Cartas al director

El valor de la enseñanza

Los buenos profesores que tuve no solo me formaron, además marcaron a fuego lento una forma de ser a la que seré fiel. Hicieron que fuera constante, humilde en mis éxitos, grande en mis derrotas; que buscase la perfección aunque no la encontrase; comprender el significado de la libertad como la libre toma de decisiones, asumiendo la responsabilidad de mis actos sin menoscabar los derechos de mis semejantes; me enseñaron a fijarme un objetivo y luchar por conseguirlo, subir montañas en vez de bajar cuestas, a pensar por mí mismo frente a los que aceptan una opinión general, el saber diferenciar...

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Los buenos profesores que tuve no solo me formaron, además marcaron a fuego lento una forma de ser a la que seré fiel. Hicieron que fuera constante, humilde en mis éxitos, grande en mis derrotas; que buscase la perfección aunque no la encontrase; comprender el significado de la libertad como la libre toma de decisiones, asumiendo la responsabilidad de mis actos sin menoscabar los derechos de mis semejantes; me enseñaron a fijarme un objetivo y luchar por conseguirlo, subir montañas en vez de bajar cuestas, a pensar por mí mismo frente a los que aceptan una opinión general, el saber diferenciar lo correcto de lo que está mal.

Por todo ello, comprendo que sean una seria amenaza para el mantenimiento del Estado del bienestar de los políticos, familiares y amigos que nos ofrecen, a cambio de un voto, triunfos sin lágrimas, nos llenan de miedo haciéndonos creer que un futuro sin ellos no es posible, enfrentándonos los unos con los otros.

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