Cartas al director

Servidores públicos

En tiempos en que el término servidor público no está precisamente bien valorado creo que es de estricta justicia mostrar público agradecimiento al señor Navarro por su gestión al frente de la DGT. Los datos de la evolución de siniestros en las carreteras durante su gestión son de sobra conocidos y deberían ser suficientes para que el director General de Tráfico cesado deba ser reconocido como servidor público ejemplar.

Y aquí viene la segunda parte. Si el señor Navarro lleva años realizando un excelente trabajo, ¿qué razones hay para cambiarle? Cierto es que le nombró otro Gobierno, pe...

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En tiempos en que el término servidor público no está precisamente bien valorado creo que es de estricta justicia mostrar público agradecimiento al señor Navarro por su gestión al frente de la DGT. Los datos de la evolución de siniestros en las carreteras durante su gestión son de sobra conocidos y deberían ser suficientes para que el director General de Tráfico cesado deba ser reconocido como servidor público ejemplar.

Y aquí viene la segunda parte. Si el señor Navarro lleva años realizando un excelente trabajo, ¿qué razones hay para cambiarle? Cierto es que le nombró otro Gobierno, pero los ciudadanos se merecen una explicación más allá del tópico de que ocupa un puesto de libre designación. No podemos aceptar que se nos llene la boca hablando de la necesaria evaluación de los servicios públicos, de la introducción de criterios de eficacia, eficiencia, logro de objetivos... y luego justifiquemos decisiones como esta pura y simplemente en la libre confianza a la hora de elegir a los puestos directivos de la Administración. Esto no anima precisamente a los funcionarios públicos a hacer bien su trabajo sino, en todo caso, a hacer lo posible para llegar a ser personal de confianza.

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