Crítica:crítica | danza

Lágrimas de tequila

El coreógrafo Alberto García, alma del grupo El Curro Danza Teatro, presenta hasta el próximo día 5 en la Sala DT su creación Quiere cantar su alegría, acto despiadado y conmovedor, tierno y autobiográfico en el que se canta, baila y recita a golpe de tequila, corrido y zapateado charro. Son las lágrimas en el Café Voltaire, pues la cita dadaísta (gráfica, aleatoria, en collage) es expresa y consciente desde un poema-río que da lugar a una plástica universal sacada de lo íntimo personal. En un escenario-escultura para solo 12 espectadores, salta un alegato político con la estela ...

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El coreógrafo Alberto García, alma del grupo El Curro Danza Teatro, presenta hasta el próximo día 5 en la Sala DT su creación Quiere cantar su alegría, acto despiadado y conmovedor, tierno y autobiográfico en el que se canta, baila y recita a golpe de tequila, corrido y zapateado charro. Son las lágrimas en el Café Voltaire, pues la cita dadaísta (gráfica, aleatoria, en collage) es expresa y consciente desde un poema-río que da lugar a una plástica universal sacada de lo íntimo personal. En un escenario-escultura para solo 12 espectadores, salta un alegato político con la estela de la emigración forzosa por la Guerra Civil como telón.

Con un crescendo rítmico que encuentra catarsis en el éxtasis comunicativo e inmediato, García obra como rémora sobre el tiempo pasado, hurga y usa el estereotipo mariachi para transformarlo, por artístico, en un sublimizado esencial, trágico (piénsese en Arreola) e irónico hasta la indefensión. Todo adquiere rango escénico de altura, transformación epicúrea de un ser transparente. No hay paliativo, el efecto es brutal, un viaje comprometido a la visibilidad ideológica, al compromiso.

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