Análisis:EL ACENTO

Kazajistán, fuera del mundo

Nursultán Nazarbáyev, de 70 años, ha vuelto a ganar las elecciones en su país, Kazajistán, superando incluso las altísimas cifras que obtuvo en su anterior cita con las urnas, en 2005. Si entonces alcanzó el 91,15% de los votos, esta vez ha sido el 95,5%. La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) ha denunciado irregularidades en las elecciones presidenciales anticipadas: pucherazos, recuentos opacos de las papeletas, presiones de las autoridades para que los ciudadanos fueran a votar.

Llama la atención que haya sido la OSCE la que subrayara las chapucerías de esta...

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Nursultán Nazarbáyev, de 70 años, ha vuelto a ganar las elecciones en su país, Kazajistán, superando incluso las altísimas cifras que obtuvo en su anterior cita con las urnas, en 2005. Si entonces alcanzó el 91,15% de los votos, esta vez ha sido el 95,5%. La Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) ha denunciado irregularidades en las elecciones presidenciales anticipadas: pucherazos, recuentos opacos de las papeletas, presiones de las autoridades para que los ciudadanos fueran a votar.

Llama la atención que haya sido la OSCE la que subrayara las chapucerías de estas elecciones democráticas cuando fue precisamente la promesa de aplicar un programa de democratización la que permitió a Kazajistán presidir esta institución el año pasado tras recabar un entusiasta apoyo de varios países europeos, entre ellos España. Sea como sea, los resultados están ahí, y Nazarbáyev, 20 años en el poder, seguirá al frente de este país predominantemente musulmán, el más rico de Asia Central, que tiene 11,5 millones de habitantes en una superficie que es cinco veces Francia.

Las diferencias entre ricos y pobres son en Kazajistán abismales. Y las enormes ganancias que proceden de los hidrocarburos y los metales raros solo las disfruta una minúscula élite que no tiene reparos en hacer ostentación de sus privilegios construyendo palacios cubiertos de mármol. En las elecciones se han enfrentado a Nazarbáyev tres candidatos irrelevantes, hasta el punto de que uno de ellos ha votado por el propio ganador. Una democracia tan irreal como real es la corrupción: el propio presidente kazajo tuvo que enfrentarse hace unos años al marido de una de sus hijas por sus prácticas mafiosas.

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Europa, mientras tanto, sigue cegada por esos hidrocarburos que le pueden salvar la vida cuando el abastecimiento que llega de Rusia pueda complicarse, como ya ha pasado, por los conflictos de esta con Ucrania y Bielorrusia. Tan fuera del mundo como parece, el rico Kazajistán no ha detenido el proyecto de construir una central nuclear en la ribera kazaja del Caspio. El desastre de Fukushima no ha llegado tampoco allí.

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