Crítica:GASTRONOMÍA | CASA CARMINA | LA SEMANA POR DELANTE

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El comensal debe volver a los lugares que sueña, que no son los del crimen, sino los del placer. A aquellos establecimientos de fama indestructible porque su calidad y criterio así lo determinan.

Si se pretende en los alrededores de Valencia comer un arroz hecho con conocimiento del medio y del producto debemos dirigirnos a la incombustible Carmina que desde El Saler proporciona aquello que solicitan foráneos y nativos. Ubicado en una planta baja, cuya decoración oscila entre los muebles clásicos y los cuadros contemporáneos, el local sirve con holgura a los fines requeridos, que no son...

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El comensal debe volver a los lugares que sueña, que no son los del crimen, sino los del placer. A aquellos establecimientos de fama indestructible porque su calidad y criterio así lo determinan.

Si se pretende en los alrededores de Valencia comer un arroz hecho con conocimiento del medio y del producto debemos dirigirnos a la incombustible Carmina que desde El Saler proporciona aquello que solicitan foráneos y nativos. Ubicado en una planta baja, cuya decoración oscila entre los muebles clásicos y los cuadros contemporáneos, el local sirve con holgura a los fines requeridos, que no son otros que conocer de primera mano una cocina que hunde sus raíces en la marjal, en los humedales que surgen de la inmediata Albufera.

CASA CARMINA

Calle Embarcadero, 4. El Saler. Valencia. Teléfono 96 183 00 49

A su advocación el cerebro se ilustra con las anguilas, que aquí preparan de la clásica manera -al all i pebre- y también fritas, lo cual proporciona a la piel un crujiente que contrasta con la suavidad de la carne grasa. También con los suquets, o con cualquier producto marinero, como los calamares o las cigalas, que presentan salteadas.

Pero son sin duda los arroces los platos más celebrados, así sea porque conforman la base del habitual menú: secos o caldosos, de marisco, de sepia y alcachofa, o algunos como el de chipirones, que se preparan previa solicitud anterior a la visita.

En nuestra última visita tomamos uno caldoso, elaborado con rape y setas -en este caso boletus edulis previamente confitados- que le conferían a cada bocado que con ellas tropezaba, un momento puntual de acidez que animaba a seguir comiendo una fórmula tan melodiosa y llena de sosiego como el arroz con un fondo marinero y pequeños trozos de las prietas carnes del pescado.

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Mari Carmen (sentada) y María José, en Casa Carmina.JESÚS CÍSCAR

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