Análisis:Economía global

La EPA del primer trimestre no trajo buenas noticias

Hay días en los que es mejor quedarse en la cama. El viernes último fue uno de ellos. El INE publicó tres estadísticas importantes y las tres arrojaron malos datos sobre la coyuntura económica española. El avance del IPC de abril dio un aumento de la tasa de inflación de dos décimas, hasta el 3,8%, cuando esperábamos que se mantuviera estable. Habrá que esperar al dato definitivo y al desglose por productos, pero cabe suponer que en este aumento han incidido de nuevo los precios de la energía y de los alimentos, y el distinto calendario de la Semana Santa, que siempre trae aumentos estacionale...

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Hay días en los que es mejor quedarse en la cama. El viernes último fue uno de ellos. El INE publicó tres estadísticas importantes y las tres arrojaron malos datos sobre la coyuntura económica española. El avance del IPC de abril dio un aumento de la tasa de inflación de dos décimas, hasta el 3,8%, cuando esperábamos que se mantuviera estable. Habrá que esperar al dato definitivo y al desglose por productos, pero cabe suponer que en este aumento han incidido de nuevo los precios de la energía y de los alimentos, y el distinto calendario de la Semana Santa, que siempre trae aumentos estacionales de precios del turismo y que este año se ha retrasado a abril. Otro mal dato fue el de las ventas de bienes al por menor de marzo, que siguieron la tendencia a la baja. Corregido el distinto calendario laboral y el aumento de los precios, la media del primer trimestre da una caída en tasa trimestral anualizada del 8%, bastante superior a la que se produjo en el trimestre anterior.

La caída de la ocupación en 150.000 personas es la mayor sorpresa de la EPA, la más negativa de todas Es probable que el máximo de paro se haya alcanzado durante el primer trimestre del año

Pero, con mucho, las cifras más esperadas eran las de la EPA del primer trimestre. Ya sabíamos, por los datos mensuales de afiliados a la Seguridad Social y parados registrados, que el empleo había seguido cayendo y el paro, aumentando, no solo en términos originales, que se ven afectados por la estacionalidad negativa de estos meses, sino también en términos tendenciales, o corregidos de estacionalidad. La EPA ha confirmado estas tendencias, pero dejando algunos datos preocupantes.

Utilizando series desestacionalizadas, que es como se deben de comparar los datos de un trimestre con los del anterior, el paro afectó a 4,79 millones de personas, unas 50.000 más que en el trimestre anterior. Estas cifras son algo superiores, pero no muy alejadas, de lo previsto y de lo que aumentó el paro registrado en media trimestral. La tasa de paro avanzó tres décimas, hasta el 20,8% de la población activa. La sorpresa vino en la evolución de los dos componentes que determinan la cifra de parados, la población activa y la ocupada.

La población activa, es decir, la que trabaja o está buscando empleo, disminuyó en 100.000 personas, rompiendo la tendencia creciente de los trimestres anteriores. La ruptura es tan brusca que puede haber detrás un error de estimación importante, algo consustancial a las estadísticas, especialmente de las obtenidas por muestreo, y que en absoluto quiere decir que la estadística esté mal hecha. De hecho, la EPA española es una de las mejores estadísticas laborales a escala mundial. Parte de la caída de la población activa puede justificarse en la de la población en edad de trabajar (16 a 64 años), algo que ya venía observándose en trimestres anteriores, pero que se ha intensificado en este. Pero otra parte supone un descenso de la tasa de actividad, o de participación, es decir, un abandono en términos netos del mercado laboral, algo que solo se había producido en los trimestres centrales de 2009 y que puede estar indicando que aumenta el desánimo de buscar empleo.

Gracias a esta caída de la población activa, el paro solo aumentó en la cifra señalada de 50.000 personas, ya que los ocupados disminuyeron en 150.000. Esta fue la mayor sorpresa, negativa, de la EPA, ya que se esperaba una reducción mucho menor, en función de la evolución de los afiliados a la Seguridad Social, que disminuyeron en unos 50.000. Los errores muestrales también podrían estar detrás de esta notable discrepancia. El caso es que el ritmo de destrucción de empleo, según la EPA, se ha acelerado hasta el 3% trimestral anualizado, cifra que arroja muchas dudas sobre el crecimiento del PIB en el primer trimestre del año.

Tras estas cifras sorprendentes, las previsiones para los próximos trimestres se complican. En términos originales es casi seguro que el paro descenderá significativamente en el segundo y tercer trimestres, y aumentará en el cuarto. Pero en términos tendenciales, es más difícil de precisar. Si la población activa continúa descendiendo, es probable que el máximo nivel de paro se haya alcanzado en este trimestre [gráfico superior derecho]. En todo caso, su descenso será muy modesto, apenas apreciable.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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