ARGENTINA

Riesgo de resaca

Puede que a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, que esta semana ha dado el pistoletazo de salida a su campaña para la reelección, su segundo mandato le parezca mucho menos divertido que el primero. Hasta ahora ha esquivado felizmente a los mercados y a los derechos de propiedad. Pero la inflación, el gasto público y el dinero están aumentando rápidamente y se avecina un déficit por cuenta corriente. Si a eso le sumamos una posible caída de los precios de las materias primas, la fiesta se aguará.

Los ataques de la presidenta a los mercados libres incluyen la nacionalización d...

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Puede que a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, que esta semana ha dado el pistoletazo de salida a su campaña para la reelección, su segundo mandato le parezca mucho menos divertido que el primero. Hasta ahora ha esquivado felizmente a los mercados y a los derechos de propiedad. Pero la inflación, el gasto público y el dinero están aumentando rápidamente y se avecina un déficit por cuenta corriente. Si a eso le sumamos una posible caída de los precios de las materias primas, la fiesta se aguará.

Los ataques de la presidenta a los mercados libres incluyen la nacionalización de los fondos privados de pensiones y el uso de sus activos para financiar el presupuesto del Estado; el despido del jefe del organismo de estadística INDEC, al que había obligado a comunicar lo que parecían unas cifras de inflación amañadas; la apropiación de las reservas de divisas del Banco Central, y unos impuestos de exportación leoninos para los agricultores.

De esta manera, y ayudada por un enorme auge de las materias primas y una vigorosa expansión de la masa monetaria, ha logrado un crecimiento económico que alcanzaba el 10,5% en el primer trimestre de 2011, aunque al financiar un incremento del gasto público que parece todavía más cuantioso, uno se cree más las cifras de la inflación del INDEC. Naturalmente, con semejante historial de aparente éxito, su reelección en octubre está cantada.

Para seguir con sus juegos de manos económicos, Fernández de Kirchner necesita dos cosas de la economía mundial. En primer lugar, los tipos de interés mundiales deben seguir siendo bajos y el dinero debe seguir siendo barato para que incluso los bancos y los inversores que dudan un tanto de la honestidad y el crédito de Argentina sigan prestando e invirtiendo allí. En segundo lugar, el prolongado auge del precio de las materias primas mundiales debe continuar para que la progresiva sangría de recursos del sector público pueda financiarse con el aumento de los ingresos por las exportaciones.

Resulta difícil saber cuánto tiempo pueden seguir dándose ambas condiciones. Incluso ahora, el superávit por cuenta corriente argentino está disminuyendo y se prevé que se convierta en déficit en la segunda mitad de 2011. Pero si gana otra vez, Fernández de Kirchner ocupará el cargo hasta 2015. Eso es tiempo suficiente para que la resaca económica de sus actuales políticas empiece a notarse.

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