Crítica:MÚSICA | ALTAVEU 2011

Artistas de proximidad

Los años de vacas flacas acostumbran acomodar la mirada a lo que se encuentra próximo. En consecuencia, esta edición de apreturas ha llevado a Altaveu, de por sí un festival con cierta vocación local, a remover las arenas de la escena doméstica, entre las que ha descubierto al que viene siendo uno de los artistas llamado a ser muy comentado. Se trata de Senior, un valenciano impelido por esa actitud propia de quienes tienen historias que contar y son capaces de hacerlo de manera singular todo y que el sujeto de estas historias sea algo tan consabido como el amor. La otra mirada se dirig...

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Los años de vacas flacas acostumbran acomodar la mirada a lo que se encuentra próximo. En consecuencia, esta edición de apreturas ha llevado a Altaveu, de por sí un festival con cierta vocación local, a remover las arenas de la escena doméstica, entre las que ha descubierto al que viene siendo uno de los artistas llamado a ser muy comentado. Se trata de Senior, un valenciano impelido por esa actitud propia de quienes tienen historias que contar y son capaces de hacerlo de manera singular todo y que el sujeto de estas historias sea algo tan consabido como el amor. La otra mirada se dirigió a Za, una de las bandas más espasmódicas y físicas que se mueven por la escena barcelonesa.

ALTAVEU 2011

Antònia Font, Senior i el Cor Brutal, Za. Sant Boi, 10 de septiembre

En la jornada del sábado del festival, esa doble mirada se complementó con Antònia Font, quienes inauguraron un nuevo espacio, que, situado en los jardines del antiguo ateneo, se antojó idóneo para conciertos al aire libre y que promete grandes momentos una vez que los presupuestos vuelvan a permitir producciones adecuadas. De paso, esta ubicación acaba con la gratuidad que acompañaba a las actuaciones en la plaza de la Vila, uno de los grandes problemas de la música en directo en Cataluña -aquello que no se paga tiende a perder valor a los ojos del espectador, que se indispone a los esfuerzos económicos por consumirlo-.

Pese a las limitaciones técnicas pareció que las baladas y medios tiempos del grupo resultaron idóneos para ser escuchadas en lugares así, bajo la luna y con toda la comarca a los pies, incendiada por la iluminación nocturna.

Pero centrándonos en los conciertos del recoleto teatro de Cal Ninyo, otra de las ubicaciones del festival, Senior, que presentaba su segundo disco aún sin editar, deshojó un cancionero tierno y emotivo en clave de rock americano -en ocasiones se ha definido a lo que hace Senior como "valenciano"- y sustanciado en canciones tocadas por la varita de la sensibilidad.

Tiene un fondo delicado Senior, que como letrista resulta imaginativo y como intérprete al frente de un grupo bien singular, imprevisible. Será un artista del que seguramente se oirá hablar.

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El remate a la velada lo puso el dúo Za, un grupo que hace pauta de la tensión generada por batería y guitarra -en ocasiones se añade trompeta además de todo un arsenal de efectos-. Como Senior, acabaron haciendo de la platea una ampliación de escenario, sorprendiendo a un público que tenía la expresión de estar asistiendo a una revelación.

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