Cartas al director

Israel, Palestina y Siria

Al Asad siempre ha sido enemigo de Israel, sobre todo desde que el Estado hebreo ocupa los Altos del Golán. Israel clama que es una democracia rodeada de dictaduras.

Hoy Israel podría alegrarse porque hay revueltas en Siria para hacer caer a Al Asad y para democratizar el país pero, paradójicamente, ahora defiende al dictador. No quiere que le pase lo mismo que a Mubarak, ya que teme que una Siria democrática podría rechazar la ocupación del Golán y, a la vez, ser activamente solidaria con los palestinos. Seguro que los intereses de Israel han pesado para que, con Al Asad, no se haya a...

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Al Asad siempre ha sido enemigo de Israel, sobre todo desde que el Estado hebreo ocupa los Altos del Golán. Israel clama que es una democracia rodeada de dictaduras.

Hoy Israel podría alegrarse porque hay revueltas en Siria para hacer caer a Al Asad y para democratizar el país pero, paradójicamente, ahora defiende al dictador. No quiere que le pase lo mismo que a Mubarak, ya que teme que una Siria democrática podría rechazar la ocupación del Golán y, a la vez, ser activamente solidaria con los palestinos. Seguro que los intereses de Israel han pesado para que, con Al Asad, no se haya actuado como con Gadafi. Solo se han hecho declaraciones de protesta y un bloqueo económico que no impide una represión para aplastar la revuelta que ya ha causado más de 1.700 muertes.

El 20 de septiembre, Palestina reclamará a la ONU la admisión como Estado miembro, con las fronteras de 1967, para en un futuro poder negociar con Israel de igual a igual. La situación actual, además de insostenible, es moralmente abyecta. Israel debe entender que no se puede admitir nada que no sea dar pasos en la dirección del respeto a los derechos humanos para todos.

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