Columna

La novia

Hoy lunes el programa matinal de Telemadrid pedirá disculpas por ilustrar con imágenes de las protestas de Grecia sus informaciones sobre las protestas españolas. Habrá que estar atentos a las disculpas, porque a veces estas son peores que el error. Como en otros episodios donde se confunde la televisión pública con la televisión del partido en el Gobierno, Telemadrid haría bien en pedir abiertamente perdón en lugar de pedir, por ejemplo, p-e-r-d-ó-n, así letra a letra, deletreado con asco.

A veces las disculpas suenan peor que el error, como aquellos profesores que te arreaban un guant...

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Hoy lunes el programa matinal de Telemadrid pedirá disculpas por ilustrar con imágenes de las protestas de Grecia sus informaciones sobre las protestas españolas. Habrá que estar atentos a las disculpas, porque a veces estas son peores que el error. Como en otros episodios donde se confunde la televisión pública con la televisión del partido en el Gobierno, Telemadrid haría bien en pedir abiertamente perdón en lugar de pedir, por ejemplo, p-e-r-d-ó-n, así letra a letra, deletreado con asco.

A veces las disculpas suenan peor que el error, como aquellos profesores que te arreaban un guantazo y luego trataban de convencerte de que era por tu bien. Así sonaron las justificaciones de la cadena madrileña cuando en un brindis al espíritu surrealista afirmó que pese a que las imágenes pertenecieran a otro país, el fondo de la noticia era el mismo. Como si el fondo de la noticia fuera algo que pudiera disociarse de la piel de la noticia. Nadie dio la información sobre la crisis del pepino con imágenes de sandías. Por esa regla de tres, el próximo gol de Cristiano Ronaldo podría narrarse mientras se emite uno de Di Stéfano, porque para el caso ambos tantos defendían el mismo espíritu, servir a la victoria del Real Madrid.

La preocupación es saber a qué fondo de noticia, o sería mejor decir fondo de armario, servían las imágenes de las violentas protestas griegas. Obviamente se trataba de dirigir la percepción hacia la deriva agresiva de la protesta. Como si eso nos conviniera más. Y allí donde no se cumplía del todo la ecuación pues bastaba un empujoncito. Sería más sano analizar por qué las protestas frente al Parlamento catalán se convirtieron en un disparate con helicópteros incluidos y en qué medida el descuido de echar gasolina al fuego favorecía una antifotogenia buscada. Harían mal los políticos al mando si pretenden descarrilar el descontento social con trampas o atajos. Son precisamente políticos y mando lo que se está pidiendo en la calle. Soluciones y actitudes que no ganan con trucos. Estamos en pleno proceso de recuperar la seducción, que también es vital en política, y algunos creen que ganan con enseñar las fotos donde la novia sale más desfavorecida, y si no, pintarle cuernos.

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