MUNDIAL DE F-1 | Gran Premio de China

El secreto, cuidar los neumáticos

La trascendencia del manejo de los neumáticos quedó ayer al descubierto en China. No basta con tener el coche más rápido o el mejor piloto, hay que conservar los neumáticos para poder llegar al final de las carreras en condiciones de seguir luchando y defendiendo las posiciones. Fue la gran lección que concedió la tercera carrera del Mundial. Había que acertar con la estrategia, pero para ello era indispensable precisar mucho sobre el rendimiento que cabía esperar de los neumáticos.

Red Bull creyó que a Vettel le bastarían dos entradas al taller porque adquiriría la ventaja suficiente p...

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La trascendencia del manejo de los neumáticos quedó ayer al descubierto en China. No basta con tener el coche más rápido o el mejor piloto, hay que conservar los neumáticos para poder llegar al final de las carreras en condiciones de seguir luchando y defendiendo las posiciones. Fue la gran lección que concedió la tercera carrera del Mundial. Había que acertar con la estrategia, pero para ello era indispensable precisar mucho sobre el rendimiento que cabía esperar de los neumáticos.

Red Bull creyó que a Vettel le bastarían dos entradas al taller porque adquiriría la ventaja suficiente para ser inalcanzable. Pero no calculó bien hasta qué punto el deterioro de sus neumáticos duros le acabaría afectando. En la parte final de la carrera, Hamilton, que había cambiado por tercera vez a 17 vueltas de la conclusión, le sacó un segundo por vuelta, a pesar de llevar los mismos neumáticos duros. Eso sí, los del alemán llevaban siete vueltas más a cuestas. También Button redujo distancias y pareció tener asegurada la tercera posición.

Hasta que surgió la figura de un Webber inconmensurable que, partiendo de la 18ª posición de la parrilla, fue remontando hasta disputar y arrebatar el podio al campeón de 2009. Curiosamente, Webber era el único de los de delante que utilizaba blandos tras su tercera parada. Los colocó a 15 vueltas para la conclusión. Y su escalada fue tan imparable que no solo le permitió pasar como una bala a Alonso, Rosberg y Massa, sino que en la última vuelta superó también a Button y se hubiera convertido en la mayor amenaza de Vettel si la carrera hubiera durado otra vuelta.

Las cuestiones que plantea el final de la carrera son: ¿por qué Webber fue tan superior a Rosberg y Button si ellos también cambiaron tres veces? ¿Y cómo consiguió Vettel acabar segundo, con solo dos paradas? La respuesta es que Red Bull es el coche que mejor cuida los neumáticos, mejor que McLaren y mucho mejor que Ferrari. Y la causa no es otra que el buen diseño de sus coches. El mejor protector de los neumáticos es la carga aerodinámica. Y Red Bull es el monoplaza que más tiene.

Lo que deteriora y estropea los neumáticos son las derrapadas, el sobreviraje y el subviraje porque los sobrecalientan y los van destruyendo. Sin esos problemas, su vida se alarga y su rendimiento es muy superior. La carga aerodinámica es lo que impide que todo eso ocurra. Probablemente, fue gracias a eso y al hecho de que el motor Renault concede la potencia de forma muy progresiva que Vettel solo perdía un segundo por vuelta frente a Hamilton al final, y que Webber parecía imparable.

En cambio, como consecuencia de los problemas aerodinámicos que está arrastrando Ferrari, tanto Felipe Massa como Fernando Alonso se quedaron sin opciones por el error estratégico de su equipo de llevarles a dos paradas. Todas estas circunstancias certifican que, pese a la victoria de Hamilton, Red Bull sigue estando por delante de todos los demás.

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