Cartas al director

La restricción de coches oficiales

En los últimos días, mucho se está discutiendo acerca de la necesidad de reducir el número de coches oficiales en las distintas Administraciones públicas.

No obstante, creo, con toda honestidad, que, de manera taimada, los responsables políticos están ofreciendo una impostada actitud de contención en el uso de vehículos oficiales, para ocultar el verdadero problema, que no radica en el uso de esos coches oficiales, sino en el indecente e inadecuado empleo de los llamados "coches de incidencias".

Son vehículos destinados originariamente a satisfacer concretas eventualidades del se...

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En los últimos días, mucho se está discutiendo acerca de la necesidad de reducir el número de coches oficiales en las distintas Administraciones públicas.

No obstante, creo, con toda honestidad, que, de manera taimada, los responsables políticos están ofreciendo una impostada actitud de contención en el uso de vehículos oficiales, para ocultar el verdadero problema, que no radica en el uso de esos coches oficiales, sino en el indecente e inadecuado empleo de los llamados "coches de incidencias".

Son vehículos destinados originariamente a satisfacer concretas eventualidades del servicio, y que, sin embargo, son masivamente usurpados por cuadros medios y altos de las Administraciones -desde secretarios generales técnicos a consejeros, pasando por jefes de gabinete- para los más diversos fines, todos ellos de naturaleza tan espuria como llevar a los niños a la guardería, recoger la compra o salir de copas.

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Que las ramas no oculten el bosque, que los coches oficiales no tapen el verdadero abuso de los vehículos de incidencias.

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