Columna

Fabra mueve fichas

Año nuevo, Consell nuevo. O no tanto. La remodelación que Alberto Fabra hizo ayer de su Gabinete es corta aunque significativa. En un solo movimiento, sacó de la vicepresidencia a Paula Sánchez de León y le arrebató a Lola Johnson la condición de portavoz, pese a que seguirá al frente de un departamento que supedita la cultura al turismo y mantiene la causa de los grandes eventos en un contexto que no da margen a bromas de autopromoción. No le vamos a contradecir la intención. Fabra heredó su Gobierno de Francisco Camps, que hace seis meses todavía creía que podría sentarse en el banquillo, do...

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Año nuevo, Consell nuevo. O no tanto. La remodelación que Alberto Fabra hizo ayer de su Gabinete es corta aunque significativa. En un solo movimiento, sacó de la vicepresidencia a Paula Sánchez de León y le arrebató a Lola Johnson la condición de portavoz, pese a que seguirá al frente de un departamento que supedita la cultura al turismo y mantiene la causa de los grandes eventos en un contexto que no da margen a bromas de autopromoción. No le vamos a contradecir la intención. Fabra heredó su Gobierno de Francisco Camps, que hace seis meses todavía creía que podría sentarse en el banquillo, donde pasa estos días, con la manta protectora de su condición de presidente y la prueba de descargo de su mayoría absoluta en las urnas. Hasta qué punto no era suya la raíz de su poder lo revela con claridad que el nuevo gerente valenciano de la marca PP, el exalcalde de Castellón, aparta de golpe dos piezas que definieron precisamente aquella alineación que Camps confeccionó justo a las puertas del poscampismo.

Se va Sánchez de León a la Delegación del Gobierno, cargo en el que no tendrá que lidiar con la hostilidad del Consell que Ana Botella ha afrontado con rigor y dignidad. No es descartable verla, a partir de ahora, esgrimir argumentos de Estado que la hemeroteca contrastará con crueldad. Sánchez de León no ha llamado la atención por su habilidad. Cuando ha tenido en sus manos una baza para hacerse una personalidad, la ha desperdiciado. Hablo de la negociación que, se supone, tenía encargada con los partidos de la oposición sobre temas como la lucha contra la crisis o el modelo de radio y televisión. Una clamorosa indolencia ha marcado su actitud. Algo inexplicable, cuando tenía en sus manos una auténtica oportunidad.

Que la incapacidad de la exvicepresidenta no obedecía a una consigna previa, en el sentido de escenificar una voluntad de consenso que no era tal, lo apunta su relevo, José Ciscar, exconsejero de Educación, personaje más derechista que su predecesora, sin duda alguna, pero con una habilidad para hacer política que Sánchez de León ni siquiera ha sido capaz de vislumbrar. Ciscar dio la vuelta en unos meses al órdago de Font de Mora contra la enseñanza en valenciano. Su sucesora, la alcaldesa de Torrent, María José Català, tiene tan buena sintonía con Escola Valenciana, como el nuevo hombre fuerte del Consell, o incluso mejor.

No hay que descartar, desde luego, que la jugada tenga que ver, sobre todo, con la necesidad de Fabra de asegurarse el control del partido. Que no haya tocado al equipo económico no es más que la confirmación de que, en algo tan definitivo, el Consell depende de la ayuda que le pueda prestar Rajoy. Ahora mismo, la Generalitat Valenciana es una pieza bajo su control.

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