Crítica:DISCOS

Potiche

Esta comedia de origen teatral destila una de esas bandas sonoras deliciosamente kitsch y contagiosas. Philippe Robin se ha encargado de construir la carpintería original de la película jugando con referencias a los años setenta y compositores como Vladimir Cosma y Ennio Morricone. Junto a los temas originales, una impagable lista de éxitos como si se tratara de una comedia musical. Desde Emmène moi danser ce soir, de Michèle Torr, nuestro corazón se abre de par en par a la variété francesa, y ahí están Sylvie Vartan -Qu'est-ce qui fait pleurer les blondes- o Johnny...

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Esta comedia de origen teatral destila una de esas bandas sonoras deliciosamente kitsch y contagiosas. Philippe Robin se ha encargado de construir la carpintería original de la película jugando con referencias a los años setenta y compositores como Vladimir Cosma y Ennio Morricone. Junto a los temas originales, una impagable lista de éxitos como si se tratara de una comedia musical. Desde Emmène moi danser ce soir, de Michèle Torr, nuestro corazón se abre de par en par a la variété francesa, y ahí están Sylvie Vartan -Qu'est-ce qui fait pleurer les blondes- o Johnny Hallyday -J'ai oublié de vivre-. No podían faltar perlas de la década como las Baccara, Bee Gees o Boney M y aquel irresistible Sunny. Y para redondear, Catherine Deneuve cantando a la vida y a Jean Ferrat, C'est beau la vie, y en un bonus track y repetición, con su exyerno, Benjamin Biolay. Estoy seguro de que esta banda sonora la hubiera firmado el mismísimo Almodóvar, eso sí, con Rocío Dúrcal, Camilo Sesto y Alaska y Dinarama.

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