Hacia Desembarco del Rey en un coche a pilas

El equipo de Endesa viajó el martes desde Barcelona a Girona, escenario de 'Juego de Tronos'. Lo hicieron en un Nissan Leaf, el turismo eléctrico más vendido del mundo

El equipo de Endesa camino de Girona en un Nissan Leaf.JAF

Doce turistas japoneses despliegan sus palos para selfie y apuntan a la catedral de Girona. El edificio gótico y barroco y su escalinata de vértigo atraen a los visitantes por su espectacularidad y por haber aparecido en la última temporada de Juego de Tronos. En el entorno, restaurado hace más de una década, se rodaron varias escenas que transcurren en Desembarco del Rey y Braavos, dos de las legendarias ciudades de la serie de la HBO. Frente a un lugar tan célebr...

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Doce turistas japoneses despliegan sus palos para selfie y apuntan a la catedral de Girona. El edificio gótico y barroco y su escalinata de vértigo atraen a los visitantes por su espectacularidad y por haber aparecido en la última temporada de Juego de Tronos. En el entorno, restaurado hace más de una década, se rodaron varias escenas que transcurren en Desembarco del Rey y Braavos, dos de las legendarias ciudades de la serie de la HBO. Frente a un lugar tan célebre recorría sus últimos metros, a media mañana del 30 de mayo, la comitiva de Endesa. Cubrían el tramo final de la quinta etapa de la vuelta a España en coche eléctrico, entre Barcelona y Girona.

El Nissan Leaf, 100% eléctrico, elegido para este trayecto de 102 kilómetros, se deslizaba por el empedrado de la ciudad catalana con suavidad. En su interior, los protagonistas de este viaje, el empleado de Endesa José Antonio Morilla y el actor Jordi Cadellans, uno de los actores de la serie de TV3 La Riera, sabían que con su paseo no contaminarían el aire y ni estropearían el buen aspecto de las construcciones históricas de uno de los cinco municipios más limpios de la Comunidad, según la Red de Vigilancia y Prevención de la Contaminación Atmosférica de Cataluña.

A diferencia de los vehículos térmicos (gasolina, diésel y gas natural), los eléctricos no emiten CO2, ni otras sustancias altamente tóxicas para la salud como el dióxido de nitrógeno y las partículas en suspensión, a la atmósfera. Estas últimas son invisibles al ojo humano y están compuestas por amonio, carbono, sulfatos, nitratos, metales y cloruro. Las más perjudiciales son las de 10 micrones, o milésimas de milímetro de diámetro (PM10), y las de 2,5 micrones (PM2,5), cien veces más finas que el grosor de un cabello humano. Son uno de los principales causantes de cáncer de pulmón, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pueden instalarse en los pulmones, alcanzar el torrente sanguíneo y generar problemas respiratorios y cardiovasculares.

Muchos enchufes callejeros

Girona es una de las provincias de España con más puntos de recarga de España. Según electromaps.com, una web especializada en la localización de puntos de recarga, existen 55 puntos, entre los que figuran varios de carga rápida, que permite recuperar el 80% de la batería en 20 minutos, aunque para disfrutar de este servicio es necesario que el vehículo esté adaptado.

"Cada eléctrico que sale a la carretera supone menos contaminación emitida a la atmósfera", apunta un portavoz de Endesa. En lo que va de 2017, han salido de los concesionarios 1.621 coches eléctricos en España. El Renault Zoe y el Nissan Leaf con el que Morilla y Cadellans han viajado desde Barcelona, son los más vendidos en España. Lo han logrado gracias a los 250 kilómetros de autonomía que proporciona su batería de 30kWh. Incluso les han sobrado vatios para dar una vuelta por el televisivo casco histórico. "No hemos ido preocupados por lo que quedaba de batería pero sí que lo teníamos en mente. Además, en algunas ocasiones incluso recuperábamos carga", relata Cadellans.

Vídeo  de Endesa sobre la etapa entre Barcelona y Girona.

El vehículo eléctrico ascendiendo por una calle del casco antiguo de Girona.Flash2Flash

"En las bajadas casi no utilizas el freno y esa energía carga la batería", apunta el piloto. Pisar el freno con suavidad permite que el motor convierta la energía cinética en eléctrica y pueda recargar la batería. "En los atascos también ahorras, hace unos años esto era impensable", explica Morilla, atravesando las estrechas calles medievales de Girona. Este ingeniero catalán se desplaza todos los días en vehículo eléctrico desde su domicilio, cerca de Vic a la sede de Endesa en Barcelona. Lo adquirió el año pasado gracias al Plan de Movilidad para Empleados. Después de casi un año de uso asegura que no volvería al térmico. "En un coche convencional recorrer 100 kilómetros me costaba ocho o diez euros, con el eléctrico tan solo dos", sostiene. "Uno tú y otro yo", añade Cadellans, entre risas, mientras dejan atrás los épicos escenarios de Juego de Tronos que transportan al visitante a otra época y se aproximan a la meta, el lugar donde acaba esta ruta, un enclave muy del presente, como el coche eléctrico: la estación de trenes de Girona.

Repostar en casa

La manera más cómoda y eficaz de cargar un vehículo eléctrico es través de un dispositivo de carga individual. Hacerlo desde un enchufe convencional lleva entre 10 y 13 horas, y  depender de los postes públicos en las calles complica mucho el proceso. "No en todas partes tienes uno cerca de tu casa", apunta José Martínez, empleado de Endesa, conductor de vehículo eléctrico desde 2016.

Cada particular, que disponga de plaza de garaje, puede comprar su propio dispositivo de carga y solicitar su instalación a cualquier profesional electricista. Muchos fabricantes de automóviles, sin embargo, facilitan el acceso a estos dispositivos de carga al comprar el coche. Smart, por ejemplo, ofrece la instalación gratuita del punto de recarga en la plaza de aparcamiento privado a aquellos que adquieren un Smart For Two o Smart For Four.

Las eléctricas también disponen de un servicio de compra e instalación. Endesa permite obtener presupuesto sin compromiso. Solo hay que solicitar una cita a través del telefóno de Movilidad para que un experto valore la obra necesaria para llevar la electricidad hasta la plaza de aparcamiento. Su coste empieza en torno a los 1.000 euros. "El precio aumentará cuanto más compleja sea la intervención", apunta Elena Bernárdez, responsable de desarrollo de negocio de movilidad eléctrica de Endesa.

El aspecto de los cargadores es el de cubo de aproximadamente un palmo de lado, que se ancla en la pared y se conecta a un cable surtidor de unos cinco metros de longitud. Para colocar uno en la plaza de garaje lo habitual es lanzar un cable desde el contador particular. Si esto resulta imposible hay que dar de alta un nuevo contador y firmar un contrato. No es necesario pedir permiso a la comunidad de vecinos, pero conviene informarle, ya que hay que realizar obras en zonas comunes del edificio. El proceso de carga, además, puede seguirse en cada momento e incluso programarse, a través de una aplicación móvil

Esta noticia, patrocinada por Endesa, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.

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