Editorial:Editorial

Geopolítica y demanda

La volatilidad en los precios de las materias primas es uno de los factores con mayor capacidad de perturbación de la actividad económica. Desde la multiplicación de sus precios en noviembre de 1973 ha sido el petróleo la que en mayor medida ha amenazado la estabilidad económica y la prosperidad. En los últimos años también las materias primas agrícolas han contribuido a perturbar los precios relativos, como consecuencia no solo de tensiones en la demanda tradicional, sino en la de usos alternativos, como los energéticos. No siempre han sido razones objetivas, fundamentalmente económicas, deri...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La volatilidad en los precios de las materias primas es uno de los factores con mayor capacidad de perturbación de la actividad económica. Desde la multiplicación de sus precios en noviembre de 1973 ha sido el petróleo la que en mayor medida ha amenazado la estabilidad económica y la prosperidad. En los últimos años también las materias primas agrícolas han contribuido a perturbar los precios relativos, como consecuencia no solo de tensiones en la demanda tradicional, sino en la de usos alternativos, como los energéticos. No siempre han sido razones objetivas, fundamentalmente económicas, derivadas de oferta y demanda, las que han determinado esa volatilidad de los precios de las materias primas, desde luego de las energéticas. La geopolítica y fenómenos naturales influyen igualmente en sus precios. En los próximos meses pueden confluir los dos primeros grupos de causas en la evolución de sus precios.

La debilidad de la demanda en el conjunto de la economía mundial es el primero de los factores que pueden reducir de forma significativa los ingresos de los países dependientes de ese tipo de exportaciones. Si la demanda final en las economías más importantes sigue la senda de marcado descenso que todas las instituciones anticipan, la demanda de materias primas lo hará igualmente. En la eurozona, las señales de contracción son ya explícitas en la mayoría de las economías. El probable escenario recesivo de este año condicionará el crecimiento de la economía global, al tiempo que las otras grandes, EE UU y Japón, creciendo por debajo de su ritmo potencial no podrán compensar esa debilidad europea. China, principal demandante de materias primas e inversor en países con ventajas productoras, también contribuirá al debilitamiento, como respuesta al menor crecimiento previsto, significativamente inferior al promedio de la última década.

La geopolítica, por su parte, puede ya estar condicionando la evolución de algunos precios, en particular de la energía basada en hidrocarburos. Por razones distintas, las probabilidades de una contracción en la oferta de crudo procedente de Irán, Venezuela o Nigeria son significativas. Un embargo occidental sobre las exportaciones iraníes de crudo, como presión para conseguir paralizar el programa nuclear de ese país, no es un desenlace improbable. Razones extraeconómicas pueden igualmente presionar al alza el precio del petróleo si las tensiones laborales y sociales en Nigeria siguen generando alteraciones en la producción y distribución del crudo allí producido.

En general, los índices de materias primas han acusado más hasta ahora el debilitamiento de la demanda que el enrarecimiento de la geopolítica. Así ha ocurrido con las materias primas agrícolas. El índice de la FAO está en su menor nivel desde octubre de 2010, como consecuencia no solo de la menor demanda, sino también de elevados stocks acumulados en los últimos meses. Tan importante como evitar la generación de conflictos susceptibles de aumentar la inestabilidad en esos mercados es garantizar la sostenibilidad de la demanda global para que las economías más dependientes de esos monocultivos exportadores no sufran los problemas del pasado. Son razones adicionales para que los Gobiernos de las economías avanzadas eviten el desplome. Y también hagan lo propio con las amenazas geopolíticas que subyacen en la escena global. -

Archivado En