Lagarde desvela su plan contra el coronavirus: comprará más deuda e inyecta liquidez pero deja los tipos intactos

Las medidas del BCE decepcionan a los mercados, que esperaban un paquete más contundente

Madrid -
Christine Lagarde, presidenta del BCE

Cercado por la alerta máxima ante el coronavirus, y con una munición ya muy desgastada, Christine Lagarde mostró el jueves su artillería. En su día más importante desde que a finales del año pasado asumiera el liderazgo del Banco Central Europeo (BCE), Lagarde anunció que comprará hasta finales de año 120.000 millones adicionales en bonos de deuda y nuevas inyecciones de liquidez. Pero dejó intactos los tipos de interés.

Con unos mercados en caída libre, Lagarde trata de transmitir la sensación de que tiene herramientas para e...

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Cercado por la alerta máxima ante el coronavirus, y con una munición ya muy desgastada, Christine Lagarde mostró el jueves su artillería. En su día más importante desde que a finales del año pasado asumiera el liderazgo del Banco Central Europeo (BCE), Lagarde anunció que comprará hasta finales de año 120.000 millones adicionales en bonos de deuda y nuevas inyecciones de liquidez. Pero dejó intactos los tipos de interés.

Con unos mercados en caída libre, Lagarde trata de transmitir la sensación de que tiene herramientas para evitar una recesión que cada día parece más probable. Pero no parece convencer a los inversores. Tras hacerse público el comunicado del organismo, las Bolsas europeas ahondaron sus ya muy abultadas pérdidas. El Ibex, que ya perdía un 6% antes de conocerse estos planes, se desplomaba un 8% minutos después. “El BCE necesitaba dar una señal de tranquilidad y no lo ha hecho. El mercado esperaba medidas más contundentes”, reaccionaba poco después de conocerse la decisión Javier Molina, analista de eToro.

Hace días que los analistas anticipaban un paquete que incluía ahondar en los tipos negativos, inyectar más liquidez para que los bancos la transmitan a las pymes y una ampliación de su paquete de compra de activos. De estas tres medidas, deja fuera la rebaja de tipos. Pero sí aumenta la compra de bonos y pone en marcha una línea de liquidez inmediata para el sistema financiero europeo además de mejorar las condiciones de las subastas de liquidez ya existentes.

Las herramientas que durante la crisis del euro fueron de utilidad no está claro que ahora vayan a ahuyentar los malos espíritus que orden a la economía. El escaso efecto que han tenido las rebajas de tipos en Estados Unido y el Reino Unido no alimentan precisamente el optimismo. Pero Lagarde estaba obligada a actuar. Más aún cuando en una videoconferencia con los líderes europeos les urgió el martes a evitar la complacencia, y tomar medidas para evitar que lo que nació por la expansión de un virus en una lejana ciudad de China acabe convertida en una crisis comparable a la que en 2018 siguió a la caída de Lehman Brothers.

“La economía se enfrenta a una mezcla sin precedentes de shocks de demanda y de oferta. Para empeorar las cosas, las turbulencias en los mercados aumentan el riesgo de un efecto negativo tanto en los mercados financieros como en la economía real. Esta es una importante diferencia respecto a la crisis de 2008/2009”, escriben en un informe los analistas de ING.

Lagarde dejó de lado la bajada en la facilidad de depósito que anticipan los analistas. Esto es el dinero con el que tradicionalmente el BCE retribuía a las entidades financieras por dejar fondos en sus arcas, pero desde 2014 este porcentaje es negativo, así que en lugar de pagar a los bancos, el BCE les cobra.

Otra medida en todas las quinielas era la inyección de liquidez. Lagarde dijo a los líderes europeos que está buscando herramientas para aportar financiación “superbarata” que asegure el crédito no se agota. El economista de JPMorgan Chase Greg Fuzesi asegura en declaraciones a Bloomberg que una vía sería comenzar un nuevo programa que incentivara al sector financiero a prestar a las pymes. Por último, la jefa del BCE ha decidido también aumentar el ritmo de compras de activos, ahora en 20.000 millones mensuales.

Este es el maletín de herramientas que la francesa tiene sobre la mesa. Pero nadie cree que el BCE vaya a resolver esta crisis por sí solo. Lagarde advirtió a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE que sus medidas solo pueden funcionar si ellos ponen de su parte, y aprueban importantes planes de estímulo. En la cumbre del martes le hicieron poco caso. Está por ver si los líderes europeos responden en los próximos días con un plan coordinado a la altura del reto al que se enfrentan.

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