Crítica:POP | Cansei de Ser Sexy

Pasándolo (requete)bién

El humor, el espíritu burlón y el nulo sentido del ridículo deben ser consustanciales a una banda que se hace llamar Cansei de Ser Sexy. Estas cuatro veinteañeras de São Paulo no pretenden parecer despampanantes, cierto, pero sí francamente divertidas. Su concierto de anoche en la sala Arena se convirtió en una incitación a la sonrisa, en un monumental corte de mangas a los tiempos perros. Buena cosa es eso de pasárselo requetebién. El pacto de felicidad funciona porque las primeras en disfrutar de la fiesta son ellas mismas. La contundente Lovefoxxx ejerce de lideresa arrolladora, capaz de co...

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El humor, el espíritu burlón y el nulo sentido del ridículo deben ser consustanciales a una banda que se hace llamar Cansei de Ser Sexy. Estas cuatro veinteañeras de São Paulo no pretenden parecer despampanantes, cierto, pero sí francamente divertidas. Su concierto de anoche en la sala Arena se convirtió en una incitación a la sonrisa, en un monumental corte de mangas a los tiempos perros. Buena cosa es eso de pasárselo requetebién. El pacto de felicidad funciona porque las primeras en disfrutar de la fiesta son ellas mismas. La contundente Lovefoxxx ejerce de lideresa arrolladora, capaz de comparecer con inmensa peluca afro (de la que no se desprendería hasta la cuarta canción), acentuar sus orondos encantos con unos vaqueros minúsculos o lanzarse en plancha sobre el público para luego regresar al escenario con una grácil voltereta. No es una gran cantante, pero sí un animal de escena. Tampoco su mezcla de rock, rap y punk ligero aporta mayores novedades respecto a otros grupos de riot grrrls. Tanto da: el resultado es un festín desprejuiciado en el que la vocalista ha de terminar eludiendo a los más fervorosos ("no puedo besarte en la boca, no te conozco").

Sus compinches femeninas ejercen de malotas, sin pasarse; chicas de camisetas sin mangas con las que compartiríamos trayecto en el Cercanías. Pero los dos únicos representantes masculinos quedan eclipsados, por más que el convulso bajista también quisiera participar de la juerga. Las líneas de bajo son, precisamente, una de las grandes bazas en temas como la trepidante Off the hook o la recién publicada Hits me like a rock, del álbum La liberación (las bombillas se tornaron naranjas, parpadeantes y discotequeras). Antes hubo tiempo de descubrir a That Girl With Dark Eyes, cantante y guitarrista de San Francisco que se parece a Prince en falsete. Sus temas son aún muy parecidos entre sí, pero dos baterías en escena tenían su punto.

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