Crítica:ARTE | EXPOSICIONES

Matt Mullican

La ciudad es el espacio de las costumbres, de las partidas y los regresos. Encrucijada y lugar de los tránsitos, hace pensar en la muerte y lo efímero, campo de batalla donde viven los seres humanos del futuro que no tienen futuro y hasta cuya supervivencia parece, a ratos, feliz. La ciudad, no ya la nación, es el auténtico epos, y es a través de ella donde la caótica multiplicidad de la realidad se vuelve una, ordenada, como un friso que reprodujera la totalidad. El artista californiano Matt Mullican (1951) ha encontrado la libertad y el futuro en una City imaginaria que fluye como un río, pr...

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La ciudad es el espacio de las costumbres, de las partidas y los regresos. Encrucijada y lugar de los tránsitos, hace pensar en la muerte y lo efímero, campo de batalla donde viven los seres humanos del futuro que no tienen futuro y hasta cuya supervivencia parece, a ratos, feliz. La ciudad, no ya la nación, es el auténtico epos, y es a través de ella donde la caótica multiplicidad de la realidad se vuelve una, ordenada, como un friso que reprodujera la totalidad. El artista californiano Matt Mullican (1951) ha encontrado la libertad y el futuro en una City imaginaria que fluye como un río, profunda, callada pero enfática, creada a partir de su personal e ingenuo submundo donde todo es abstracto y a la vez esencial. En la galería ProjecteSD ha desplegado el álbum de una urbe ideal, como un "significante flotante" hecho a partir de cuatrocientos trabajos que incluyen bocetos, mapas y planos, anotaciones, lienzos, fotografías de ciudades reales, collages, obras generadas por ordenador y películas que sirven para revisitar su idea nemónica tal y como fue abordada a lo largo de su trayectoria, desde 1973, cuando creó su primer modelo "cosmológico", un vocabulario de signos y diagramas que designan sistemas físicos, biológicos y epistemológicos y que, como él mismo apunta, "son un mapa subjetivo de cómo encajamos en el universo". Ciudad y arquitectura ayudarían al ser humano a comprender y estructurar la realidad, pero también es posible que la promesa de sus edificios, estaciones de tren, avenidas y parques sea falaz y que no exista tal universalidad, aquel árbol de la humanidad de Herder imaginado como un nido de plenitud. A partir de esa imperfección, Matt Mullican parece querer dejar espacios en blanco, invitando al espectador a rellenarlos con el sentimiento de su propia orfandad. Más allá del orden y el ritmo urbano existe el caos, y eso es lo que parece querer decirnos el artista con desengañada claridad. La Melancolía se sobrepone a ese horizonte sin fin de la naturaleza creadora, pero es esa desorientación y pérdida, ese extrañamiento, lo que nos coloca en el mundo. La ciudad como la gran cabaña existencial.

Matt Mullican

Galería ProjecteSD

Passatge Mercader, 8, bajos. Barcelona

Hasta el 18 de febrero