Novagalicia fuerza el cierre de una firma en suspensión de pagos

El resto de acreedores de Suministros Mainel apoyaban una salida negociada

Uno a uno, los 20 trabajadores de Suministros Mainel reciben estos días la carta de despido. Es el fin del sueño de una firma que navegó en la ola de prosperidad de la última década y que convirtió un modesto taller con dos empleados en una fábrica de 3.000 metros en el polígono industrial de O Corgo. Sus dos socios compraron la parcela justo antes de que estallase la burbuja inmobiliaria con la ayuda de un préstamo de Caixa Galicia, que ahora los ha abocado a la liquidación.

Las cosas se torcieron a finales de 2008, cuando cortaban la cinta roja de las nuevas instalaciones. Los impago...

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Uno a uno, los 20 trabajadores de Suministros Mainel reciben estos días la carta de despido. Es el fin del sueño de una firma que navegó en la ola de prosperidad de la última década y que convirtió un modesto taller con dos empleados en una fábrica de 3.000 metros en el polígono industrial de O Corgo. Sus dos socios compraron la parcela justo antes de que estallase la burbuja inmobiliaria con la ayuda de un préstamo de Caixa Galicia, que ahora los ha abocado a la liquidación.

Las cosas se torcieron a finales de 2008, cuando cortaban la cinta roja de las nuevas instalaciones. Los impagos se sumaron a la pérdida de una subvención que esperaban cobrar y los ingresos se desplomaron un 50% en 24 meses. El cierre contable de 2010 lo dejaba bien claro: los números rojos superaban el medio millón de euros.

"Le pedíamos que refinanciasen un crédito sin riesgo", dice la empresa

Llegó la suspensión de pagos y con ella la propuesta de convenio, que establecía una quita del 50% de la deuda, a pagar en cinco años. Sorprendentemente la mayoría de los acreedores, con facturas sin cobrar que suman 400.000 euros, levantaron la semana pasada la mano para apoyar el plan propuesto por la empresa.

No fue suficiente. El 60% del pasivo está en dos créditos de Mainel con Novagalicia Banco, que con su voto supera el quórum mínimo que la ley establece para ejecutar o rechazar el acuerdo. Los empresarios, conscientes de que la antigua caja tenía garantías que le aseguraban el cobro del 100% de la deuda, le pidieron una renegociación de los préstamos, que con el aval de la sociedad de garantía recíproca Afigal podrían pagar íntegramente en 15 años. No tuvieron suerte. "Lo más sorprendente es que la respuesta última del banco es que ellos también necesitaban liquidez y debían ejecutar los avales para generar tesorería", aseguran fuentes de la empresa. Algunos pequeños acreedores incluso pidieron explicaciones porque no podrían creer cómo la entidad financiera había tumbado la propuesta si ellos eran más numerosos. "El único esfuerzo que se le pedía a Novagalicia sería refinanciar un crédito sin riesgo, que está garantizado por Afigal, que apoyaba totalmente la viabilidad de la empresa. No iban a sufrir ninguna consecuencia negativa de esta situación", añade una persona que siguió de cerca el proceso.

Pero se juntaron el hambre con las ganas de comer. El banco, que está pendiente de la entrada de inversores privados para salir de su propia crisis, necesita capitalizarse urgentemente. En los nueve primeros meses del año ha concedido 3.300 millones menos en créditos. La situación queda como sigue: los administradores dicen que la negativa de la financiera les obliga a entrar en fase de liquidación pese a tener trabajo para los próximos dos años con contratos firmados de dos millones de euros.

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