ELECCIONES 2011 | Una jornada marcada por la lluvia

Apóstatas del sistema, 'kit' accesible y muchos paraguas

Cayeron rayos y truenos pero la gente salió a votar pese al mal tiempo. La jornada de ayer, pasada por agua, dio pie a multitud de anécdotas, algún que otro incidente y un fallecimiento. Así, un afiliado al PP, Joaquín García Fort, de 73 años, sufrió un infarto mientras preparaba una paella en la sede del partido en Massamagrell. Además, una joven acabó detenida en Valencia, un apóstata democrático se declaró en rebeldía como vocal en una mesa de Alicante y en Castellón la falta de bolígrafos en un colegio electoral complicó la cosa.

En Picassent, una mujer fue detenida por la Guardia C...

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Cayeron rayos y truenos pero la gente salió a votar pese al mal tiempo. La jornada de ayer, pasada por agua, dio pie a multitud de anécdotas, algún que otro incidente y un fallecimiento. Así, un afiliado al PP, Joaquín García Fort, de 73 años, sufrió un infarto mientras preparaba una paella en la sede del partido en Massamagrell. Además, una joven acabó detenida en Valencia, un apóstata democrático se declaró en rebeldía como vocal en una mesa de Alicante y en Castellón la falta de bolígrafos en un colegio electoral complicó la cosa.

En Picassent, una mujer fue detenida por la Guardia Civil tras presentarse en dos colegios electorales con una papelera y exhortar a otros ciudadanos a tirar sus votos porque, en su opinión, no valían para nada. Según la Delegación del Gobierno, la detención se produjo por resistencia a la autoridad. Otra mujer, vinculada a la asamblea del 15-M en Algirós, Magdalena Sánchez, de 36 años, se acercó hasta su mesa electoral -en el mismo colegio donde votó la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá- para presentar una reclamación contra el sistema de voto. "No me parece un sistema democrático ni representativo", opinó a la salida. La mesa no aceptó su queja pero un interventor le informó de que podía ponerla ante la Junta Electoral Provincial. Y hasta allí se fue.

Una mujer fue detenida por incitar a tirar los votos a la papelera
Un ilicitano nombrado vocal de una mesa no acudió a su cita
La exvicepresidenta Fernández de la Vega volvió a votar en Beneixida
Una indignada trató en vano de registrar una reclamación en su mesa electoral
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Unas horas antes, a las 9.30 horas, un ciudadano alertó a la policía de que cerca del hotel Las Arenas de Valencia se había colgado una bandera con un escudo preconstitucional, que fue retirado. Otra ciudadana demostró su claro afán por votar, ya que cayó en la rampa de acceso a su colegio electoral, se hizo una brecha, y tras ser atendida ejerció su derecho al sufragio.

Al otro lado de la capital valenciana, en el colegio Ciudad de Bolonia, Alba Cudé, vendedora de la ONCE, votó ayer como millones de españoles, sola. Un kit de voto accesible permitió a esta invidente de 31 años ejercer su derecho sin que nadie tuviera que meterle las papeletas en el sobre. "Siempre se ha hecho acompañada de alguien, de tu marido, de tus padres, de alguien. Pero eso, en realidad, no debería de ser así porque el voto es privado", explicó Alba, que llegó acompañada de su marido, Miguel Ángel, su hijo pequeño y su fiel perro guía, Olympia. Alba votó de forma autónoma gracias a un sistema de plantillas en braille que le permitió elegir senadores y diputados al Congreso sin que su voto se distinga del resto. Según la delegada del Gobierno, Ana Botella, se solicitaron con antelación unos 70 lotes de este tipo.

La exvicepresidenta del Gobierno y ahora miembro del Consejo de Estado, María Teresa Fernández de la Vega, acudió a votar a Beneixida, donde está censada.

Alicante fue la única circunscripción valenciana donde los electores pudieron votar sin paraguas. La ausencia de lluvia animó a los alicantinos a acudir de manera masiva a los colegios electorales, que abrieron puntualmente salvo en nueve casos. En algunos sitios, como en Dénia, Gata de Gorgos y El Verger, se debió a la aparición de pintadas incitando a no votar o equiparando la oferta de los partidos mayoritarios. "No votes" o "PP=PSOE", rezaban. Con celeridad, los presidentes de estos colegios consiguieron borrarlas antes de que entrara el primer votante. En otros casos, el retraso se debió a la incomparecencia de miembros de las mesas, algo ya tradicional.

Quien sí cumplió su promesa de "apóstata democrático" fue el joven ilicitano Adrián Vaíllo. Ni acudió a la mesa en la que figuraba como vocal ni ejerció el voto. Optó por irse a presenciar en directo el partido del Elche. "No he ido (a votar ni a la mesa) y, de momento, aquí no ha venido nadie ni me han llamado", explicó.

En otro colegio electoral del centro de la ciudad, una anciana acudió a votar en ambulancia y sondada. Otra que acababa de enviudar, acudió con la tarjeta censal de su difunto marido dispuesta a votar por él. Y una anciana quería votar sencillamente la presidencia de Mariano Rajoy. En la mesa electoral del Ayuntamiento de Alicante, una vocal se quejaba de que este año no les habían dado bocadillos para comer y quería saber el destino del dinero presupuestado para este motivo en las elecciones.

En Castellón, si algo caracterizó la jornada electoral fue la práctica ausencia de incidentes destacables. Ni siquiera en Vinaròs, con calles inundadas, las fuertes precipitaciones provocaron problemas en los centroc. En algunos colegios solo la falta de bolígrafos despertó alguna que otra preocupación. Sin ellos era imposible votar al Senado. "No nos ha llegado ningún bolígrafo y solo nos hemos podido hacer con unos cinco que hemos encontrado por el instituto. Espero que duren", decía un interventor del IES Sos Baynat. En ese mismo centro, un error en las mesas al no separar correctamente el listado por orden alfabético provocó largas colas para votar.

Tampoco los simpatizantes del movimiento del 15-M tuvieron protagonismo en esta ocasión. No se produjo ninguna manifestación más allá de aquellos que presentaron alegaciones ante la mesa por el sistema electoral. "Me veo obligado a votar a sabiendas de que el método d'Hont es un método de reparto de escaños desigual", recogía una de estas reclamaciones realizada en un colegio de Xilxes.

Una de las anécdotas del día la protagonizó un vecino de Castellón que acudió a votar al instituto Ribalta justo en el momento en el que entraba el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. "¡Anda, es el alcalde!", exclamó sorprendido. No tardaron en recordarle que "ahora es el president".

Para otra vecina el día tenía, además, una connotación especial puesto que las elecciones son uno de los pocos momentos en los que se permite el lujo de salir a la calle. "Hemos tenido que acudir al convento de las capuchinas de la calle de Gobernador para llevar a votar a una de sus monjas de clausura que tiene problemas de movilidad", explicaron desde Cruz Roja. A mediodía la organización ya había trasladado a una veintena de personas hospitalizadas o con problemas para desplazarse.

Esta información ha sido elaborado por Cristina Vázquez, Santiago Navarro, Rosa Biot, Ezequiel Moltó y Lorena Ortega.

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