Reportaje:

Póngale los cuernos a la crisis

Plantillas disfrazadas, consultorías de humor, encierros para correr delante de la recesión... Así se vivió el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo

¿Cómo fue ayer su jornada de trabajo? Seguro que para la mayoría no fue una fiesta, aunque era el día para ello. Porque si todo tiene su día, el de ayer fue el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo. Y algunos sí lo celebraron. Con traje, corbata, bombín, periódico y pañuelo rojo. Un encierro por el barrio de Las Letras de Madrid con la crisis como toro.

Como en todo encierro, la cosa fue cuestión de rapidez. Un par de canciones en la calle del Gobernador. "A la crisis la van a mantear", "Al pueblo le pedimos no caiga en depresión, se ría de la crisis el día de la diversión". U...

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¿Cómo fue ayer su jornada de trabajo? Seguro que para la mayoría no fue una fiesta, aunque era el día para ello. Porque si todo tiene su día, el de ayer fue el Día Internacional de la Diversión en el Trabajo. Y algunos sí lo celebraron. Con traje, corbata, bombín, periódico y pañuelo rojo. Un encierro por el barrio de Las Letras de Madrid con la crisis como toro.

Como en todo encierro, la cosa fue cuestión de rapidez. Un par de canciones en la calle del Gobernador. "A la crisis la van a mantear", "Al pueblo le pedimos no caiga en depresión, se ría de la crisis el día de la diversión". Un chupinazo pinchando un globo con un palillo. La apertura del toril. La salida de un cabezudo verde (la crisis). Y carrera calle arriba, calle abajo. Bien rápido que los agentes de la policía metían prisa para reabrir la calle al tráfico.

Algunas empresas celebran fiestas o concursos para sus empleados

Pero la fiesta no terminó ahí. Como auguraban los cánticos, la crisis acabó manteada sobre un gran paracaídas de colores. Otro par de canciones y a disolverse. Eran las once y media de la mañana. Viernes y día laborable. Cada uno a su trabajo.

A Julián Pelacho, uno de los cerca de 30 corredores, aún le esperaba otra fiesta. Había llegado a Madrid únicamente para participar en el encierro. Desde hace tres años deja todos los 1 de abril su empresa de organización y gestión de personal en Valencia para celebrar el Día de la Diversión en el Trabajo en la capital. Mientras, sus compañeros hacen lo suyo a kilómetros de distancia. Todos acudieron con pelucas y disfraces. "A ver quién es capaz de trabajar sin reírse", les retaba desde Madrid su director general o "director en general", como él mismo se define. Cosas del humor.

Porque si algo comparten todos los que se echaron a la calle a correr ante la crisis es la creencia de que hay que incorporar el humor al entorno de trabajo. "Que haya seriedad, pero no solemnidad. Que no se respire miedo", explica Pelacho, de 48 años.

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Él responde cada año a la llamada de Humor Positivo, una consultora especializa en la aplicación del humor en el trabajo. Fundada por Eduardo Jáuregui y Jesús Damián Fernández, la consultora se encarga cada año de organizar la celebración de este día. "En épocas de crisis económica hace falta reflotar la economía emocional", asegura Fernández, que puntualiza que los participantes no son actores, sino empresarios, médicos y trabajadores en general.

Ingeniera informática fue la crisis por un día. Tomás Álvarez no lo dudó cuando Eduardo le propuso el papel. "La gente va al trabajo como si fuera a la cárcel cuando deberíamos tener ganas de ir", dice aún resoplando por el esfuerzo de la carrera. A su lado, Eduardo asegura que la convocatoria ha sido un éxito. Además de las celebraciones callejeras, destaca el compromiso de unas 10 empresas que en los últimos dos años se han sumado a celebrar, cada una a su forma, el día de la diversión. En la central de Balumba (Sevilla) tenían previsto convertir la empresa en un circo con la plantilla disfrazada, en Centraldereservas.com (Aínsa y Zaragoza) pensaban montar una exposición con las fotos más divertidas de los empleados y en Electrolux (Madrid), aunque dentro de un par de semanas por problemas de agenda del presidente, se harán carreras con aspirador y torneos de mus y pádel.

Aunque en España los casos aún son anecdóticos, en Estados Unidos muchas empresas ya lo celebran desde el año 1996 y hasta es una fecha reconocida en algunos calendarios. Así que para recordar que el año que viene no puede ser un día más de mirar nervioso el reloj para salir, recuerde: "Cuatro de enero, tres de marzo, dos de febrero, uno de abril... Al trabajo hemos de ir con la corbata y el bombín". Eso cantaron algunos ayer.

ÁLVARO GARCÍA

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