a las entidades que ofrezcan los tipos más competitivos con lo que forzarán al resto”. Por su parte, Pau A. Monserrat coincide en la carestía del crédito al consumo en España y apunta que “es interesante mirar los préstamos de las sucursales bancarias porque a veces son más baratos”.
Y cómo no, la Covid-19 tiene también su impacto en el mundo del automóvil. Las ventas de vehículos han caído de forma drástica sobre todo durante el confinamiento, y también ha dado lugar a la generalización de seguros de pago en caso de desempleo o enfermedad. Algo por lo que apuesta el experto de Cetelem, Javier de Ulacia, “aunque incrementan algo las cuotas, son muy recomendables. Por ejemplo, muchos de nuestros clientes se han beneficiado de tener seguros que cubrían enfermedad o paro, y gracias a ellos, han podido tener esta cobertura en situaciones complicadas”, concluye.
Cláusulas
También hay que fijarse en algunas cláusulas claves del crédito al consumo que pueden afectar a la compra del automóvil.
-Comisión de apertura. Muchos de estos préstamos tienen una comisión de apertura que incide claramente en el coste final del préstamo. Por ello, es necesario fijarse en la TAE, donde esta comisión de apertura ya viene recogida en el tipo de interés.
-Amortización anticipada. La penalización que fija la entidad financiera si se cancela antes del plazo previsto. Dato muy importante cuando el préstamo va ligado a descuentos o servicios gratis.
- Cláusulas por demora en el pago de la cuota. Rubén Sánchez, de Facua, indica que se pueden llegar a cobrar 30 ó 40 euros por el retraso en el pago de un solo recibo.