Los alcaldes luchan contra las colillas

Las ciudades buscan fórmulas para limpiar la calle de restos de cigarrillos

La prohibición de fumar en bares y restaurantes ha dejado huellas muy reconocibles: establecimientos que antes recibían en una bruma permanente y ahora lo hacen libres de humo, veladores rodeados de enormes estufas y regueros de colillas a la puerta de locales de ocio o centros públicos. Según el Ayuntamiento de Granada, al poco de implantarse la ley el número de colillas en las calles había aumentado ya el 50%.

El de Granada fue el primero es poner en marcha una campaña para paliar el incremento de estos residuos. La iniciativa está dando frutos, al menos eso asegura el concejal de Lim...

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La prohibición de fumar en bares y restaurantes ha dejado huellas muy reconocibles: establecimientos que antes recibían en una bruma permanente y ahora lo hacen libres de humo, veladores rodeados de enormes estufas y regueros de colillas a la puerta de locales de ocio o centros públicos. Según el Ayuntamiento de Granada, al poco de implantarse la ley el número de colillas en las calles había aumentado ya el 50%.

El de Granada fue el primero es poner en marcha una campaña para paliar el incremento de estos residuos. La iniciativa está dando frutos, al menos eso asegura el concejal de Limpieza y Mantenimiento, Vicente Aguilera, que estima que se ha reducido entre el 15% y 17% la cantidad de colillas en el suelo. La medida tiene poco más de 10 días de vida y aún no se han instalado todas las papeleras-cenicero previstas. Las zonas de bares, una de las consideradas "puntos negros", aún no cuenta con las prometidas. "Estamos a la espera de ver qué hace el Ayuntamiento o colocaremos ceniceros nosotros", explica el gerente de la Taberna Salinas, en la calle Elvira.

Granada estima que hay un 15% menos de colillas desde que inició su campaña
Muchos hosteleros instalan ceniceros en la puerta de sus establecimientos

Esta especie de tira y afloja entre los empresarios y los gobiernos municipales se repite en otras ciudades. En Jaén, el Ayuntamiento está instalando ceniceros en los nuevos espacios públicos y ha anunciado que extenderá la medida al resto de plazas y parques, pero no a las inmediaciones de bares o centros privados, al entender que deben ser sus dueños los que lo hagan. Algo parecido ocurre en Huelva, donde el gobierno ha colocado nuevos ceniceros, pero solo en sus edificios, y ha recomendado a los dueños de bares que hagan lo mismo.

En Cádiz son precisamente los hosteleros los que han dado el primer paso. Mientras el Ayuntamiento afirma que no tomará ninguna medida contra las colillas, la patronal hostelera observa que muchos empresarios han colocado ceniceros altos junto a las puertas de los bares.

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En Granada, la pionera en plantear la batalla a las colillas, las papeleras-ceniceros ya han llegado a los edificios municipales, bibliotecas y asociaciones vecinales y culturales, pero los comerciantes reclaman más medidas e insisten en que la ciudad vive mucho de la imagen por su tirón turístico. "Por las calles faltan ceniceros, salvo en el centro, centro", reconocen varios fumadores. Ahí es donde el Ayuntamiento tiene previsto trabajar ahora, aunque ya aclaró que no podrá instalar uno a la entrada de cada bar. Por ello demanda la colaboración de otras administraciones y de los empresarios.

El gobierno municipal quiere que los fumadores no tengan excusa para no depositar bien las colillas, por eso plantea adaptar todas las papeleras para recoger estos residuos. Pero en vez de sustituir las 7.000 que hay en la capital por las nuevas papeleres-cenicero, pretende adosarles un cenicero externo y así reducir los costes.

Algo parecido tienen ya muchas papeleras de Málaga y Sevilla desde que entró en vigor la primera ley antitabaco, hace cinco años. En Málaga hay distribuidas por la ciudad 12.000 papeleras que llevan incorporada una chapa para apagar los cigarrillos. En Sevilla, este dispositivo lo llevan 5.609 de las 19.440 papeleras que hay en las calles de la ciudad. Además, ya tras la aprobación de la anterior ley, el gobierno municipal instaló en el centro 131 papeleras con forma de cigarrillo pensadas para recoger las colillas. Con la nueva ley, no se han instaurado nuevas medidas, pero la empresa pública de limpieza, Lipasam, estudia la entrega de ceniceros en comercios, empresas y organismos oficiales, según explica un portavoz de la compañía.

Otra forma de frenar la llegada de la colilla al suelo es la elegida por el Ayuntamiento de Almería, que ha distribuido entre la población 7.000 ceniceros de bolsillo con el lema "Almería limpia, Almería bonita". Pero aunque los Ayuntamientos centren sus campañas en la imagen de suciedad que dan los restos de cigarrillos, el incremento de estos residuos en el suelo no es sólo un problema estético: las colillas tardan un mínimo de tres años en biodegradarse y, además, si son arrastradas por la lluvia hacia las alcantarillas taponan y contaminan el agua, advierte un técnico del Ayuntamiento de Sevilla.

Con información de Marta Soler, Ginés Donaire, Diego Narváez, Lucía Vallellano y Pedro Espinosa.

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