Reportaje:patrimonio

La fábrica de literatura

La Imprenta Municipal, convertida desde ayer en museo, alberga 3.000 piezas con más de dos siglos de antigüedad. El proyecto persigue "preservar un saber secular y difundir la cultura del libro"

Madrid cuenta desde ayer con un nuevo patrimonio: una factoría literaria, la nueva sede de la Imprenta Artesanal Municipal, convertida en museo vivo, donde los libros que allí se imprimen cuentan al visitante su historia y la de su hechura. Prensa manual, maquinaria mecánica, linotipias, minervas... más encuadernación, ilustración, diseño y tipografía trazan el curso seguido por la principal herramienta cultural. Está ubicado en el corazón de Madrid (Concepción Jerónima, 15), a unos metros de la que fue casa de Diego Velázquez. Hoy trabajan casi 50 personas bajo la dirección de José Bonifacio ...

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Madrid cuenta desde ayer con un nuevo patrimonio: una factoría literaria, la nueva sede de la Imprenta Artesanal Municipal, convertida en museo vivo, donde los libros que allí se imprimen cuentan al visitante su historia y la de su hechura. Prensa manual, maquinaria mecánica, linotipias, minervas... más encuadernación, ilustración, diseño y tipografía trazan el curso seguido por la principal herramienta cultural. Está ubicado en el corazón de Madrid (Concepción Jerónima, 15), a unos metros de la que fue casa de Diego Velázquez. Hoy trabajan casi 50 personas bajo la dirección de José Bonifacio Bermejo, uno de los grandes expertos en artes gráficas. Su cometido consiste en dirigir la impresión artesanal de la producción literaria municipal. "Se trata de preservar un saber secular, difundir la cultura del libro", explica Bermejo.

Los generosos espacios huelen a cuerda, papel y tinta, aquel líquido hecho de aceite de linaza cocido y de hollín de chimenea, el mismo con el que Gutenberg y Aldo Manuzzio impregnaron los tipos cuya mixtura alumbró la impresión de sus excelsos incunables. Ingenios de madera y metal, claros y negros; papel mullido; linos de parafina para coser los lomos de piel de las encuadernaciones... y mucho oficio de artesanos de las artes gráficas, dan sentido y ritmo a este recinto donde se acumulan saberes de seis siglos.

La Imprenta Municipal trabajó ininterrumpidamente desde 1853, y a partir de 1933 en este mismo lugar, hasta que la impresión electrónica zanjó sus cometidos. Pero la Imprenta Artesanal tomó el relevo y desde hace dos años comenzó su proceso de inserción en los 3.653 luminosos metros cuadrados distribuidos en tres anchurosas plantas del interior de un casón con patio central de luces. El edificio fue proyectado por Francisco Javier Ferrero Llusiá y Luis Bellido, arquitectos municipales que mimaron el diseño de la estructura con hormigón acuartelado para que pudiera soportar la sobrecarga de las pesadas imprentas. Así lo explica el arquitecto Juan José Echeverría, coordinador de Infraestructuras Culturales del Ayuntamiento. "Si las construcciones de entonces mostraban una resistencia de 100 a 200 unidades de carga, Ferrero y Bellido emplearon aquí materiales para decuplicar su potencia". Subraya asimismo la búsqueda constante de luz para alumbrar las tareas de cajistas, linotipistas e impresores, en bóvedas, ventanales y miradores, hoy afortunadamente recobrados tras haber permanecido inexplicablemente cegados durante décadas.

En la planta baja del edificio tienen asiento las imprentas manual y mecánica, el departamento de técnicas de ilustración, más dependencias de encuadernación, una sala de actividades y un taller de impresión tipográfica. Entre otros tesoros, alberga el ajuar de la fundición tipográfica Bauer, de Barcelona. Fue la última compañía que fabricó matrices tipográficas hasta 2007. Juan José Echeverría y el director de la Imprenta Municipal los adquirieron allí "por un precio muy razonable". Los trajeron a Madrid y hoy engrosan la espléndida colección de componentes de artes gráficas que el museo muestra, con un ajuar de hasta 3.000 piezas.

Destaca asimismo la colección de matrices Futura. Son tipos fundidos con un molde diseñado por el movimiento grafico-arquitectónico germano de la Bauhaus, letra que ha dado expresión a buena parte de los principales textos del siglo XX, "entre otros, el cartel que llevó a la Luna la nave espacial que por primera vez pisó el satélite en 1969", según explica José Bonifacio Bermejo.

Una prensa manual reconstruida semejante a la empleada por Juan de la Cuesta para imprimir en 1605 el Ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha sigue aquí en funcionamiento. En otra estancia se exhiben las máquinas que entrado el siglo XIX, combinaron el movimiento circular y el lineal para imprimir, en uno de los principales saltos tecnológicos hasta la reciente informatización. Hasta 13 presas tipográficas de distinta naturaleza; una excelente colección de hierros de dorar; un tórculo gemelo del empleado para grabar por Goya en 1789; una prensa de imprimir de marca Krause, de 1860; una máquina tipográfica Planeta, de 1913 y hasta 134 encuadernaciones artísticas. Si las nuevas tecnologías de impresión fallaran algún día, Madrid sería quizás el último refugio donde las artes tradicionales de imprimir podrían ser recobradas y los libros, hechos como durante siglos.

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Una prensa Krause y 134 encuadernaciones

- La primera imprenta madrileña se creó en 1853 y en 1876 pasó a llamarse Imprenta y Litografía Municipal. Desde 1934 está ubicada en la sede actual, obra de Francisco Javier Ferrero y Luis Bellido.

- Alberga 3.000 piezas en 3.500 metros cuadrados.

- Sus tesoros: desde la imprenta manual de los siglos XV al XVIII a la mecánica; una prensa de imprimir Krause, de 1860; una tipográfica Planeta, de 1913 y hasta 134 encuadernaciones artísticas.

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