CLIC CLAC | TOUR 2011 | Segunda etapa

Tu equipo y tú, tú y tu equipo

Viento fuerte en La Vendée. Viento del nordeste agradable para refrescarse, pues el calor comienza a ser agobiante, pero desagradable -incluso cuando sopla a favor- para una contrarreloj por equipos. El recorrido era un bucle en Les Essarts en el que se circulaba hacia el oeste y se daba una media vuelta hacia el este. A la mitad del trayecto, un pequeño tramo hacia el suroeste para volver por otra carretera en sentido paralelo a la anterior. Es decir, viento lateral favorable al principio, totalmente favorable en la fase intermedia y lateral contrario en la final.

Según cruza la meta, ...

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Viento fuerte en La Vendée. Viento del nordeste agradable para refrescarse, pues el calor comienza a ser agobiante, pero desagradable -incluso cuando sopla a favor- para una contrarreloj por equipos. El recorrido era un bucle en Les Essarts en el que se circulaba hacia el oeste y se daba una media vuelta hacia el este. A la mitad del trayecto, un pequeño tramo hacia el suroeste para volver por otra carretera en sentido paralelo a la anterior. Es decir, viento lateral favorable al principio, totalmente favorable en la fase intermedia y lateral contrario en la final.

Según cruza la meta, pregunto a Bauke Mollema (Rabobank) por el viento. "No lo sé. Ni siquiera me he enterado de si soplaba. Yo iba a rueda de mis compañeros, protegido. Cuando me tocaba tirar, hacía todo lo que podía hasta perder velocidad y entonces me iba atrás a recuperarme de nuevo". Actitud pragmática, sin duda, y confianza ciega en sus compañeros, que, por cierto, terminaron contentos: séptimos, a 12 segundos del ganador, Garmin-Cervelo.

En la cultura anglosajona está más arraigado el valor del trabajo conjunto, de todos y para todos

Llama la atención que nos encontremos con los cuatro equipos norteamericanos entre los seis primeros: primero, segundo, quinto y sexto. Y al único británico, intercalado entre ellos: tercero. Mi interpretación es que, al margen de la calidad de sus corredores, está más arraigado en su cultura el valor del trabajo en equipo. Trabajo del grupo por y para el grupo, que, si se transforma en victoria, constituye una victoria colectiva, de todos y para todos. El mayor beneficiado, sin duda, será su líder, en este caso Hushovd, que, gracias a su esfuerzo y el de sus compañeros, se ha aupado al liderato. Pero esto es solo un efecto colateral a la victoria del equipo.

En otras culturas, en otras formas de entender el ciclismo y su organización, no es que no se valore el trabajo en equipo, sino que se entiende de otra manera diferente. El ciclismo se entiende como un deporte individual que se articula en equipos. Si en un equipo hay un líder definido -siempre lo hay-, tal día como ayer, todos sus compañeros dan lo mejor que tienen dentro para que su líder salga beneficiado o perjudicado en la menor medida posible. En los equipos anglosajones, el ciclismo se entiende más bien como un deporte de equipo en el que quienes vencen son las individualidades. Una diferencia sutil que no es solo semántica, pues acarrea una filosofía de trabajo distinta.

Pero, claro, en este ciclismo globalizado nos encontramos con que los equipos, independientemente de su nacionalidad, están compuestos por corredores de variados orígenes. Por eso, cuando fichas por un nuevo equipo, tienes que estar muy atento al principio a esos pequeños detalles que te indican la filosofía del equipo. Y, si en vez de un nuevo equipo, es un equipo nuevo, quizá incluso tú, en tu modestia, puedas aportar algo interesante a la personalidad que se está formando en ese equipo.

A partir de aquí, ya siempre veremos victorias de individualidades. Se terminó la única disciplina colectiva. Así que los agraciados, que interpreten sus victorias como quieran. Yo me conformo con disfrutarlo. Y espero que lo mismo por ahí fuera.

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