Salida de emergencia

No solo las crisis sanitarias se cobran vidas, también las económicas al generar carencias, truncar inversiones y destruir puestos de trabajo. La crisis sanitaria y el confinamiento tienen un impacto económico serio. Por ello, hay que empezar el proceso de salida antes de erradicar completamente el virus, priorizando la salud y reduciendo al máximo posible el impacto económico. Este equilibrio no es fácil, dado que ambas dinámicas son exponenciales y muy desestabilizadoras. A la terrible pérdida de vidas, la covid-19 ya le estaría costando a España mucho más de 1 millón de “empleos”, bien sea ...

No solo las crisis sanitarias se cobran vidas, también las económicas al generar carencias, truncar inversiones y destruir puestos de trabajo. La crisis sanitaria y el confinamiento tienen un impacto económico serio. Por ello, hay que empezar el proceso de salida antes de erradicar completamente el virus, priorizando la salud y reduciendo al máximo posible el impacto económico. Este equilibrio no es fácil, dado que ambas dinámicas son exponenciales y muy desestabilizadoras. A la terrible pérdida de vidas, la covid-19 ya le estaría costando a España mucho más de 1 millón de “empleos”, bien sea por menos puestos de trabajo o por ERTE.

Al no haber precedentes, la estrategia de salida debe ser gradual, generando espacio para probar, aprender y rectificar; y así reducir el riesgo de un nuevo período de confinamiento que tendría consecuencias dramáticas para la salud y la actividad. Para ello, el proceso debe cumplir una serie de requisitos: (1) analizar y ajustar las estrategias de salida con las enseñanzas en España y otros países; (2) medir meticulosamente la provisión de servicios sanitarios y asegurarlos, reduciendo su saturación; y (3) desarrollar protocolos rigurosos y medios tecnológicos eficaces para detectar y analizar los contagios, neutralizando nuevas olas epidémicas y diseñando estrategias que permitan una mayor actividad sin socavar la protección sanitaria.

La estrategia avanzada por España y otros países europeos se guía por estos tres principios, todos alineados con la hoja de ruta propuesta por la Comisión Europea, aunque aún sin una coordinación explícita entre ellos. España ha anunciado su intención de salir de la emergencia a finales de junio, si bien las etapas de desescalada no tienen fechas específicas, dependen de la evolución de indicadores sanitarios por provincia. Para obtener los máximos beneficios de esta estrategia es imprescindible medir con precisión y transparencia el cumplimiento de los criterios establecidos.

Sobre el tercer principio, tendrán que llegar detalles sobre cómo se procederá a una detección temprana y cómo se desarrollará el análisis y seguimiento del nuevo infectado y su entorno. Esto cobra especial relevancia dado que dichos protocolos tendrán que mantenerse más allá de junio. Es imprescindible diseñar procesos de acción coordinados y bien definidos entre el Gobierno central y las comunidades autónomas, dentro del marco de la Unión Europea.

Las crisis hay que aprovecharlas para fortalecer el marco de acción hacia delante. Es el momento de pensar en cómo institucionalizar la monitorización de protocolos, tal vez bajo un organismo independiente que movilice expertos en salud, con capacidad de coordinación internacional, y desde luego con la Unión Europea. Los análisis y la valoración experta son un insumo clave en esta crisis sanitaria, y lo serán en la preparación ante posibles futuras epidemias. Estos mecanismos sin duda ayudarán en la toma de decisiones de las autoridades.

Jorge Sicilia y Alejandro Neut de BBVA Research.