Cartas al director

Un paso adelante

A estas alturas, parece claro que el movimiento de denuncia iniciado mayoritariamente por los jóvenes no es una protesta más. Han dado voz a un rechazo que abarca mucho más que el paro juvenil o los abusos laborales. Han ido al fondo de la cuestión, algo que no es específico de nuestro país, sino de todos los países desarrollados y también, aunque con otra forma de hacerse evidente, de los no desarrollados: que quien manda, quien nos representa, es el poder económico, aunque no les demos nuestros votos, con las consecuencias que conocemos.

Los ciudadanos hemos observado, estupefactos, c...

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A estas alturas, parece claro que el movimiento de denuncia iniciado mayoritariamente por los jóvenes no es una protesta más. Han dado voz a un rechazo que abarca mucho más que el paro juvenil o los abusos laborales. Han ido al fondo de la cuestión, algo que no es específico de nuestro país, sino de todos los países desarrollados y también, aunque con otra forma de hacerse evidente, de los no desarrollados: que quien manda, quien nos representa, es el poder económico, aunque no les demos nuestros votos, con las consecuencias que conocemos.

Los ciudadanos hemos observado, estupefactos, cómo la crisis provocada por ese poder financiero no solo no ha servido para reconducir los errores, sino que ha incrementado la distancia en el nivel de vida de los ciudadanos, entre los que están entregando su hogar a bancos y cajas y los que están acumulando viviendas a precio de saldo para posteriormente ponerlas en venta cuando suban los precios. Lo de siempre, pero más.

No es este un problema de los jóvenes, por gratificante que sea que sus voces hayan sido las primeras en elevar el tono, ni un problema de edad. Es nuestro problema. Es obvio que las soluciones no están a la vuelta de la esquina, ni podrán ser individuales, ni regionales, ni siquiera nacionales; incluso que no sabemos muy bien hacia dónde tirar, pero por algún sitio hay que empezar. Y ahí están los jóvenes, dando un paso adelante. Con alegría y con esperanza. Démoslo también los demás.

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