Una tasa necesaria
Exhortamos a los líderes del G-20, que se reunirán en Cannes el próximo mes, a que respalden los esfuerzos del presidente Sarkozy para implantar una tasa a las transacciones financieras que ayude a los países pobres golpeados por la crisis económica y para proteger a las personas más vulnerables de las consecuencias del cambio climático. Mientras la comunidad internacional ha estado comprensiblemente ocupada por el torbellino financiero en Europa y en impulsar la recuperación económica, es importante que no olvidemos las necesidades de los más pobres del planeta.
El Banco Mundial estima...
Exhortamos a los líderes del G-20, que se reunirán en Cannes el próximo mes, a que respalden los esfuerzos del presidente Sarkozy para implantar una tasa a las transacciones financieras que ayude a los países pobres golpeados por la crisis económica y para proteger a las personas más vulnerables de las consecuencias del cambio climático. Mientras la comunidad internacional ha estado comprensiblemente ocupada por el torbellino financiero en Europa y en impulsar la recuperación económica, es importante que no olvidemos las necesidades de los más pobres del planeta.
El Banco Mundial estima que 64 millones de personas han sido empujadas a la pobreza extrema como resultado de la crisis financiera desatada por el colapso de Lehman Brothers hace tres años. Y las investigaciones de Oxfam sugieren que la reducción del envío de remesas, de los ingresos por exportación y de los ingresos tributarios han dejado a los países en desarrollo con un agujero presupuestario de 65.000 millones de dólares. Este problema se ve agravado por la reducción de la ayuda al desarrollo, debido a que muchos países ricos están más ocupados en equilibrar su propio presupuesto.
Entretanto, la aceleración del ritmo del cambio climático está dejando a millones de personas al borde de la hambruna, sin viviendas y sufriendo debido a los cambios en la climatología.
Una tasa Robin Hood a las transacciones financieras a nivel global podría recaudar unos 400.000 millones de dólares para buenas causas. Pero la dificultad para llegar a un acuerdo no puede ser utilizada como excusa para la inacción. Por el contrario, los países favorables a esta iniciativa deben presionar implantando su propia tasa. Los críticos no deben argumentar que es inviable -un número importante de países, incluidos Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y Hong Kong ya tienen sus propias tasas a las transacciones financieras-.
La cumbre de Cannes ofrece al G-20 la posibilidad de demostrar que puede asumir el liderazgo económico global en estos tiempos difíciles. Respaldando la recomendación de Bill Gates de una tasa a las transacciones financieras que ayude a los más pobres, demostrará que nuestros líderes están listos para aceptar el reto.