La lección

UNO DEBE distinguir entre la crítica literaria erudita (normalmente escrita por académicos en la actualidad) y la crítica periodística de las obras nuevas. Hubo una época, no hace demasiado tiempo, en la que ambas clases de crítica compartían un lenguaje común y, a veces, las escribían las mismas personas.

En las últimas décadas, sin embargo, estas dos clases de crítica han seguido caminos diferentes y han dejado de influirse mutuamente, lo cual es lamentable.

La crítica académica se ha vuelto cada vez más especializada y profesionalizada, y emplea un estilo retórico impenetrable...

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UNO DEBE distinguir entre la crítica literaria erudita (normalmente escrita por académicos en la actualidad) y la crítica periodística de las obras nuevas. Hubo una época, no hace demasiado tiempo, en la que ambas clases de crítica compartían un lenguaje común y, a veces, las escribían las mismas personas.

En las últimas décadas, sin embargo, estas dos clases de crítica han seguido caminos diferentes y han dejado de influirse mutuamente, lo cual es lamentable.

La crítica académica se ha vuelto cada vez más especializada y profesionalizada, y emplea un estilo retórico impenetrable para el lector general, mientras que la crítica periodística, aunque suele estar bien escrita, se ha vuelto menos analítica, más personal y sus valoraciones son por tanto más arbitrarias.La crítica es la expresión formal de la conversación informal que se produce continuamente entre los lectores de libros, y debería guiar y enriquecer dicha conversación.

Más información

Un crítico debe afrontar un libro o un autor con un espíritu de justicia y honestidad.

No aprovechar la ocasión para hacer política literaria, hacer un favor a un amigo, lograr vengarse por algún desprecio del pasado o demostrar que uno es más listo que el escritor reseñado. Las propias opiniones sobre la obra, ya sean positivas o negativas, deben estar respaldadas por argumentos y ejemplos que el lector pueda comprender y evaluar.A la hora de informar, orientar, valorar o jerarquizar las obras de entre las miles que se publican, uno puede hacer algunas de esas cosas siendo inteligente y elocuente.

Uno no puede establecer una jerarquía de obras literarias contemporáneas, porque su valor real sólo quedará establecido con el paso del tiempo. Unas pocas obras sobreviven como clásicos, o clásicos menores, pero la mayoría es olvidada.

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