Ardiente y goloso

Pese a abrazar Zamora, bañar gran parte de sus tierras en el río Duero, poseer viejos viñedos, algunos centenarios, sobrevivientes del abandono, sobre diversidad de suelos a 750 metros, la zona vitivinícola Tierra del Vino de Zamora ha sido considerada el pariente pobre de la DO Toro, la de los tintos poderosos. Así son las cosas cuando impera la desidia y se impone el fatalismo agrario. Pero ha bastado que se instalaran en la zona algunas bodegas con visión y ganas de hacer bien las cosas para que comience a cambiar el panorama.

Entre todas destaca Viñas del Cenit, parte del ambicioso ...

Pese a abrazar Zamora, bañar gran parte de sus tierras en el río Duero, poseer viejos viñedos, algunos centenarios, sobrevivientes del abandono, sobre diversidad de suelos a 750 metros, la zona vitivinícola Tierra del Vino de Zamora ha sido considerada el pariente pobre de la DO Toro, la de los tintos poderosos. Así son las cosas cuando impera la desidia y se impone el fatalismo agrario. Pero ha bastado que se instalaran en la zona algunas bodegas con visión y ganas de hacer bien las cosas para que comience a cambiar el panorama.

Entre todas destaca Viñas del Cenit, parte del ambicioso proyecto Avante Selecta, la increíble aventura de Manuel Jove que agrupa diez bodegas en seis denominaciones de origen y tres zonas geográficas. Todos sus vinos se basan en la misma idea: modernidad y personalidad. Para eso seleccionan los viñedos, generalmente de bastante edad, apropiados para tan altas miras, básicamente de variedades autóctonas. En este caso, cepas centenarias de tempranillo, plantadas directamente en terrenos de gravas y arenas, sobre una profunda capa de arcilla roja. Sostén idóneo, junto al clima continental seco, para obtener vinos tan expresivos como este Cenit 2008, muy afrutado y tánico, pero fresco, con el terruño y la mineralidad como señas de identidad. Aunque algo ardiente, el goloso baño de pequeños frutos maduros forma un elegante buqué con el cedro y las especias. Y se expresa en una potente pero refinada textura. Un vino de transición, a la espera del soberbio 2009, que aún sigue reposando en la bodega.