Tribuna:

Elevado desempleo en EE UU

Una tasa de desempleo estructural elevada implica un menor ritmo de actividad de la economía y, por tanto, un nivel de vida de las familias más bajo. Así, la persistente debilidad del mercado laboral ha originado un debate sobre cuánto ha aumentado la tasa estructural de desempleo. Para algunos, la lenta disminución del desempleo es reflejo de cambios estructurales que no pueden ser resueltos por estímulos fiscales de corto plazo ni por políticas monetarias expansivas. Para otros, el problema radica en la debilidad cíclica de la economía. Este debate ha permeado los más altos niveles instituci...

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Una tasa de desempleo estructural elevada implica un menor ritmo de actividad de la economía y, por tanto, un nivel de vida de las familias más bajo. Así, la persistente debilidad del mercado laboral ha originado un debate sobre cuánto ha aumentado la tasa estructural de desempleo. Para algunos, la lenta disminución del desempleo es reflejo de cambios estructurales que no pueden ser resueltos por estímulos fiscales de corto plazo ni por políticas monetarias expansivas. Para otros, el problema radica en la debilidad cíclica de la economía. Este debate ha permeado los más altos niveles institucionales incluyendo la Reserva Federal, dando origen a visiones encontradas de cómo resolver la problemática actual. Para los actores políticos, el desempleo será uno de los principales factores en las elecciones presidenciales del próximo año.

Los estímulos fiscales y monetarios para reanimar la demanda han resultado ineficaces

La tesis de que el problema es principalmente estructural se basa en que las empresas están dispuestas a contratar trabajadores, pero no pueden encontrar candidatos con las habilidades adecuadas. Por ejemplo, los millones de trabajadores que dependían del sector inmobiliario y que difícilmente pueden ser contratados en sectores dinámicos como salud o energía. Por consiguiente, los estímulos fiscales y monetarios enfocados en reanimar la demanda agregada han sido ineficaces e incluso perversos al retrasar la propia recuperación. En este contexto, la solución podría ser incentivar la formación de capital humano mediante subsidios a la educación de ciertas ocupaciones o a la contratación de trabajadores poco cualificados.

No obstante, la evidencia es debatible. La dinámica salarial y de recontratación es parecida entre distintas ocupaciones y no tan distinta a la de otros periodos de ajuste. Además, el aumento en el número de vacantes en un periodo de elevado exceso laboral apunta a que las empresas pueden darse el lujo de ser más selectivas en la selección de candidatos, retrasando la creación de empleo. Otra posible explicación es la falta de movilidad de las familias, generada por la crisis inmobiliaria. Sin embargo, si bien el desplazamiento poblacional se ha frenado, este se ha visto más afectado dentro de las ciudades que entre Estados, sugiriendo como causa principal la debilidad económica generalizada.

Adicionalmente, la extensión del seguro de desempleo puede desincentivar el esfuerzo en la búsqueda de empleo, mientras que la incertidumbre política y económica limita el gasto en capital. Así, aunque nuestros cálculos indican que el aumento estructural del desempleo oscila entre el 1,1% y el 1,9% en los últimos tres años, su persistencia puede ser un problema mayor hacia adelante. Una estrategia efectiva requiere una visión centrada en incrementar la competitividad y la inversión privada, de quien finalmente depende la creación sostenible del empleo.

Nathaniel Karp es economista jefe para EE UU de BBVA Research.

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